Un invitado más a la mesa de la Concertación cántabra

De los 6,67 millones de euros que este año tiene la CEOE cántabra de presupuesto, 837.000, apenas una octava parte, provienen de las cuotas de los afiliados. El resto llega a través de los cursos de formación y de los proyectos subvencionados por el Gobierno. Y una parte de este dinero está vinculado a la Concertación Social. Un paraguas económico demasiado tentador que ha provocado el efecto contrario al que en su día buscó el Ejecutivo. La generosidad con los recursos públicos, en lugar de aportar solvencia institucional para los beneficiarios, está contribuyendo a provocar desestabilización, al menos en la patronal.
Desde hace dos años, en la CEOE-Cepyme de Cantabria cada votación da lugar a una escisión. Ocurrió tras las últimas elecciones, cuando Fidel González Cuevas, el candidato oficial, acabó perdiendo frente a Miguel Mirones. A los pocos meses, González Cuevas arrastraba tras de sí a José Gómez Otero, vicepresidente en la candidatura de Mirones, y juntos creaban una nueva federación patronal. Eso no acabó de sosegar las aguas internas en la CEOE y ahora, tras la votación en asamblea general de los nuevos estatutos, la patronal del pequeño comercio Coercan, opuesta a este cambio que da un gran poder al presidente, ha encabezado otro movimiento que ha tomado el mismo camino.
En realidad, esta salida es una medida de presión, ya que el objetivo último de Coercan es forzar a Mirones a renunciar al cargo en favor de un empresario de prestigio que no se haya significado con alguno de los dos bandos. No obstante, en un terreno de juego que cambia cada día, esta exigencia ha pasado a ser negociable.

El factor judicial

Antes de la asamblea que aprobó los nuevos estatutos de CEOE-Cepyme en la pasada primavera, el tesorero y presidente de Coercan, Miguel Angel Cuerno, pidió al Juzgado la paralización de esa convocatoria como medida cautelar. Cuerno se había opuesto radicalmente al proyecto de nuevos estatutos que creaban una CEOE presidencialista frente a los fundacionales, en los que el presidente no tenía ninguna capacidad ejecutiva, algo que, como comprobó el anterior titular, Lope Carral, le podía colocar en una situación muy desairada en un conflicto interno, como el que tuvo, por ejemplo, con el secretario general, que en teoría es un ejecutivo contratado.
Mirones, por su parte, defendía la reforma de los estatutos como una imprescindible puesta al día que se limita a seguir la estela de lo ocurrido en otras comunidades autónomas.
La juez no aceptó la petición de suspensión cautelar presentada por Cuerno y la asamblea de socios se celebró con una victoria amplia para Mirones, que obtuvo holgadamente los dos tercios de los votos que se requieren para reformar los estatutos.
No obstante, en el Comité Ejecutivo celebrado por la cúpula de la patronal poco después, Miguel Angel Cuerno comunicó su intención de seguir adelante con su reclamación ante los tribunales y días después, la patronal recibió un oficio judicial en el que se le comunicaba la impugnación de la asamblea por lo que consideraba dos irregularidades. La primera era una supuesta insuficiencia de los votos en favor de la reforma de los estatutos, ya que Cuerno cuestionaba la legitimidad de los emitidos por muchos de los miembros de la Comisión Ejecutiva, en concreto, los representantes de las asociaciones integradas, aquellas que no tienen oficinas ni infraestructuras propias. El presidente de Coercan también consideraba ilegítimo el uso de las delegaciones de voto, por no estar recogidas en los estatutos. En realidad, tanto Mirones como Cuerno hicieron uso de ellas en las votaciones, aunque el primero consiguió muchas más, lo que Cuerno atribuyó en parte “a haber utilizado personal de la patronal para recabarlos”.
CEOE tiene dos tipos de asociaciones en su seno, las afiliadas, aquellas que cuentan con su propia sede social y sus trabajadores, y las integradas, que operan con la estructura de oficinas y personal de la propia Confederación. Esta última fórmula se adoptó en los años 90 para ampliar su representatividad a sectores en los que la patronal no estaba presente o que no estaban organizados por sí mismos. Desde entonces, los representantes de estas asociaciones tuteladas (una treintena) han votado con normalidad en los órganos de gobierno de la CEOE cántabra, si bien es cierto que al no haber rivalidades internas, nunca nadie se planteó si debían hacerlo o no.

Retirada de las representaciones

El pasado 18 de julio, Miguel Mirones informó de la existencia de la demanda judicial de Cuerno al Comité Ejecutivo, que gestiona la organización, y a la Junta Directiva, en la que están representadas todas las asociaciones. La noticia, no por esperada fue mejor recibida por los miembros más próximos al presidente, especialmente los de las asociaciones integradas, que pidieron la dimisión de Cuerno como tesorero y miembro del Comité Ejecutivo y su salida de los consejos en los que representa a la CEOE, con el argumento de que “si él no nos reconoce a nosotros como representantes, nosotros tampoco a él”. Cuerno, por su parte, defendió su derecho a impugnar en los tribunales un cambio de estatutos con el que no está conforme. Después de una reunión muy tensa, se decidió por una amplia mayoría que debía abandonar esas responsabilidades mientras no retirase su demanda.
Dado que no aceptó la condición impuesta, el presidente de Coercan dejaba de representar a la CEOE en varias mesas de la Concertación Regional, en el Orecla y en el Consejo Económico y Social de Cantabria, donde él mismo hubo de presentar la dimisión, ya que los nombramientos, provengan de donde provengan, sólo son revocables por el Gobierno.
Ese fue el punto definitivo de ruptura y la consolidación de un estado de cosas en la patronal cada vez más paradójico, puesto que las asociaciones empresariales de comercio, metal y construcción, por conflictos sucesivos, han ido quedado fuera de las mesas de concertación sectoriales donde se debate y orienta su futuro.

Coercan se va e impone sus condiciones

Si Coercan no tenía prevista su salida de la CEOE antes de producirse ese hecho, demostró una gran capacidad de maniobra, porque sólo catorce días después anunciaba su marcha de la patronal, al tiempo que se hacía con la dirección de cuantos habían abandonado previamente la patronal. Cuerno lograba que se autofagocitara la Federación de Empresarios de Cantabria, creada por Pymetal y la Asociación de Constructores y Promotores –de la que no ha vuelto a saberse nada más– para ser sustituida por una nueva Confederación de Organizaciones y Empresarios de Cantabria (Cecan), de la que el propio Cuerno es presidente.
El desembarco de Coercan en un territorio hasta ese momento rival ha resultado un paseo militar, a pesar de que algunos factores hacían presumir lo contrario, como el hecho de que el presidente de la FEC fuera Roberto Valdés, líder histórico de Unipymec, una pequeña patronal de comercio que compite en su base social con la propia Coercan, o las diferencias personales que hubo en el pasado entre Cuerno y Gómez Otero.
Bien porque la FEC necesitaba a Coercan para salir del punto muerto en que se encontraba o porque Coercan ha demostrado más cintura en la negociación, Cuerno ha conseguido que su federación de Comercio tenga la mayoría en los órganos directivos y ha impuesto un tono muy distinto en los escindidos, menos virulento y más propicio a la negociación. Tanto Gómez Otero, presidente de Pymetal, como González de las Cuevas, líder de los constructores, permanecen en una discreta segunda línea y el cargo de secretario general, que podía resultar un contrapoder del presidente, aunque muy limitado por la mayoría que tiene Cuerno en el comité ejecutivo, se ha dejado vacante.

Saltar la barrera

La nueva Cecan aseguraba el día de su constitución reunir a 57 organizaciones sectoriales y a más de 7.000 empresas de la región y ya ha solicitado estar presente en las mesas de la concertación, algo que la FEC no había conseguido, al no poder demostrar representatividad suficiente.
La FEC se quedó a las puertas, por lo que el cambio de bando de Coercan garantiza a los escindidos el poder alcanzar la condición de entidad más representativa, la misma que tiene CEOE y, por tanto, abrirse las puertas de la Concertación. Una auditoría realizada hace dos años dentro de la CEOE, a instancias de Gómez Otero, que por entonces ponía muy en duda la representatividad de Coercan, le otorgó a ésta el mayor nivel de afiliaciones entre las asociaciones sectoriales, unas 2.500 empresas, por encima de Hostelería (curiosamente, Gómez Otero no permitió luego hacer la auditoría en Pymetal, la sectorial que preside).
Aunque buena parte de los asociados a Coercan son comerciantes autónomos sin trabajadores a su cargo, las empresas con personal por cuenta ajena, que Coercan calcula en más de un millar, serán más que suficientes para rebasar el umbral de entrada en la Concertación Social de Cantabria, en cuyas mesas habrá más invitados. No obstante, la Dirección General de Trabajo tendrá que comprobar esos datos a través de los boletines de cotización a la Seguridad Social antes de levantar la barrera.
Las condiciones para estar presentes en la Concertación no están claramente definidas, pero cuando la FEC pidió participar, Trabajo estipuló que debía representar al menos al 15% de las empresas de la región con asalariados y que estas empresas debían reunir, a su vez, a más del 15% de los trabajadores. La FEC presentó la documentación de 2.200 empresas asociadas –a unas 800 del umbral de entrada– con 24.900 trabajadores –muy cerca del segundo criterio, que se encuentra en torno a los 25.000–. Cecan dice agrupar ahora unas 8.000 empresas y autónomos, frente a 4.000 que calcula en la CEOE que, no obstante, reunirían un número muy superior de trabajadores.

Cecan quiere estar en la CEOE nacional

La nueva patronal no solo aspira a estar en las mesas con el Gobierno y los sindicatos, sino que también pretende integrarse en CEOE España, lo que puede resultar más sorprendente, pero se ampara en un precedente de Aragón. No obstante, las aguas bajan tan revueltas en la CEOE nacional, donde algunos de los dirigentes históricos han pedido la dimisión de su presidente Díaz Ferrán, que difícilmente va a adentrarse en nuevos campos minados.
Con esta solicitud, Cecan parece empeñada en demostrar que su intención última es volver a la CEOE, eso sí, siempre que Mirones deje la presidencia. Pero tanto las reuniones que han mantenido los dos presidentes, como las de personas interpuestas no indican que, bajo esa premisa, pueda haber vías de entendimiento.
La situación no es fácil para ninguna de las dos patronales. Mirones se ha quedado sin disidencia interna que pueda desestabilizarle y ha conseguido un margen de maniobra mucho más amplio del que le daban los viejos estatutos, pero en el Comité Ejecutivo aún quedan varios miembros que no respaldan sus tesis y necesita extender la representación de CEOE a sectores que han abandonado la patronal, como el comercio o la construcción.
Cuerno, a su vez, teme que el presidente de CEOE impulse nuevas federaciones en estos sectores y ha enviado mensajes de que la ruptura del empresariado cántabro entraría en un camino de no retorno si Mirones sigue esa estrategia, como hizo con el Metal. En ese caso, Coercan correspondería con la creación de una federación de hostelería, a partir de los miembros de este gremio que tiene asociados.
Cada una de las federaciones duplicadas tendría la posibilidad de participar en los convenios de sector y le restaría el 50% de los fondos públicos de formación a las ya existentes, lo que provocaría una debacle económica general, dado que esa es la primera fuente de ingresos para todas ellas, además de crear obstáculos cada vez más difíciles de salvar para negociar la reintegración.
Mueva pieza quien la mueva, en el tablero de ajedrez en que se ha convertido el asociacionismo empresarial cántabro cada vez hay menos espacios para nuevas jugadas.

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