El Ayuntamiento de Santander recupera un espectacular lucernario

Visto desde el exterior, la única diferencia que van a notar los habitantes de Santander, una vez acabadas las obras de rehabilitación del Ayuntamiento, es la desaparición de las grúas que durante seis meses han formado parte del paisaje visual de la zona más céntrica de la ciudad.
Pero si traspasan las puertas del edificio, descubrirán en el techo del hall una llamativa estructura que proporciona una tamizada pero intensa luz cenital. Se trata del nuevo lucernario, que forma parte de las obras de rehabilitación emprendidas para renovar integralmente la cubierta de este inmenso y ya centenario –al menos en la mitad izquierda– edificio.
Ese lucernario es la parte visible de unos trabajos que son claves para el mantenimiento de un inmueble cuya cubierta venía presentado desde hace tiempo problemas de humedad. Y no solo en la parte más antigua.

Una cubierta nueva

El Ayuntamiento de Santander se construyó en dos fases. Y aunque se mantuvo la misma estética en las fachadas, entre las dos construcciones hay 60 años de diferencia.
Concretamente, en el año 1907 se inauguró la más antigua, que ocupa algo más de la mitad del inmueble actual. Junto a aquel primer edificio, adosada a su fachada Este, se encontraba la antigua parroquia de San Francisco de Asís, una iglesia del siglo XVII que fue derribada en 1936, lo que en 1963 permitió construir la ampliación de la Casa Consistorial, que se inauguró cuatro años más tarde.
Esa diferencia de tiempo entre una construcción y otra hacía pensar que los problemas de humedades, que con el tiempo se han ido manifestando, requerirían distinto tratamiento. Sin embargo, aunque las técnicas de construcción fueron ciertamente diferentes, los problemas que los técnicos de SIEC, la empresa que ha ejecutado la rehabilitación, se han encontrado en ambos casos han hecho aconsejable una renovación integral de las cubiertas.
En la parte más antigua solo estaba previsto cambiar unos 150 metros cuadrados de los 700 del tillado de madera sobre el que se sostenían las placas de pizarra del tejado. Pero al hacer las primeras catas se comprobó que el mal estado de la madera afectaba a toda esa zona del edificio. Una solución de emergencia aplicada en el pasado para evitar las filtraciones de agua, la colocación de una tela asfáltica, había impedido la ventilación del tillado, provocando que la madera se pudriese.
En la parte más moderna del inmueble, el proyecto de rehabilitación ya contemplaba la necesidad de cambiar por entero la cubierta. Aunque estaba construida sobre un forjado de hormigón, lo cierto es que la entrada de agua había deteriorado alguna armadura, hasta el punto de que los forjados estaban apuntalados.
Al final fue necesario cambiar la totalidad del tejado, nada menos que 1.700 metros cuadrados de cubierta. La actual se soporta sobre unos pórticos metálicos colocados sobre los pilares que vienen de la planta inferior. Sobre esos pórticos se han colocado paneles sandwich de madera con un aislamiento de ocho centímetros, y sobre ellos la cubierta, que ya no es de pizarra sino de zinc.

Una obra más compleja

Como ocurre en todas las obras de rehabilitación de edificios de una cierta antigüedad, el alcance de las reparaciones se va descubriendo a medida que se avanza en la demolición. Y más cuando, como en este caso, la construcción del inmueble se ha hecho en dos etapas separadas en el tiempo. Esto ha añadido dificultades a la finalización de la obra, como cuando ha habido que resolver el encuentro entre las cubiertas de las dos partes del edificio en la vertiente que da al Mercado de La Esperanza, con muros de carga mal alineados y vigas que no iban a ninguna parte.
A pesar de los cambios que ha habido que introducir sobre la marcha, se ha mantenido el presupuesto inicial de la obra, unos 660.000 euros. Curiosamente, la construcción del primer edificio en 1907 costó esa misma cifra, pero de pesetas.
La ampliación de la obra a la totalidad de la cubierta hizo necesaria también la colocación de una segunda grúa en la calle de Los Escalantes, añadiendo algún retraso a la ejecución. Para su colocación, que requirió el uso de micropilotes, hubo que realizar un estudio geotécnico. Estos contratiempos demoraron el inicio de los trabajos hasta finales del pasado mes de noviembre, con el inconveniente que supone el invierno para una obra que se tiene que ejecutar a cielo abierto.

Un nuevo lucernario

La aportación más espectacular de los trabajos de rehabilitación es, sin duda, el nuevo lucernario que corona el patio central del edificio. Además de sustituirse las antiguas placas traslúcidas por otras de policarbonato multicelular, más resistentes, se ha cambiado la estructura metálica que las sostenía. La actual es una cúpula con arcos de aluminio sobre los que se apoyan las placas de policarbonato formando una cámara aislante. Sobre ella se ha colocado un vidrio templado que actuará como protección para que, en caso de granizada, la cúpula no se rompa. Ese vidrio tiene también propiedades de aislamiento térmico. El resultado es una luz cenital difusa pero muy intensa, que confiere una especial luminosidad al patio central.
También se ha actuado sobre los lucernarios del salón de plenos, montando un sistema que facilite su limpieza.
Las obras se han completado con la sustitución de la carpintería exterior de la planta baja del inmueble. Se han puesto nuevas ventanas con marco de aluminio y, sobre todo, se las ha dotado de un vidrio de muy elevadas prestaciones tanto en aislamiento térmico como acústico. Algo que ya han podido apreciar los empleados del Ayuntamiento que trabajan en esa planta. El nuevo acristalamiento también reduce la incidencia de los rayos ultravioleta, dañinos para la salud, prácticamente a cero.

Obras para otra fase

Los trabajos de rehabilitación que se han acometido en esta fase no cubren todas las necesidades de un inmueble con tanta historia como el del Ayuntamiento de Santander. En futuras actuaciones, todavía sin fecha, la Corporación tiene previsto renovar las ventanas de las otras dos plantas y de la bajocubierta. Además, se abordará también una pequeña rehabilitación interior para cambiar algunos falsos techos en la planta más cercana al tejado. Modificaciones que no alterarán la imagen de este histórico edificio pero que lo harán mucho más confortable y funcional.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora