Una planta de biogás generará energía y fertilizantes con purines en Cabezón

Biogenera Innovación invertirá nueve millones

Parte de los purines generados en las explotaciones agrícolas de Cantabria acabarán en una planta que los transformará en biogás, para producir electricidad, y en fertilizantes. La instalación se construirá cerca de la fábrica de cerámica de Reciclados de Cabezón, el principal socio del proyecto y que empleará la energía que genere la planta.


Uno de los principales problemas ambientales de Cantabria, detectados durante la elaboración del Plan de Residuos 2017-2023, es la contaminación de ríos y acuíferos por los purines ganaderos. Un problema común a todas las regiones con una gran presencia de explotaciones de este tipo, no solo por la filtración de los nitratos procedentes de estos residuos orgánicos, sino también por la emisión de gas metano, que produce un efecto invernadero veinte veces superior al del CO2.

Para que lo que ahora es un problema pueda convertirse en un recurso energético, una empresa cántabra, Biogenera Innovación, va a construir una planta de biogás en la que se procesarán los purines junto con fangos procedentes de industrias agroalimentarias de la región. Se construirá en Cabezón de la Sal, muy cerca de la fábrica de cerámica, cuyo actual propietario, Reciclados de Cabezón, es el socio principal de Biogenera.

El proyecto consta de dos fases. La instalación que ahora se va a iniciar podrá tratar hasta 25.000 Tm/año de purines y otros residuos, para lo que va a ser necesario una inversión de unos cinco millones de euros. En una segunda fase se aumentará la capacidad de procesamiento hasta las 70.000 Tm de residuos, para lo que será necesaria una inversión de cuatro millones de euros más. Para el funcionamiento ordinario de la planta se necesitarán entre 15 y 20 personas.

La instalación constará de un sistema de preselección, un alimentador, biodigestores y un proceso de tratamiento de gases. En la fase propiamente productiva habrá un motor de cogeneración (en la parte de generación eléctrica) y un sistema de concentración y tratamiento para la de fertilizante.

Los purines se introducirán en reactores anaerobios con fangos procedentes de industrias agroalimentarias. Se obtendrá así un producto mineralizado que servirá de fertilizante y que será tratado posteriormente para mejorar sus características y conseguir un mayor valor añadido.

Los promotores del proyecto también pretenden innovar, creando un centro experimental para el desarrollo y mejora de los procesos de tratamiento con el que pretenden conseguir fertilizantes de más calidad. Así se logrará reaprovechar un recurso natural y sustituir los fertilizantes organominerales cuya producción Europa pretende reducir.

Energía para la fábrica de cerámica

En ese proceso de codigestión también se obtendrá biogás, que se convertirá en energía eléctrica y calorífica en un motor de cogeneración. El potencial de generación eléctrica será de 1 Mw y esa energía alimentará la fabrica de cerámica colindante, que sustituirá el combustible fósil que ahora utiliza.

Esa proximidad facilita el máximo aprovechamiento energético de esos residuos, otra ventaja que añadir a los beneficios ambientales que supondrá la conversión de los purines en biogás y fertilizantes. Ventajas que son claro ejemplo de la denominada ‘simbiosis industrial’ y un caso práctico de ‘economía circular’, en línea con las actuales directrices europeas.

Uno de los principales problemas ambientales de Cantabria, detectados durante la elaboración del Plan de Residuos 2017-2023, es la contaminación de ríos y acuíferos por los purines ganaderos. Un problema común a todas las regiones con una gran presencia de explotaciones de este tipo, no solo por la filtración de los nitratos procedentes de estos residuos orgánicos, sino también por la emisión de gas metano, que produce un efecto invernadero veinte veces superior al del CO2.

Las plantas de biogás a partir de residuos ganaderos ya son habituales en otros países.

Para que lo que ahora es un problema pueda convertirse en un recurso energético, una empresa cántabra, Biogenera Innovación, va a construir una planta de biogás en la que se procesarán los purines junto con fangos procedentes de industrias agroalimentarias de la región. Se construirá en Cabezón de la Sal, muy cerca de la fábrica de cerámica, cuyo actual propietario, Reciclados de Cabezón, es el socio principal de Biogenera.

El proyecto consta de dos fases. La instalación que ahora se va a iniciar podrá tratar hasta 25.000 Tm/año de purines y otros residuos, para lo que va a ser necesario una inversión de unos cinco millones de euros. En una segunda fase se aumentará la capacidad de procesamiento hasta las 70.000 Tm de residuos, para lo que será necesaria una inversión de cuatro millones de euros más. Para el funcionamiento ordinario de la planta se necesitarán entre 15 y 20 personas.

La instalación constará de un sistema de preselección, un alimentador, biodigestores y un proceso de tratamiento de gases. En la fase propiamente productiva habrá un motor de cogeneración (en la parte de generación eléctrica) y un sistema de concentración y tratamiento para la de fertilizante.

Los purines se introducirán en reactores anaerobios con fangos procedentes de industrias agroalimentarias. Se obtendrá así un producto mineralizado que servirá de fertilizante y que será tratado posteriormente para mejorar sus características y conseguir un mayor valor añadido.

Los promotores del proyecto también pretenden innovar, creando un centro experimental para el desarrollo y mejora de los procesos de tratamiento con el que pretenden conseguir fertilizantes de más calidad. Así se logrará reaprovechar un recurso natural y sustituir los fertilizantes organominerales cuya producción Europa pretende reducir.

Energía para la fábrica de cerámica

En ese proceso de codigestión también se obtendrá biogás, que se convertirá en energía eléctrica y calorífica en un motor de cogeneración. El potencial de generación eléctrica será de 1 Mw y esa energía alimentará la fabrica de cerámica colindante, que sustituirá el combustible fósil que ahora utiliza.

Esa proximidad facilita el máximo aprovechamiento energético de esos residuos, otra ventaja que añadir a los beneficios ambientales que supondrá la conversión de los purines en biogás y fertilizantes. Ventajas que son claro ejemplo de la denominada ‘simbiosis industrial’ y un caso práctico de ‘economía circular’, en línea con las actuales directrices europeas.

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