‘Todo el mundo va a conocer a Cantabria’

PEDRO PRADA, jefe de Oncología Radioterápica de Valdecilla e impulsor de la máquina de protones:

Pedro Prada, jefe de servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla y presidente de la AECC en Cantabria, desgranó la revolución tecnológica que vive su unidad y que va a culminar con una máquina de protones capaz de destruir el código genético de las células tumorales, adquirida con financiación privada. El dispositivo costará en torno entre 40 y 50 millones de euros, permitirá atender a unos 500 pacientes anuales y estará operativo previsiblemente dentro de “un año y medio”. El doctor asturiano prevé que Cantabria será un centro de referencia para el cáncer, al convertirse en el primer sistema público en disponer de esta terapia, lo que evitará que los pacientes nacionales tengan que buscar en el extranjero un tratamiento adecuado a sus necesidades y que tendrá un impacto económico en la región.


Durante muchos años, los estudios sobre el desarrollo de la región han insistido en el potencial del Hospital Valdecilla para crear a su alrededor una industria de la salud, pero nunca ha llegado a sustanciarse. El doctor Pedro Prada, impulsor de las numerosas novedades tanto en el aparataje como en las técnicas médicas que ha introducido el Servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla desde su llegada hace seis años puede crear un hito, con la incorporación a su unidad de una máquina de protonterapia que, por su altísimo coste, llegaría de la mano de inversores privados. Con ella, el Hospital será uno de los poquísimos centros europeos (“se pueden contar con los dedos de una mano”, aseguró Prada) que disponen de todo el catálogo de tecnologías aplicadas al cáncer, y eso atraerá a la región a pacientes de otras comunidades y de otros países.

Valdecilla será uno de los pocos hospitales del mundo con todo el catálogo de asistencia oncológica

Unos motivos más que suficientes para que Cantabria Económica invitase al doctor Prada a dar una charla en su Círculo Empresarial. En su intervención, el médico asturiano explicó la operativa del nuevo tratamiento contra el cáncer que una entidad privada ofrece para Valdecilla y que se sumará al acelerador lineal portátil de electrones, con el que ya puede realizar la radioterapia durante las intervenciones quirúrgicas, o la braquiterapia (que permite concentrar todo el tratamiento de radioterapia en una sola sesión), la cámara hiperbárica, el robot Da Vinci o la oncotermia, con la que se empiezan a abordar tumores especialmente complicados. Si todo marcha según lo previsto, dentro de “un año y medio”, Valdecilla tendrá esta unidad de protonterapia, con la que ni siquiera podía soñar hace unos meses, ya que está valorada entre 40 y 50 millones de euros, lo mismo que ha costado el Centro Botín.

Prevenir antes que curar

Prada informó de que cada año se detectan 3.700 nuevos casos de cáncer en la región y de que cada vez tienen una mayor prevalencia en la sociedad, hasta haberse convertido en la mayor causa de mortalidad en países desarrollados.

Por ello, insistió en la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz, ya que tener hábitos de vida saludables puede reducir hasta un 50% las posibilidades de desarrollar una afección cancerígena, y recordó que acudir al profesional sanitario cuando la lesión se encuentra en sus estadios iniciales es vital para atajarla. “Si es una lesión pequeña, esa la vamos a curar”, aseguró rotundo el jefe de Servicio de Valdecilla.

La nueva unidad de protones implicaría pasar de los 62 profesionales sanitarios que tiene actualmente su departamento a unos cien y atender a unos 500 enfermos de cáncer al año, si está operativa diariamente desde las 08:00 a las 22:00 horas. La máquina, que por sí sola ocupa lo mismo que una pista de tenis, usa ondas electromagnéticas ionizantes, “iguales a las de la luz, la televisión, la radio y el microondas pero mucho más energéticas”, explicó.

El interés que suscita esta máquina está motivado por su capacidad de atacar únicamente la zona tumoral sin dañar las estructuras sanas contiguas, mediante la descarga de un haz de energía que se adapta a la forma exacta del tumor. Una radiación que arremete directamente contra la información genética de las células malignas y detiene su desarrollo.

El hecho de que la máquina sea tan precisa permite aumentar las dosis descargadas sobre la zona tumoral, un avance con el que se solventa un problema que siempre ha existido, ya que “muchos de los tumores se nos escapan porque no podemos dar las dosis adecuadas debido al lugar en el que están”, reconoció Prada.

Parte del auditorio que acudió a la ponencia del Círculo Empresarial Cantabria Económica.

Funcionamiento de la unidad

El primer paso para tratar un tumor es hacer una resonancia al paciente. Después, la unidad de protones se encarga de dibujar y memorizar la forma del cáncer para que el haz de protones adopte la misma forma, algo que no puede conseguirse con los otros equipos, que lanzan un haz rectangular o triangular.

Antes de llegar a su destino final, el haz atraviesa varios tejidos, lo que tradicionalmente suscita un problema. “El hueso absorbe una cantidad distinta que la vejiga” explicó como ejemplo, “pero esta máquina consigue uniformizar la dosis”.

El procedimiento conlleva una menor toxicidad y está recomendado especialmente para tumores pediátricos, debido a que produce menos efectos secundarios sobre las estructuras en crecimiento de los niños.

No es el único obstáculo que la unidad de protones permite sortear en su lucha contra el cáncer. Prada destacó su utilidad cuando la estructura sobre la que descansa el tumor se mueve, como ocurre con los pulmones al respirar, lo que añade dificultades a la hora de descargar el haz en el lugar preciso. Para corregirlo, “la máquina es capaz de disparar cuando el tumor está en el centro de su mira o podemos colocar una marca desde fuera, que ésta sigue”.

Eso hace que sea indicada para abordar tumores de difícil acceso, como los cerebrales, de cabeza y cuello, de pulmón o los melanomas oculares.

Frente a estas ventajas tiene una desventaja muy evidente, el alto coste de los tratamientos (unos 30.000 euros por paciente), y el inaccesible precio de la máquina, que han hecho que el acceso a este dispositivo esté restringido en muchos países.

La unidad de protones no es un invento reciente pero costaba alrededor de 250 millones de euros y es ahora, cuando vale entre 40 y 50 cuando unas pocas instituciones en todo el mundo se plantean su uso.

‘Sabemos que si montamos la unidad, al día siguiente ya tenemos lista de espera’

Ni siquiera con esta reducción de precio está al alcance de los hospitales. La oportunidad para Valdecilla ha surgido de la mano de un grupo de inversores que seguían los avances de Prada y le han propuesto la adquisición, a cambio de que el Gobierno de Cantabria pague por el uso. Un gasto que se reduciría sensiblemente al abonar la empresa, a su vez, un canon por el tratamiento de personas de fuera de la comunidad. El Gobierno, remiso por principios a cualquier práctica privada dentro del hospital, ha aceptado la negociación en estas condiciones, ante la oportunidad de que la región sea un referente en el tratamiento del cáncer.

La unidad de protones llegará en una sola pieza pero, por su enorme tamaño, será necesario separar la sección que se dedica a generar la energía de la que se encarga de hacer la descarga. Afortunadamente, Valdecilla tiene un lugar idóneo para ubicarla, en lo que ahora es uno de los patios de la planta de cirugía.

Extirpación de tumores

El doctor Pedro Prada llegó hace seis años al servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla.

En la charla, Prada recordó que hasta la fecha “la cirugía sigue teniendo un peso tremendo en la curación de los tumores” y que los medicamentos tienen un carácter más “complementario” que “curativo”.

Él mismo ha protagonizado recientemente en el Hospital una técnica pionera en el mundo aplicada a varios pacientes con cáncer de recto. Su ensayo clínico contó con la ayuda de un rectoscopio y del robot Da Vinci, unas herramientas que permitieron reducir las mutilaciones de los tejidos y mantener las funciones fisiológicas, mejorando su recuperación. “Se quita con el robot y después tratamos con los electrones en la zona donde estaba la lesión, separando las células malas de las buenas”, explicó el radiólogo oncológico.

Los buenos resultados que se registraron en los pacientes intervenidos demostró que el Hospital se encuentra entre los centros europeos más avanzados en el tratamiento del cáncer, además de ser uno de los pocos que imparten formación y entrenamiento sobre cirugía robótica colorrectal mediante simulación clínica.

Un impacto económico asegurado

El jefe de servicio de Oncología Radioterápica, que también es presidente de la delegación cántabra de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), se mostró optimista ante el futuro que le aguarda al sistema público de la comunidad. “Todo el mundo va a conocer a Cantabria por muchos años”, afirmó.

Si se convierte, como cabe suponer, en un centro de referencia en cáncer para el Sistema Nacional de Salud atraerá a todos los pacientes del país que tengan que someterse a la terapia de protones, por lo que se evitará que los afectados tengan que salir de España para recibir un tratamiento. “Sabemos que si montamos la unidad, al día siguiente vamos a tener lista de espera”, aseguró.

Prada recordó que también “somos el único sistema público del país que tiene una unidad de oncotermia”. El nuevo equipamiento está operativo desde marzo y permite tratar tumores cerebrales, digestivos, de páncreas y de recto.

El radiólogo oncológico explicó que “lo que hacemos con esa unidad es calentar los tumores a entre 41 y 43 grados y después suministramos el tratamiento que corresponda”. De este modo, “se controla mucho más” la evolución del proceso cancerígeno. Otra de las ventajas de este recurso es que “no tiene toxicidad”.

Otro instrumento esencial para el Hospital Valdecilla y que potencia los efectos del tratamiento convencional es la cámara hiperbárica. El dispositivo existe en el centro sanitario desde 1982, pero la Fundación Botín adquirió uno más moderno a principios de los años 90.

‘Yo creo que hemos completado la asistencia oncológica’

Consiste en un tanque de acero hermético que soporta presiones superiores a la atmosférica y que permite atender simultáneamente a diez pacientes. Tiene un sistema antiincendios, dos monitores, cámaras de vídeo, medición automática del oxígeno en cada mascarilla y un respirador artificial. “Con ella oxigenamos los tumores”, explicó Prada, ya que los cánceres oxigenados “son mucho más sensibles a nuestros tratamientos”.

La cámara hiperbárica también se aplica en tratamientos de buceadores accidentados y en casos de pie diabético, una alteración clínica de origen neuropático que afecta al sistema nervioso y es inducida por la hiperglucemia, es decir, por tener altas cantidades de azúcar en sangre.

Después de dar cuenta de los últimos avances en el servicio, Prada sostuvo que con la incorporación de la protonterapia “habremos completado la asistencia oncológica”.

Asistencia psicosocial

A pesar de que la curación de un cáncer depende de la cirugía, de los tratamientos y de los medicamentos, hay otro factor clave en esta enfermedad, que Prada no quiso pasar por alto: “Muchas veces, la parte psicológica es tan importante como la parte tumoral”, dijo. 

En este sentido, hizo alusión a la relevancia que se le concede a este tipo de atención en la Asociación Española contra el Cáncer, que preside en Cantabria. “Tenemos tres psicólogos y un servicio de detección del problema psicológico en el Hospital”, subrayó, aunque reconoció que “estamos un poco desbordados”.

Además de esa asistencia gratuita a los pacientes de cáncer, la organización pone a su disposición un piso de acogida y ahora pretende añadir otro más, para que los desplazados que tengan que estar varios días en Santander para ser tratados de cáncer puedan utilizarlo de forma gratuita.

La Asociación también cuenta con voluntarios que ceden su domicilio y acaba de publicar una convocatoria con cuatro ayudas predoctorales de 21.000 euros cada una para impulsar la formación en los jóvenes investigadores sobre el cáncer.

Prada demostró que aún le quedan  en la recámara unos cuantos proyectos que pondrá pronto encima de la mesa. “Queremos añadir otra serie de actividades que ya tenemos programadas a los tratamientos asistenciales”, avanzó, una de ellas relacionada con la asistencia estética, que está a la espera de obtener el visto bueno de la Consejería de Sanidad.

El oncólogo concluyó que Cantabria se encuentra “en una posición privilegiada en comparación con otras comunidades”. Un buen punto de partida al que se añadirá una unidad de altísima tecnología, como es la máquina de protones, que mejorará el número de curaciones y dará esperanza a quienes tengan que lidiar una batalla contra el cáncer.

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