‘El Supremo no esperaba la magnitud cósmica de su decisión’

JUAN ENRIQUE VARONA, catedrático de Derecho Financiero y Tributario:

Juan Enrique Varona, catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Cantabria y exvicerrector, iba a abordar los retos del sistema fiscal español en su charla ante los empresarios del Círculo Empresarial Cantabria Económica, pero se encontró con un incendio imposible de eludir, el que acababa de provocar la sentencia del Supremo sobre quién debe pagar el Impuesto sobre Actos Jurídicos cuando se formaliza una hipoteca. No solo fue muy crítico con lo que ha ocurrido en el Supremo, un organismo que en su opinión no supo canalizar este asunto ni calculó las repercusiones, que Varona no dudó en calificar como “una bomba atómica”. Tampoco dejó muy bien paradas algunas de las decisiones que pretende tomar el Gobierno en material fiscal.


Las penúltimas idas y vueltas del Tribunal Supremo en torno a la sentencia sobre quién debe pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados cuando se escritura una hipoteca coincidieron en el tiempo con la charla que dio el catedrático de Derecho Tributario y Administrativo en el Círculo  Empresarial Cantabria Económica, y Juan Ignacio Varona ya presumía lo que se venía encima: “Es una bomba atómica”.

El profesor Varona desgranó el origen del embrollo ante los empresarios presentes: “Un magistrado del Supremo dicta una sentencia equivocadamente el 23 de diciembre de 2015, diciendo que paga el banco, pero pertenece a la Sala de lo Civil, que de estos temas no sabe tanto, porque lo suyo no es el derecho tributario, y luego se da cuenta de que no ha aplicado el artículo 68 del Reglamento que la Sala de lo Contencioso dice que se debe aplicar, que no es la banca la que paga sino el particular, así que se ve forzado el 18 de marzo a bajar la cabeza y dictar una sentencia rectificando la anterior… Pero van sus compañeros de lo contencioso unos meses más tarde y dicen que cambian todo el criterio de los últimos veinte años.”

Varona se mostró muy crítico con todo el proceso del Supremo, tanto por haber abordado el tema inicialmente en una sala donde no debía haberse visto como por el vértigo posterior del Tribunal, tras cambiar la doctrina, al comprobar la enorme trascendencia económica de su decisión.  (Después de la intervención de Varona, el Supremo volvería a modificarla en Pleno, para dejarlo todo como estaba, originando una nueva polémica).

Si pagaban los bancos, se recaudaría mucho menos por Sociedades

El catedrático de la UC advertía sobre otro efecto inesperado del cambio de doctrina, puesto que, si se repercutía el pago a los bancos y caían en picado sus beneficios también se reduciría radicalmente la recaudación del Estado por el Impuesto sobre Sociedades.

“Yo creo que no se han dado cuenta de la magnitud cósmica que esto suponía y por eso lo han paralizado”, reflexionaba el profesor Varona, poniendo en duda la posibilidad legal de que el propio Supremo revocase una sentencia ya firme, como finalmente ha ocurrido.

Varona había acudido al Círculo Empresarial Cantabria Económica para abordar otro asunto muy distinto, los retos del sistema tributario, como consecuencia de los cambios que pretende introducir el Gobierno.

En su opinión, el primer desafío del sistema fiscal español es restablecer el principio de igualdad tributaria en varios impuestos, especialmente en aquellos que han sido cedidos a las comunidades autónomas, donde se han generado diferencias importantes entre regiones, como ocurre con el Impuesto sobre las Sucesiones. “No tiene sentido que una persona que muriese en el año 2013 en Barcelona pagase X y la que muriese en otro sitio pagase 100 veces menos, por poner un ejemplo, porque la diferencia del nivel de servicios públicos no es cien veces distinta entre un sitio y otro”. Últimamente se ha mitigado un poco, “porque las comunidades autónomas que tenían un Impuesto de Sucesiones tan alto han visto que quedaban en fuera de juego, y han ido rebajándolo, pero aún así las diferencias son espectaculares” explicó Varona, que lamentó que estas diferencias se den incluso entre personas de parentesco relativamente próximo, dentro de la misma comunidad.

El catedrático de Derecho Financiero y Tributario apeló a la seguridad jurídica que debe tener todo ciudadano para poder planificar sus decisiones y consideró que en el terreno fiscal no se da por los muchos cambios que han realizado las comunidades autónomas en poco tiempo y puso un ejemplo: “La misma persona ha podido pagar cien veces más según se haya muerto su madre o su padre”.

Es el caso de Cantabria, donde quien murió en el año 2001 pagó 100 pero si murió en 2003 pagó 1; si murió en 2009 pagó otra vez cien –dependiendo de si la herencia era o no de más de 400.000 euros– y desde comienzos de esta década vuelve a pagar una cuantía muy pequeña.

El patrimonio y la vivienda

Igual de crítico se mostró con Impuesto sobre el Patrimonio, “porque cuando se grava el patrimonio, se está gravando una riqueza que ya tributó previamente por IRPF”, lo que considera un claro ejemplo de doble imposición sobre un mismo hecho.

Es un impuesto que tendría que desaparecer, en su opinión, dado que tampoco puede justificarse ya por la información que aporta sobre la riqueza de los contribuyentes, que Hacienda puede conocer por otras vías, y si no ha llegado a provocar un clamor popular es, en su opinión, porque afecta a capas sociales relativamente reducidas.

Las autonomías, en general, han optado por dulcificarlo mucho y aplicar un mínimo exento de 700.000 euros, como Cantabria, más los 300.000 de vivienda habitual.

El profesor Varona también fue poco complaciente con los impuestos que gravan la vivienda. Salvo las exenciones por reinversión de lo obtenido en la venta de la anterior, “son durísimos”, criticó. Con un IVA del 10% (del 4% si es de protección oficial), una vivienda modesta de 140.000 euros tiene que pagar 14.000 euros de impuesto. “Hay muchas familias que necesitan años solo para acumular esos 14.000 euros del impuesto”, recordó Varona.

Esta agresividad fiscal deja en entredicho, en su opinión, el carácter redistributivo que debería tener la política de vivienda, pero aún consideró más difícil de entender otro gravamen añadido a las transacciones, el 1,5% sobre el importe del préstamo hipotecario que se paga en la región por el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados, algo que “no tiene sentido”, dijo. Y lo justificó: “Grava la riqueza manifiesta al comprar algo, pero ya he pagado el IVA por lo que he adquirido. Y la formalidad ya se la pago al notario”.

Parte de los asistentes al último encuentro del Círculo Empresarial creado por Cantabria Económica, para escuchar al profesor Varona.

Efectos indeseados en Sociedades

Con respecto a las novedades fiscales que prepara el Gobierno de la nación, Varona recordó que pretende reducir del 25 al 23% el tipo del Impuesto sobre Sociedades para las empresas que facturan menos de un millón de euros y se va a establecer un gravamen del 5% por los dividendos que las matrices españolas obtengan de sus filiales en el extranjero. Hasta ahora la repatriación de dividendos estaba exenta, para evitar la doble imposición (esas empresas ya han pagado por esos beneficios en el país donde los han obtenido) y por una razón de política económica, ya que fomenta la exportación de productos desde la matriz a esa filial y, además, España se recapitaliza gracias a esos beneficios de las filiales. Varona teme que el nuevo impuesto pueda acabar con esos dos efectos positivos para el país.

‘La tarifa del IRPF debería ser más plana. Con 60.000 euros de ingresos ya se está pagando el máximo’

Lo mismo ocurre, en su opinión, con la iniciativa para que las grandes empresas tributen un mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades (el 18% para los bancos y petroleras): “Si pido tener un mínimo de tributación del 15% sobre el resultado contable, estoy diciendo: aunque usted haya pagado el impuesto en el extranjero, me da igual”.

Al sumar el nuevo gravamen del 5% con la tributación mínima del 15%, aventuró que bajará la repatriación de capitales. “¿Para qué voy a repatriar un dinero que me puedo ahorrar?”, se preguntó.

Poco rendimiento al subir los tipos de las rentas altas

En cuanto a los tipos del Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas, que subirán del 45% al 47% en las rentas superiores a 140.000 euros y en las superiores a 200.000, del 47% al 49% no puso objeciones, y recordó que en los años 70, con la UCD, superaban el 50%. Lo cuestionable, en su opinión, es la escasa capacidad recaudatoria que puede tener esa medida, porque hay muy pocos contribuyentes en España que superen esas rentas, tan pocos que los técnicos de Hacienda presumen que no deparará más de 150 millones de euros.

Incluso los nuevos gravámenes generan muchas dudas, en su opinión, porque legalmente no pueden nacer de una Ley de Presupuestos, que solo puede modificar impuestos ya existentes, según explicó. El Gobierno ha anunciado que creará un tributo sobre la intermediación y venta digital que afectará a las grandes empresas de Internet que facturen más de más de 750 millones de euros y más de tres en España. Se les aplicará un 3% sobre las ventas, una filosofía con la que sí se mostró de acuerdo: “Las digitales están muy deslocalizadas y deben tributar donde generan valor. En España generan valor y no pagan, por lo que es lógico que se les haga tributar”. No obstante, puso en duda la posibilidad de recaudar 1.200 millones de euros, como se ha estimado, ya que en la época de Montoro se calculó que con esa medida se obtendrían 600.

El director de Cantabria Económica, Alberto Ibáñez, presentó al ponente.

El otro impuesto novedoso sería el de las transacciones financieras, la llamada Tasa Tobin, que grava con un 0,2% las operaciones bursátiles con acciones de grandes empresas.

Con respecto al impuesto sobre el diesel, Varona reprochó al Gobierno que demonice esta tecnología, cuando no está claro que sea peor que la de gasolina, si lo que pretende, simplemente, es recaudar más, en este caso unos 690 millones de euros.


‘En España no hay menor presión fiscal, hay rentas más bajas’

“Muchas veces se dice: la presión fiscal en España es menor que en Europa; por lo tanto, hay recorrido para subir los impuestos. Yo no lo veo así. Creo que cualquiera de nosotros que se enfrenta religiosamente a sus obligaciones tributarias no tiene la sensación de pagar pocos impuestos. Al revés”.

La dicotomía entre lo que piensa el ciudadano y la realidad recaudatoria solo pueden ser producto, en opinión de Varona de dos circunstancias. La primera de ellas sería un fraude fiscal superior a la media (aunque evitó dar credibilidad a las estimaciones). Pero, si es así, se preguntó: “¿Qué razón hay para subir los impuestos? ¿Para que los que ya pagan paguen todavía más por los que no pagan?”.

Varona aventuró una segunda explicación de que se recaude menos en España, que los salarios sean menores a los de aquellos países con los que hacemos las comparaciones. “Si nuestros salarios en vez de oscilar entre los 20.000 y 50.000 euros, con unos tipos de gravamen del 25%, 30% y 35%, corrieran hacia los 90.000-130.000 euros, automáticamente el tipo de gravamen iría del 38% al cuarenta y tantos por ciento”, observó. La conclusión obvia es que, si la presión fiscal es menor en España, es porque los salarios y la renta per cápita también lo son.


La dicotomía entre lo que piensa el ciudadano y la realidad recaudatoria solo pueden ser producto, en opinión de Varona de dos circunstancias. La primera de ellas sería un fraude fiscal superior a la media (aunque evitó dar credibilidad a las estimaciones). Pero, si es así, se preguntó: “¿Qué razón hay para subir los impuestos? ¿Para que los que ya pagan paguen todavía más por los que no pagan?”.

Varona aventuró una segunda explicación de que se recaude menos en España, que los salarios sean menores a los de aquellos países con los que hacemos las comparaciones. “Si nuestros salarios en vez de oscilar entre los 20.000 y 50.000 euros, con unos tipos de gravamen del 25%, 30% y 35%, corrieran hacia los 90.000-130.000 euros, automáticamente el tipo de gravamen iría del 38% al cuarenta y tantos por ciento”, observó. La conclusión obvia es que, si la presión fiscal es menor en España, es porque los salarios y la renta per cápita también lo son.

‘Manda la economía’

El catedrático de la UC desmontó otro mito, el de que los gobiernos de izquierdas suben los impuestos y los de derechas los bajan, al recordar que Zapatero rebajó en 2006 el tipo marginal máximo del IRPF al 43% y la fiscalidad al ahorro “porque la libertad de circulación de capitales estaba presionando mucho a España para que el capital no se marchara a otros países de la UE, como Luxemburgo. Otros estados con distintas ideologías hicieron lo mismo”. En cambio, Montoro tuvo que elevar la presión fiscal a su llegada de una forma dramática “porque estábamos atravesando la peor crisis económica después del crack del 29”. Su conclusión es que “al final, quien manda en el tema fiscal es la economía”, aunque esa tendencia puede que no se cumpla en los próximos Presupuestos “y eso me preocupa”, dijo.

Como experto, cree que España debería tener una escala de tarifas más plana. Aunque los tipos marginales máximos del IRPF no son muy diferentes a los de la mayoría de los países europeos, que están por encima del 45%-47%, y en algunos casos del 50%, su escala suele ser mucho más progresiva. “En Alemania empiezan a pagar el cuarenta y tantos por ciento por encima de los 200.000 euros. En España, con 60.000 euros ya estamos en el tope”, recordó.

‘En materia fiscal, acaba mandando la economía y no la ideología’

En su opinión, un salario de 60.000 euros, que estadísticamente en España no tiene tanta gente, son 45.000 euros netos y no resulta tan holgado para una familia media con unos tipos tan altos. “Lo lógico sería correr la tarifa hacia arriba”, reflexionó ante el auditorio de empresarios.

Su receta para recaudar más no discurre por el camino de la ingeniería fiscal. Es, simplemente, “generar más riqueza”. Así empiezan a entrar en las arcas públicas recursos muy superiores a los que se consiguen con subidas de tipos o con nuevos impuestos, cuya aportación no puede compararse, según recordó, con la “gigantesca” potencia recaudatoria del IVA o del IRPF.

“Yo no creo que la solución esté en aumentar la presión fiscal, sino en hacer reformas estructurales para que la economía vaya mejor. Eso supone automáticamente un acelerón de la recaudación. Y si los tipos de gravamen son muy altos, la fiscalidad te ahoga y se recauda mucho menos. Lo mejor es poner el tipo de gravamen en el 30%, y no en el 40%, porque mucha más gente va a poder ganar dinero y tendrás más recaudación que cuando lo tienes al 40%”, reflexionó.

Estas razones le llevan a suponer que “el margen actual de subida de impuestos es muy pequeño” y España “debería pelear contra el fraude fiscal en lo que se pueda y, sobre todo, generar riqueza”.

Antes de concluir su intervención, el catedrático cántabro también lanzó una advertencia sobre las sombras que se avecinan, ante la posibilidad inminente de que Europa ponga coto a las enormes facilidades financieras que ha dado hasta ahora. “Ha habido una barra libre con el dinero y están advirtiendo a todos los presidentes de los bancos centrales: hagan reformas estructurales porque con la política monetaria no basta. Aprovechen ese dinero para adelgazar la Administración cuando convenga, para invertir en educación, para hacer reformas estructurales, porque el tiempo se va a acabar”. Los tipos de interés empezarán a subir y las consecuencias no se le escapan a nadie, aunque Varona prefirió no avanzarlas.

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