Paneles térmicos con etiqueta cántabra

Los buenos propósitos del Código Técnico de la Edificación para introducir mejores medioambientales en las viviendas han chocado con un inesperado muro, el hundimiento del mercado inmobiliario, que ha frenado el incipiente proceso de colocación de paneles térmicos en las cubiertas de los edificios, iniciado hace apenas un año.
Esta circunstancia ha trastocado los planes de quienes preveían un importante nicho de mercado en su comercialización. El Código Técnico ha obligado a que tanto las nuevas viviendas unifamiliares como las colectivas produzcan al menos el 30% del agua caliente sanitaria que necesitan mediante la energía solar. Un porcentaje que en otras comunidades autónomas es aún mayor, ya que esa exigencia varía en función de la insolación del país.
Aunque el bache de la construcción puede durar un largo tiempo, estar preparado para cuando amaine la crisis puede suponer una notable ventaja en un sector tan competido como el de los paneles solares. Así lo ha entendido Aesol, una joven empresa cántabra que en vez de limitarse a comprar el panel a un suministrador e instalarlo, ha optado por un camino más ambicioso, el de convertirse en fabricante.

Paneles a medida

Aunque en el mercado hay muchas marcas de paneles, lo cierto es que el número de fabricantes es muy exiguo. La inmensa mayoría de quienes los ofrecen recurren a importar los equipos que, por lo general, son módulos estándar de dos metros o dos metros y medio de superficie.
Una de las ventajas competitivas de Aesol (Alta Eficiencia Solar) se encuentra precisamente en la posibilidad de fabricar los módulos a la medida, lo que otorga al arquitecto una mayor libertad a la hora de diseñar las cubiertas.
Aunque el ensamblaje del panel se hace en las instalaciones que la empresa tiene en Raos, los componentes más técnicos, como la lámina de cobre con revestimiento de óxido de titanio con la que se fabricarán las bandas que captarán la energía solar, se importan de Alemania. Una máquina de soldadura por ultrasonidos fija los tubos de cobre a esas lamas hasta formar la parrilla, que se protege luego con un armazón de aluminio.
Un vidrio de especial transparencia, en cuya composición entra también el óxido de titanio, y que es fabricado en la planta de Saint Gobain en Vioño, completa la estructura del panel, que ha pasado con éxito las pruebas de homologación en los laboratorios Cener de Pamplona, uno de los dos organismos autorizados para esta labor.

Un ‘kit’ para viviendas unifamiliares

El módulo fabricado por Aesol también ha sido sometido a rigurosas pruebas de resistencia y estanqueidad, además de comprobar su curva de rendimiento. Los buenos resultados obtenidos han animado a la empresa a plantearse el desarrollo del equipamiento complementario para hacer una instalación completa, como el depósito acumulador.
El conjunto formado por el depósito y el panel se venderán como un kit de montaje pensado para viviendas unifamiliares que podrán acceder a este tipo de energía solar por un precio algo superior a los 1.000 euros, aunque la instalación elevaría el coste final de lo que el Código Técnico de la Edificación exige en esta materia, a unos 2.500 euros por vivienda. Un cifra que se rentabiliza a lo largo de su vida útil con la energía producida.

Seguir investigando

La homologación de este panel es solo el primero de los pasos que Aesol piensa dar en el campo de la energía térmica. Además del desarrollo de unos módulos que queden perfectamente encastrados en el tejado y no superpuestos como los actuales, la firma cántabra se ha marcado un objetivo mucho más ambicioso, el de llegar a fabricar un captador térmico propio por tubos de vacío. Este sistema, procedente de la tecnología aeroespacial, permite obtener un rendimiento muy superior al de los paneles térmicos, al recoger la luz difusa. Esto supone también una gran ventaja a la hora de su colocación, ya que mientras que los paneles convencionales deben orientarse al sur y con una inclinación de unos 45 grados, algo que no siempre es posible en un edificio, los módulos de tubos de vacío se podrán colocar en cualquier posición. Un buen ejemplo de las posibilidades que brinda esta tecnología es la instalación que la propia Aesol va a hacer en un hotel ecológico que se está construyendo en Cabuérniga. Los paneles térmicos se van a colocar formando una pérgola de 36 metros de longitud, que será la encargada de proveer de todo el agua caliente sanitaria que necesita el establecimiento.
El precio de esta tecnología de vacío es algo disuasorio por el momento, pero el objetivo de la empresa es desarrollar, con ayuda de la Universidad de Cantabria, un producto propio que le permita aquilatar los precios.
Mientras dure ese proceso de investigación, Aesol dedicará sus esfuerzos a crear una red de distribución que le permita llevar el panel térmico que acaba de homologar a cualquier punto del país. Apoyarse en Imanor, otra empresa del grupo especializada en climatización y servicios contraincendios, le permite aguardar sin demasiados sobresaltos la recuperación del mercado inmobiliario y poner a punto unas instalaciones de fabricación de paneles que podrán producir unos 5.000 módulos al año.

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