Una ITV a la puerta

Pasar la ITV siempre ha sido un trámite incómodo, al menos en Cantabria y, sobre todo, para quienes no viven cerca de las dos únicas estaciones existentes, la de Raos y la del polígono de Barros, en Los Corrales. Pero también para los usuarios del área de la Bahía, obligados a soportar un servicio que, conforme aumentaba el parque automovilísticos de la región, se ha ido masificando.
De hecho, las molestias que plantean las limitaciones de la inspección técnica de vehículos es una de las principales fuentes de quejas que recibe la Dirección General de Industria.
Para resolver esta situación, y tras el compás de espera impuesto por el pulso jurídico mantenido por la administración central y algunas comunidades autónomas –que lograron frenar el intento de Rodrigo Rato, cuando era ministro de Economía, de liberalizar el sector–, la Consejería de Industria ha impulsado una ampliación de la red de ITVs mediante un concurso para la construcción de seis nuevas estaciones.
La convocatoria establecía que una sola empresa debería asumir los seis nuevos puntos de inspección con el objeto de evitar que quedasen desiertos los situados en las zonas menos rentables para el promotor y la adjudicataria ha sido Itevelesa, la actual titular de las concesiones de Raos y Barros, en pugna con Eca e Ivesur, que ha impugnado el fallo.
Los 248.000 vehículos que el último año pasaron la inspección en Cantabria podrán optar a partir de 2009 entre cualquiera de los ocho puntos de control que van a repartirse por la región, distribuidos según los criterios de zonificación marcados por la Consejería de Industria. A las dos ya existentes se unirán las de Polanco, Laredo, Castro Urdiales, Val de San Vicente, Reinosa y Cillorigo de Liébana.
La ITV de Polanco se ubicará en el parque empresarial promovido en Requejada por Ancemar y será, tras la de Raos, la mayor de la red con una nave de 836 metros cuadrados que albergará tres líneas de inspección (dos para vehículos ligeros y una para camiones). Las restantes estaciones, en las que se prevé una afluencia menor, estarán dotadas de dos líneas, salvo la de Tama (Cillorigo de Liébana) que contará solo con una. Las peculiaridades de la zona lebaniega, con un pequeño censo de vehículos y, por lo tanto, poco atractiva desde el punto de vista de la rentabilidad para el concesionario, ha llevado a la Consejería de Industria a plantear un modelo de estación más pequeño –la nave tendrá sólo 250 m2– y un horario más reducido. Sin embargo, la propia Itevelesa ofreció en el concurso que la de Tama funcione con horarios similares a las demás estaciones, es decir, de lunes a sábado y durante ocho horas. Además, se estudiará la posibilidad de que su única línea de inspección sea apta, también, para camiones ligeros.
El resto de las ITVs de nueva planta tendrán un tamaño intermedio, con naves de unos 600 m2 en Laredo, Ontón (Castro Urdiales), Reinosa y Pesués (polígono de Los Tánagos). La de Reinosa ha sido otra de las estaciones mejoradas en la propuesta de Itevelesa, que en vez de una sola línea mixta como preveía el concurso, contará con una para automóviles y otra para vehículos pesados.
Para atender las nuevas instalaciones, Itevelesa tendrá que ampliar su plantilla cántabra en 52 personas. Cada ITV deberá contar, como mínimo, con un jefe de equipo y dos inspectores por línea, además de un director –un técnico de grado medio o superior– y, al menos, un administrativo.
Levantar estas seis nuevas ITVs en los diez meses previstos por el concurso va a exigirle a Itevelesa una inversión cercana a los 13 millones de euros y, al concluir los veinte años que durará la concesión, las instalaciones pasarán a manos de la administración cántabra, aunque cabe la posibilidad de una prórroga. La empresa también se obliga a realizar las inversiones necesarias para hacer dos renovaciones de los equipos durante el plazo de explotación, de manera que al finalizar la concesión, la Consejería de Industria se hará cargo de unas estaciones con una vida útil teórica de unos cuatro años.
Otra de las condiciones puestas por la Administración es la obligación de digitalizar las bases de datos de cada estación, de manera que se puedan cotejar de manera inmediata con las de otras comunidades que ya han dado este paso. Con ello se acentuará el control sobre vehículos que hayan sido matriculados en otros lugares.

Desahogo para Raos

Disponer de una ITV cercana no sólo va a hacer mucho más llevadero el paso de la revisión para quienes ahora se ven forzados a recorrer largos trayectos hasta las dos únicas disponibles en Cantabria. Incluso hay quienes optan, como en el caso de Reinosa o Castro Urdiales, por hacerlo en comunidades vecinas. También lo notarán los usuarios de la inspección técnica de vehículos que viven en el área de la Bahía o en el corredor del Besaya.
Se prevé que la actividad de la estación de Raos se reducirá en un 40%, lo que supondrá una notable agilización del servicio que presta este punto de control, por el que ahora pasan algo más de doscientos mil vehículos al año. Aunque, si los cerca de 250.000 vehículos que pasan la inspección en Cantabria se reparten en función de la procedencia comarcal, la caída podría ser mucho mayor. La nueva estación de Polanco podría llegar a absorber unos 62.000 vehículos; la de Laredo 49.000; Castro casi 20.000; unos 27.000 la de Pesués; 17.800 se quedarían en Reinosa y a la de Tama acudirían unos 6.700 vehículos.
Esta redistribución también se produce a costa de la ITV de Barros, en Los Corrales de Buelna, cuya actividad podría llegar a caer un 60%.
Al margen de la mejora en la prestación del servicio que supondrá el reparto de la carga de trabajo, la Consejería de Industria quiere potenciar el sistema de cita previa, en vigor desde hace meses, como la mejor fórmula para acortar las esperas.
Futura rebaja de tarifas

Como en toda concesión, la Administración cántabra recibirá una contraprestación económica a cambio de ceder la explotación del servicio. Itevelesa deberá pagar por las seis nuevas estaciones dos tipos de canon; uno fijo, de 50.000 euros por línea –lo que supondrá 600.000 euros al año– y otro variable, que se ha fijado en el 20% de la facturación neta de la firma concesionaria.
Las tarifas fijadas por la Consejería de Industria se sitúan en la zona media de las que se aplican en el país –con excepción de las que se cobran en Andalucía o Asturias, donde el servicio lo presta la propia Administración– y el objetivo que persigue la Consejería es rebajar en un futuro el precio de este servicio. Algo que será tan bien acogido como el paso dado para aproximar la inspección al domicilio de los usuarios, una medida que podría animar a hacer las revisiones a ese 25% de automovilistas que no cumplen la ley y para los que las ITV siempre quedan demasiado lejos.

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