Nada es como parece

MENOS MUERTES, CAE EL BENEFICIO.– En un negocio tan previsible como el de las funerarias también hay errores de cálculo. Funespaña, al menos, los ha tenido. Después de una caída en los beneficios de un 94,6% en el primer semestre del año se ha sentido obligada a dar explicaciones a los accionistas y la justificación es que han disminuido los muertos. La cuestión puede parecer contradictoria con el hecho de que España envejece muy rápidamente, pero las estadísticas sorprendentemente lo avalan. En el primer semestre de 2006 murieron bastantes más personas que en el del 2005, quizá por las temperaturas extremas que se produjeron a comienzos de aquel verano.
UN LIDER CADA DÍA.– El ranking de la construcción en España cambia cada dos meses. Cuando ACS parecía haber alcanzado un liderato sólido, ha llegado una revalorización del 68% de Sacyr que ha aupado al estrellato a la empresa de Luis del Rivero, que es la constructora española de mayor valor bursátil, aunque eso sí, factura la tercera parte que ACS, la mitad que FCC o Ferrovial y bastante menos que Acciona. La razón de estos cambios parece meramente especulativa, pero lo cierto es que todas las constructoras están entrando en sectores menos cíclicos para convencer a sus accionistas de que en el futuro podrán mantener una trayectoria sin altibajos.
NO VALEN LOS PEDIDOS A DISTANCIA.– El Tribunal de la UE acaba de echar abajo lo que podía haber sido un buen negocio para los estanqueros españoles, la venta por internet a consumidores de otros países de la Unión donde el precio del tabaco es dos o tres veces más caro. En realidad, la sentencia ha estado motivada por el vino, al fallar que un holandés deberá pagar los impuestos que se ha ahorrado al adquirir por Internet una caja de vino a un bodeguero francés. El tribunal comunitario lo ha dejado claro: no es ilegal comprar en otro país europeo donde la fiscalidad es menor, pero sólo aquello que uno mismo pueda llevar en mano.

DUDOSAS OPAS.– Hay algo que para los inversores españoles es incomprensible: después de un año largo de opas y más opas sobre Endesa, de maniobras muy oscuras desde dentro y desde fuera de la empresa, de pleitos en los tribunales y de controversias políticas virulentas, resulta que quien realmente se está llevando el gato al agua es quien está comprando en bolsa. ¿De verdad alguien sigue creyendo que en España se puede sacar adelante una opa hostil?

LA LUCHA CONTRA EL DINERO NEGRO.– El organismo de la OCE encargado de coordinar la lucha internacional contra el blanqueo de dinero ha dejado en bastante mal lugar a España, donde se estima que hay 15.000 millones de euros en dinero negro. En nuestro país el Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales cuenta con 77 personas de las cuales sólo ocho se dedican realmente a las inspecciones. Así se puede entender que entre las 6.520 entidades financieras censadas sólo catorce son inspeccionadas cada año, un porcentaje ridículo.
CO2 POR LOS SUELOS.– Hay quien compra acciones porque cree que están baratas, pero quizá le resultase más rentable comprar emisiones de CO2. Hace meses estaban a 30 euros la tonelada, ahora están a ocho. El motivo de semejantes oscilaciones podría achacarse a la juventud de este mercado, a un otoño benigno o a que el precio alcanzado por los combustibles ha hecho a las empresas más cuidadosas en los consumos, pero es otro mucho más especulativo: Se presume que los países de Europa del Este van a ser muy poco rigurosos en el reparto de emisiones que van a hacer entre las empresas y eso va a dar lugar a ventas masivas. Lo cierto es que vuelve a ser barato contaminar.

EL POZO SIN FONDO DE LAS TELEVISIONES.– Las televisiones públicas regionales pierden cada año unos 900 millones de euros pero, curiosamente, este problema suscita mucha menos atención política que el de RTVE, quizá porque salpica a partidos de todos los colores. Los déficits de estas televisiones autonómicas empiezan a ser mayores en Madrid o Cataluña, ya que es en las grandes ciudades donde la aparición de Cuatro y La Sexta están haciendo más daño. Los programas de las nuevas cadenas generalistas apenas están encontrando audiencia en el medio rural, pero sí han abierto un hueco importante en el urbano, tanto que Telemadrid ya ha tenido que pedir una aportación extraordinaria para cubrir el descenso de ingresos que le ha supuesto su caída de audiencia.

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