Las claves de unas elecciones que revolucionan el mapa político regional

AL PP LE DERROTA LA ABSTENCIÓN.— El PSOE sufrió una auténtica huida de votantes –sobre todo de los más jóvenes– tras el 15M, un movimiento inédito que parecía inocuo. No fueron a otros partidos, sino a la abstención y eso provocó una auténtica catástrofe electoral para los socialistas en ayuntamientos y autonomías y, pocos meses después, su salida del Gobierno nacional. La abstención abarató el poder, de forma que el PP consiguió una mayoría absoluta con una cosecha de votos apenas superior a la que había tenido cuatro años antes. Ahora ha ocurrido algo parecido pero a la inversa. El votante del PP se ha quedado en casa. No se ha echado en manos de Ciudadanos, como se presumía en las encuestas, sino que directamente ha optado por no votar. En estas elecciones la participación ha sido baja, y en Cantabria aún más. Así, con un mal resultado, el PSOE podrá volver a formar gobierno con el PRC, auténtico triunfador, porque ha sabido conservar sus votos a pesar de la nueva competencia de Ciudadanos y Podemos.

MÁS DESGASTE QUE EN OTRAS REGIONES.­­– En Cantabria el PP ha vuelto a ganar, lo que no tiene poco mérito cuando esto ocurre vez tras vez, pero ha perdido 14 puntos, bastante más que en otras regiones (la media nacional ha sido de 10). Es una pérdida de votos demasiado abultada para una comunidad donde el partido no ha aparecido envuelto en escándalos de corrupción. El PP tendrá que reflexionar sobre cuál ha sido el factor diferencial, pero probablemente tenga que ver con el modo de gobernar de Ignacio Diego. La personalidad del hasta ahora presidente también impide la opción B, la del Gobierno en coalición, por lo que la victoria resulta completamente estéril.

LOS EMERGENTES NO TIENEN LÍDERES LOCALES.– En Madrid muchos electores que no hubiesen votado Podemos han entregado su sufragio, sin embargo, a Manuela Carmena, que les inspira confianza. Podemos y Ciudadanos no tienen otros líderes locales relevantes y eso les ha penalizado en Cantabria. Ni los votantes del PP han querido apostar por unos candidatos de Ciudadanos absolutamente desconocidos para la opinión pública ni los del PSOE e IU hicieron otro tanto con Podemos. De haber tenido los emergentes candidatos con más notoriedad, el resultado hubiera sido bastante más parecido al que auguraban las encuestas.
EL VOTO DEL PP SE HA AVEJENTADO.– Superar la barrera de los 150.000 votos como consiguió el PP varias veces en Cantabria parece cada vez más difícil, por motivos meramente biológicos. Los sondeos del CIS dejan constancia de que el grueso de sus votantes está por encima de los 55 años. El problema es parecido, pero no tan grave, en el PSOE. Eso quiere decir que sus electores tienen una tasa de mortandad muy alta y no se reponen. En la franja de edad entre 18 y 24 años, es decir la de los más jóvenes sólo cuatro de cada cien pensaban votar PP, según la encuesta del CIS.
El PP y el PSOE quizá no quieran reconocerlo, pero ha llegado otra generación y, con ella, la tercera refundación de la democracia, con nuevos agentes políticos cuya importancia a medio plazo está por ver.

NO SE GANAN MÁS VOTOS POR ESCORARSE MÁS A LA DERECHA.– Los ultraliberales de Esperanza Aguirre se han hecho fuertes en muchos periódicos y dejaron entender que el PP perdía fuerza por haber abandonado a sus colectivos tradicionales. No es un grupo muy numeroso pero sí muy influyente, porque controla a muchos comentaristas políticos y eso creó, por ejemplo, la expectativa de que Aguirre era la mejor candidata posible para Madrid, la única que podía reagrupar a toda la derecha. La realidad era muy distinta. Aguirre ni siquiera consiguió igualar en su feudo los votos que consiguió su compañera-rival Cifuentes para el Gobierno, algo que la propia Cifuentes se ha encargado de airear después de haber sido ninguneada por la lideresa. Ahora ha quedado patente que una candidata como Aguirre puede restar más que sumar, puesto que su alto índice de rechazo mueve de su asiento a muchos votantes de otros partidos que deciden no abstenerse sólo para evitar que ella gane.

TAMBIÉN SE PIERDEN VOTOS POR LA DERECHA.– Quizá no sean muy numerosos pero si han podido resultar vitales en el caso del Ayuntamiento de Santander. Son los votos de los que no perdonan al PP el no haberse atrevido a reformar la Ley del Aborto. Tanto De la Serna como Diego están convencidos de que su abstención les ha hecho mucho daño.

EL ÍNDICE DE RECHAZO ES TAN IMPORTANTE COMO EL DE ACEPTACIÓN.– Los fabricantes de cualquier producto saben muy bien el efecto demoledor que puede tener un alto índice de rechazo. En política, sin embargo, no se ha tenido suficientemente en cuenta y en esta ocasión ha pesado mucho en los resultados. A Diego le ha perjudicado su punto de agresividad y un talante poco dispuesto a aceptar las iniciativas ajenas, lo mismo que le ha ocurrido a Aguirre. El PP tendrá que renovar sus candidatos y buscar otro perfil. En concreto, el de Diego no vende lo suficiente, como se puede comprobar al comparar la diferencia de votos que ha habido entre la candidatura suya y la municipal del PP en muchos ayuntamientos.

LAS BASES DEL PP NO PERDONAN EL DESEMPLEO.– Hay colectivos sociales en Santander vinculados al PP desde su creación que esta vez no han votado a su partido de toda la vida e, incluso, que han promocionado la abstención entre sus conocidos. Pertenecen a una alta burguesía que no tiene problemas económicos pero que no encuentra un futuro esperanzador para sus hijos. Una y dos generaciones atrás podían incorporarse sin problemas a la empresa de la familia o a la de cualquiera de sus amistades pero esa red de seguridad ha desaparecido. Las empresas e instituciones ya no pueden contratar o han pasado a estar controladas desde fuera y la burguesía local se encuentra con el mismo problema de empleo para sus hijos que todos los padres. A medida que pasan los años sin que ese problema se resuelva se han ido haciendo más hostiles al PP.
Diego, además, nunca ha sido santo de la devoción de ese Santander ‘STV’, que ya cuando fue nombrado presidente del PP cántabro hubiese preferido alguien más vinculado a las familias ‘de toda la vida’. Ese desafecto larvado ha aflorado en las urnas y lo va a hacer aún más a la hora de pedir cuentas.
YA NO SOBRA EL DINERO PARA LAS CAMPAÑAS.– En elecciones anteriores los partidos locales se han llegado a gastar hasta veinte veces más de lo que justificaban ante la Junta Electoral, es decir, de lo legal, porque hay miles de rendijas por las que pueden disimular esos pagos. Pero no solo hay que buscar la forma de disimularlo; también hay que conseguir el dinero y esta vez los pozos se han secado. Prácticamente no quedan constructores, que eran los principales donantes, ya que son los sectores más regulados por las licencias los que necesitan del favor político.
Tampoco es tan fácil encontrar recaudadores, un proceso para el que antes se presentaban numerosos voluntarios, puesto que se quedaban con una sustanciosa comisión. Los muchísimos procedimientos penales por financiación ilegal de los partidos hacen que ahora tanto los que daban como los que recibían se tienten la ropa antes de volver a las andadas.
Si a esto se añade el bajo nivel de actividad económica, que hace menos apremiante conseguir una licencia o una recalificación es entendible que se hayan reducido mucho los empresarios dispuestos a hacer este tipo de inversiones en campañas políticas.

DESAFECTO DE LOS EMPRESARIOS.– En realidad, el empresariado ha sido crítico con el Gobierno. Durante la campaña, algunas empresas rechazaron visitas del presidente regional, poco dispuestas a colaborar en que la política de “hacerse la foto”. Tampoco en las bases de CEOE-Cepyme ha habido mucha sintonía con el PP, porque muchos empresarios, que padecen serias dificultades en sus negocios y no encuentran otra ayuda que la de su propio esfuerzo, consideran intolerables las subvenciones y créditos públicos que ha recibido Nestor Martin.

EL PRC YA NO ES TAN RURAL.– Los regionalistas han estado a punto de lograr algo inesperado, lo que los italianos denominaron sorpasso, es decir, adelantar como un bólido al PP. Un vuelco que nadie pudo imaginar nunca en Cantabria y que demuestra que los partidos localistas, ya sean nacionalistas o regionalistas, no solo no han desaparecido en un mundo globalizado sino que están más de moda que nunca. Y tanto el PP como el PSOE debieran estar preocupados porque los regionalistas hayan dejado de ser una fuerza meramente rural. En Castro, Torrelavega, Laredo, Reinosa y Los Corrales la lista autonómica regionalista ha sido la más votada. En Camargo, Piélagos y Bezana ha sido segunda, a muy corta distancia del PP, y en Santander ha reducido a la mitad la distancia que le sacaba este partido.

REVILLA SE INVENTÓ SU PROPIA FÓRMULA PARA EVITAR EL ‘APAGÓN MEDIÁTICO’.– Miguel Ángel Revilla tenía muy mal pronóstico tras verse obligado a abandonar el poder en 2011. Por edad y por las circunstancias de un partido tan vinculado a su persona, daba la sensación de que su horizonte político estaba agotado. El PP, con su estrategia feroz contra el expresidente, y algunos medios de comunicación regionales que también creyeron poder acabar con él haciéndole desaparecer de sus páginas o de sus ondas desataron un fenómeno inesperado: Revilla se buscó un hueco en las televisiones nacionales, que le dieron una cancha insólita. Revilla llegó a aparecer simultáneamente en prime time en dos de las grandes cadenas. La estrategia le salió rematadamente mal a sus mentores y Revilla resucitó por su propia sagacidad. Lo que el PP podía controlar en Cantabria se le escapaba en Madrid.

EL PP NO TIENE FÁCIL LA SUCESIÓN.– Diego anuncia que no será candidato dentro de cuatro años y eso permite suponer que pronto tendrá que dejar el timón del partido a otra persona, para que tenga tiempo para asentarse y preparar su candidatura. Resulta precipitado especular ahora sobre la sucesión, pero no será fácil. Los dos candidatos previsibles –los números 2 y 3 de su candidatura– son María José Saenz de Buruaga e Íñigo de la Serna y hay dudas sobre su interés por coger el testigo. De hecho, De la Serna estuvo a punto de no presentarse esta vez a la alcaldía de Santander. El PP no ha preparado una nueva generación de reemplazo y, al quedarse sin alcaldes en las ciudades medianas, tampoco tendrá personas con perfil público entre las que escoger. Su único candidato con tirón es Íñigo de la Serna.

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