Las grandes compañías locales empiezan a recuperar el talento cántabro emigrado

Por primera vez, el flujo de profesionales se da en ambas direcciones

Ciudades como Madrid o Barcelona lideran la atracción de talento debido a su fuerte actividad empresarial y a las oportunidades laborales que ofrecen. En cambio, flaquean en el precio de la vivienda o en algunos aspectos de calidad de vida, como el tiempo necesario para acudir al trabajo. Sin talento, las empresas no progresarían. Por eso es tan importante retenerlo y captarlo, una asignatura que Cantabria había venido suspendiendo y que tras la pandemia parece empezar a cambiar. Grandes compañías y entidades de la región buscan perfiles muy concretos que facilita el retorno a casa de profesionales que habían emigrado en busca de mejores oportunidades.


De la Cantabria que expulsaba sus trabajadores cualificados por no tener nada que ofrecerles a la Cantabria que quiere recuperarlos urgentemente. ¿Qué ha cambiado? Quizás, únicamente el tiempo.

En el sistema económico no siempre encaja lo que se produce y lo que se demanda. Ocurre con innovaciones que no cuajan pero reaparecen con éxito años después, y con los puestos de trabajo. En estos momentos hay varios centros públicos y empresas de primer nivel de la región que tratan de seducir a los profesionales cántabros que se fueron para que vuelvan.

La mayoría son empresas de informática, que necesitan más ingenieros, físicos y matemáticos de los que pueden encontrar en la región, sobre todo cuando otra condición ineludible es hablar inglés. Ya hay ocho firmas informáticas cántabras que tienen más de cien trabajadores y para mantener ese ritmo de crecimiento necesitan personal suficiente. Pero no son las únicas.


Del extranjero a Cantabria

Alberto Llera es el responsable de machine learning de Lis Data Solutions.

Alberto Llera, responsable de machine learning (una disciplina del campo de la Inteligencia Artificial que podría traducirse como aprendizaje automático) de LIS Data Solutions, se doctoró en Matemáticas en la Universidad de Radboud (Países Bajos) y desarrolló su carrera laboral en este país hasta que le surgió la oportunidad de volver a Cantabria de la mano de LIS.

“Lo que más valoro es la inesperada oportunidad de volver a mi tierra a realizar un trabajo tecnológico avanzado, que, además de satisfacer mis aspiraciones personales y profesionales, contribuye al desarrollo de jóvenes talentos y al desarrollo económico de la región en sí”, relata.


La multinacional italiana Plenitude, que ha asentado su sede en la región tras comprar Aldro, lanza la caña directamente entre los cántabros que trabajan fuera porque sabe que son los más proclives a dejar Madrid o Barcelona y volverse, ya que aquí su calidad de vida es mayor, sus gastos son inferiores y una gran parte de los emigrantes laborales de la región se plantea retornar en algún momento, algo que no se da con los emigrantes de otras comunidades.

Plenitude ha fichado a más de cincuenta personas en los últimos meses y mantendrá este ritmo por el momento, porque el desembarco en España del gigante italiano ENI, su propietario, no es para jugar en Segunda División, sino para equipararse a las grandes operadoras del país, tanto en clientela como en servicios.

También el Instituto de Hidráulica (IH) tiene abiertas un buen número de plazas para investigadores, con la esperanza puesta en los que se han ido de Cantabria en los últimos años. Y lo hace, igualmente, el Servicio Cántabro de Salud, que no puede cubrir algunas plazas de médicos, sobre todo las de Atención Primaria o Pediatría.

Diversos perfiles

Informáticos, ingenieros, médicos… ¿En cuántas titulaciones nos estamos quedando cortos? En realidad, es un problema que se extiende a bastantes más profesiones: faltan camareros, oficiales de albañilería y de metalurgia, especialistas… Lo que ocurre es que, en estos casos, las empresas se limitan a una espera activa a que aparezcan, sobre todo cuando sus necesidades son estacionales.

Las compañías que tienen más probabilidades de atraer a profesionales cántabros que trabajan en otras regiones son aquellas que pueden ofrecerles una carrera profesional comparable con la que pueden desarrollar allí donde están, y eso solo está al alcance de multinacionales y de las que tienen unos escalafones amplios.


Las ventajas de una multinacional en un ámbito regional

Patricia González y Jesús Fernández del Cotero son dos cántabros que volvieron a la región para trabajar en Ingram Micro.

Desde sus comienzos, Ingram Micro ha puesto un especial empeño en atraer talento cántabro y ha conseguido que vuelvan más de una veintena. La mayoría, desde Madrid, aunque también los ha recuperado de otras ciudades españoles e, incluso, de Inglaterra.

Patricia González, responsable de Recursos Humanos de la compañía, y Jesús Fernández del Cotero, especialista en operaciones de ventas, son dos ejemplos.

Patricia estudió Dirección de Empresas y Turismo en ESNE y antes de concluirlo se fue a Inglaterra para mejorar su dominio del inglés. Al finalizar los estudios, vivió un año en París, donde aprendió francés, y desde allí se mudó a Barcelona, donde hizo un máster de Recursos Humanos, un campo en el que ha trabajado para grandes compañías nacionales.

Sin embargo, quería volver a vivir en Cantabria, “pero en una comunidad tan pequeña como esta, no veía muchas ofertas en mi campo para volver”. Hasta que en 2015 vio una vacante en la por entonces novedosa Ingram Micro. “Solicité el puesto, pasé las entrevistas y decidí aceptar el reto, por ser un gran proyecto, a pesar de que era un campo de actividad (el de las TIC) en el que yo no era experta”, recuerda la que hoy es responsable de Recursos Humanos de la compañía. “Así pude trasladarme a Santander, donde tengo a mi familia y a mis amigos, algo que llevaba deseando mucho tiempo”.

La historia de Jesús Fernández del Cotero es similar pero más reciente. Estudió ADE en la Universidad de Cantabria y pronto se marchó a Madrid a cursar un máster de Auditoría de Cuentas en el Centro de Estudios Financieros (CEF).

Su trayectoria profesional comenzó en la capital del país, en empresas de auditoría y banca, pero fue la llegada de la pandemia y el teletrabajo lo que le llevó a plantearse volver.

“Estuve varios meses trabajando desde aquí y luego tenía que ir un día cada cierto tiempo, pero a medida que se instauraba la normalidad, mis viajes se multiplicaron y era muy cansado. Pero ya no quería vivir en Madrid”, relata Jesús.

“En Cantabria hay pocas multinacionales, pero encontré esta oportunidad en Ingram Micro, que me permitía volver a la tierruca y desarrollarme profesionalmente. Toda una suerte”, comenta feliz.

Aunque lleva poco más de medio año en la compañía, tiene claro que ha tomado la decisión correcta: “He podido volver a Santander, con mi familia y mi novia, y con unas condiciones y unas posibilidades de desarrollo profesional a la altura de un gigante multinacional como es Ingram”, relata convencido.


No es solo una cuestión de salario, aunque es cierto que pocos sectores de la región pueden hacer ofertas equiparables a lo que se paga en Madrid, Barcelona o en el extranjero. Sus destinatarios no estarían dispuestos a volver por mucho menos dinero pero valoran la oferta cuando se acerca a lo que están cobrando o incluso cuando es algo menor, porque saben que vivir en Santander o en Torrelavega es mucho más barato que hacerlo en las grandes ciudades.

El director general de la Cámara de Comercio de Cantabria, Jesús Tortosa, considera que, “si Cantabria quiere retener y captar talento, necesita hacer una transformación de la filosofía de la empresa”. En ese sentido, destaca ventajas como el teletrabajo o la flexibilidad horaria que están ofreciendo muchas empresas en las grandes ciudades y, por eso considera que, “o las de Cantabria se van adaptando a estas tendencias o no podrán captar ni retener talento”.

Y es que los trabajadores cada vez le dan más relevancia a su vida personal y a la forma en la que se les permite trabajar. Algo que puede resultar beneficioso para ambas partes. Un estudio difundido por la Comisión Europea afirma que las personas capaces de compatibilizar su faceta familiar y laboral son más eficaces en sus puestos de trabajo.

Un buen ejemplo de esta filosofía es la compañía Incentro, de matriz holandesa, instalada en Cantabria desde hace doce años, que ha sido reiteradamente galardonada con el premio ‘Great Place to Work’, como una de las mejores empresas del país para trabajar.

Ricardo Gala, managing director de Incentro, destaca que, efectivamente, la filosofía de su compañía gira en torno a las personas. “Para nosotros el talento es la piedra angular de nuestro éxito”, subraya. Por ello, la empresa trata de generarlo, con la incorporación de personas que acaban de terminar la carrera y a las que forman, y de resultar atractivos para perfiles profesionales que, de otro modo, se irían a grandes ciudades.


Una gran trayectoria desde Cantabria

Ricardo Gala, actual director general de Incentro, volvió a Cantabria para incorporarse a la compañía.

Ricardo Gala, director general de una de las oficinas centrales en Incentro España, es un cántabro convencido de que la región tiene un talento y un potencial aún sin explotar. “En Cantabria lo tenemos todo: cantera de primera, calidad de vida, mar y montaña cerca, y una gastronomía increíble” afirma.

Por ello, está convencido de la importancia de convertir Incentro en una empresa referente para la región y captar y fidelizar el talento cántabro –tanto de los que están aquí como aquellos que se han marchado y quieren volver–. Él mismo es un claro ejemplo de este perfil de trabajador que retorna a la región.

Gala se trasladó a Bilbao a estudiar Ingeniería Informática cuando todavía no se impartía aquí esa carrera. Al finalizar sus estudios, comenzó su trayectoria laboral en el País Vasco, donde trabajó varios años. “En cuanto surgió la oportunidad de iniciar la andadura con Incentro, en Santander, no me lo pensé. Volví a mi tierra, a mi ciudad, donde están mi familia y amigos. Para mí, eran razones más que suficientes para volver, pero si además le sumas una oportunidad real de crecimiento en una empresa multinacional de origen holandés que abría su primera oficina en España, era una oferta irrechazable”.

Ya han pasado doce años. Tras los primeros seis meses, Ricardo pasó de ser consultor a team lead (jefe de equipo), lo que le permitió liderar diferentes proyectos durante seis años.

Su siguiente rol, ya dentro del equipo directivo, fue responsable de estrategia y  cuatro años después era nombrado director general, un puesto que le permite desarrollar “un trabajo y proyecto que me apasiona”. “Para mí es un orgullo hablar de Incentro y siempre que tengo la oportunidad lo hago, ya que mi trabajo y mi empresa es algo que me identifica”, asegura.


La táctica  funciona. El 80% de los trabajadores de sus dos oficinas en Santander son cántabros y tienen una edad media de 33 años, lo que quiere decir que saben cómo atraer a los jóvenes talentos. También consiguen retenerlo, algo que es muy difícil para las empresas de Madrid o Barcelona. El tiempo medio de permanencia de sus trabajadores se sitúa en torno a los cinco años, muy alto en el sector, y una prueba de que la plantilla se siente a gusto es que “existe mucha recomendación por parte de los trabajadores de la empresa a antiguos compañeros de la universidad, de anteriores compañías, etc”.

Gala atribuye la distinción de Incentro como uno de los mejores lugares para trabajar y la retención de talento a una jerarquía totalmente plana; un horario flexible que permite compaginar la vida personal con la laboral, y a la formación, “algo que se lleva la persona en su crecimiento personal y profesional y, a su vez, repercute en la calidad del servicio que damos a nuestros clientes”.

Nuevas tecnologías e Investigación

Las compañías que más están creciendo en la región son los mayores polos de atracción de talento, y tienen en común su dedicación al ámbito tecnológico

Una de ellas es la multinacional Ingram Micro, que desde que comenzó su actividad en España en Santander, en 2015, ha protagonizado un crecimiento exponencial de su plantilla. De los 19 trabajadores iniciales ha pasado a más de 400, repartidos entre Santander (230 empleados), Barcelona y Sevilla, y continúa con decenas de vacantes por cubrir.

Otra de las empresas que destaca por su poder de captación es la cántabra LIS Data Solutions. Empezaba su andadura con seis trabajadores en 2017, que pasaron a ser 12 en 2019 y a comienzos de 2022  ya tenía 42. En la actualidad, cuenta con un equipo de 74 personas y tiene tres ofertas de empleo abiertas.

Su estrategia pasa por atraer a profesionales cántabros que se habían marchado “a profesionales de fuera con vínculos familiares con Cantabria y a personas que han venido a estudiar ingenierías a la región y se quedan a trabajar con nosotros”, explica.

También el sector público busca talento

Isabel Bedia, project manager del área industrial en la planta de La Concha de Cantabria Labs.

La atracción de talento no solo viene de la mano de iniciativas privadas. El IHCantabria, un centro de investigación surgido de la colaboración entre el Gobierno regional y la Universidad de Cantabria, vive un proceso de crecimiento que le ha llevado a pasar de los 132 trabajadores de 2018, a 156 en 2020 y 176 un año más tarde.

Ahora tiene 22 convocatorias de contratación abiertas de varios perfiles (personal investigador predoctoral, tecnólogos, técnicos y auxiliares de proyectos), por lo que podría acercarse a los 200 trabajadores en este ejercicio.

“Con estas nuevas contrataciones tenemos la oportunidad de retener, atraer y captar talento. Es una oportunidad para que aquellos profesionales que han tenido que migrar y salir de Cantabria, vuelvan y recuperen su posición aquí, contribuyendo al desarrollo regional y al progreso de la ciencia española”, recalca Raúl Medina, director general de IHCantabria.

Otro caso llamativo es el de Cantabria Labs. Desde que hace cuatro años dejó Adarzo (Santander) para trasladarse al gran centro de investigación y desarrollo que ha construido en La Concha de Villaescusa, ha incorporado a 87 nuevos trabajadores, cántabros en su gran mayoría y varios, retornados.

Es el caso de Miguel Castañeda, un licenciado en Química de Los Corrales de Buelna que optó por desarrollar su carrera profesional en Madrid, donde llevaba 16 años, la mayoría de ellos en grandes industrias farmacéuticas. En 2018, decidió dejar la capital y trasladarse a Cantabria Labs como quality control manager (responsable del departamento de calidad) en la especialización de producto farmacéutico

Similares son las historias de las ingenieras químicas cántabras Isabel Bedia y Noelia Francos.

Noelia trabajaba en la planta de producción de L´Oreal de Burgos y quería volver a Cantabria, pero no fue hasta 2018 cuando le surgió la oportunidad de la mano de Cantabria Labs, donde ahora trabaja como project manager del área industrial y se encarga de nuevos negocios.

Por su parte, Isabel comenzó en el campo de la industria farmacéutica en Alemania y continuó  en Barcelona y Reino Unido. Sin embargo, cuando en 2020 Cantabria Labs contactó con ella no dudó en trasladarse a Cantabria junto a su familia y, desde entonces, es project manager del área industrial en la planta de La Concha.

Son algunos ejemplos de algo cada vez más común: cántabros que retornan a la región para estar más cerca de familia y amigos en busca de una mayor calidad de vida, sin perder la oportunidad de tener buenos sueldos y de desarrollar su carrera profesional.

María Quintana

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