Nada es como parece

LOS ALEMANES NO CREEN EN SÍ MISMOS.– Una encuesta entre ejecutivos de seis países europeos indica que el país más competitivo del continente vuelve a ser Alemania, después de las medidas adoptadas por su Gobierno. Hay una opinión internacional unánime sobre la reactivación económica del país, con una curiosa excepción: los únicos que no lo creen, según la encuesta, son los propios ejecutivos alemanes.

MERKEL SUBE LOS IMPUESTOS.– Por cierto, que las medidas del Gobierno alemán no han dejado en muy buen lugar la teoría de que son los gobiernos conservadores los que bajan los impuestos. El Gabinete de Angel Merkel ha subido el IVA del 16 al 19%, para poder rebajar las cuotas de la Seguridad Social a las empresas con el fin de fomentar el empleo. Pero también han subido las cuotas que pagan los trabajadores a la seguridad social y el seguro de jubilación.

MALA MEMORIA.– Hace apenas tres años, en EE UU no se podía hablar del calentamiento global. El Gobierno consiguió que un grupo de profesores universitarios secundasen su tesis de que no hay evidencia científica alguna. Poco antes había conseguido que otro nutrido grupo de científicos pusiese en duda la teoría de Darwin y algunos estados llegaron a impedir que las escuelas pudiesen enseñar la teoría evolucionista. Pero semejante esfuerzo ha tenido poco éxito, al menos en lo climático, a tenor de lo que puede leerse en cualquier análisis, que achaca el descenso del precio del petróleo al calentamiento global. Que la teoría gubernamental no haya calado entre los técnicos o en la opinión pública puede comprenderse, pero lo sorprendente es que la propia Administración utilice este argumento en sus informes, contradiciéndose a sí misma.

ESPAÑA, UN IMAN PARA LOS BILLETES DE 500 EUROS.– Si la economía española creciese como los billetes de 500 euros, batiríamos todos los récords. Cuando se produjo el cambio al euro, hace sólo cinco años, España manejaba 13 millones de billetes de este tipo. El último recuento indica que llevamos emitidos 109 millones y dado que su escasísima circulación apenas exige retiradas por desgaste, cabe suponer que están todos en uso, aunque no se vean. Lo cierto es que, de cada cuatro billetes de 500 euros que hay en los 27 países de la Unión Europea, uno está en España.

LA OPA YA NO ERA CATASTROFICA.– Las decisiones judiciales que se toman en mitad de tormentas políticas suelen ser peligrosas. El Tribunal Supremo paralizó la OPA de Gas Natural sobre Endesa, “por los daños irreversibles para los consumidores” que podía provocar la concentración del mercado energético. La decisión perjudicaba claramente a Gas Natural, pero luego se comprobó que tampoco permitía tramitar la OPA de E.On, al detener todo el proceso. Solución: el Supremo se ha desdicho ahora y ha aceptado la tramitación de la OPA de Gas Natural, que antes consideraba tan peligrosa para el mercado español. Es evidente que su cambio de opinión tiene como fin el desatascar, indirectamente, la de E.On. Resulta igual de llamativo que la decisión del Tribunal haya coincidido en cada momento con lo que demandaba el consejo de Endesa.
LAS TABAQUERAS, NERVIOSAS.– Disminuye el número de fumadores, se acotan espacios libres de humo y cada vez es más complicado hacer publicidad del tabaco. Tres factores, o uno solo con tres circunstancias distintas, que han creado una gran tensión entre las empresas tabaqueras, y no por la reducción de ventas, sino por la dificultad para incrementarlas. Eso está provocando que los ejecutivos de cada compañía afilen los cuchillos en la única dirección que garantiza el crecimiento: comprar otras empresas. El resultado es que quien no se prepara para hacer opas corre el riesgo de ser opado, por lo que ni siquiera hay garantía de continuidad para los seis grandes grupos que copan el mercado mundial, entre los que se encuentra Altadis.

QUE COMPREN OTROS.– El negocio de los sellos ha sido magnífico para Francisco Briones, que montó Forum Filatélico, al menos mientras duró. Pero no por los propios sellos. Según se ha sabido ahora, el propietario de Forum sólo tenía invertidos 3.500 euros en sellos, los productos que comercializaba su compañía y cuya rentabilidad tanto ponderaba. Quizá porque sabía que la única rentabilidad estaba en vendérselos a otros diez veces por encima de su valor real y cobrar por los depósitos.

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