Editorial

El enorme espacio dejado por la Mina de AZSA es una reserva de suelo aún más valiosa de lo que era Cabárceno cuando dejó de extraerse mineral y es notorio el éxito que ha tenido el Parque de la Naturaleza. Además, es muy dudoso que la zona de Torrelavega pueda necesitar semejante volumen de viviendas cuando todos los municipios de alrededor, y especialmente Reocín, tienen una gran cantidad de suelo urbano en desarrollo.
El amplísimo debate que se suscitó en torno a La Remonta curiosamente no se ha dado en este caso y el Gobierno ha adjudicado a la iniciativa privada el denominado Ecoparque sin someterlo previamente a un concurso de ideas. Al margen de las reticencias que puede despertar el hecho de que el adjudicatario sea la misma empresa que se quedó con el Racing, la realidad es que no hay un proyecto concreto de lo que se va a hacer en la zona, a excepción de la enorme mochila inmobiliaria e industrial con la que ya se le ha cargado, que reduce demasiado las posibilidades de otros usos, hasta ahora sólo esbozados, como un pequeño campo de golf o un parque de flora autóctona

Tampoco cabe compartir que se le vaya a pagar una cantidad multimillonaria a AZSA por los terrenos que ahora vende (300 de las casi 700 hectáreas que tenía) cuando hay muchos motivos para haber exigido la cesión gratuita. El más notorio es que el Gobierno de Cantabria, es decir, todos, estamos pagando parte de sus prejubilaciones. Por otra parte, la Ley de Minas hubiese obligado a la multinacional a invertir grandes cantidades para restablecer las condiciones del terreno, algo que se ha ahorrado, y no hay que olvidar que en los últimos años retiró, para aprovecharlos, los pilares de mineral que sostenían las galerías, una política que puede entenderse desde el punto de vista de una empresa –maximizar los beneficios– pero no desde el de una Administración que debe velar porque la estabilidad del suelo se mantenga muchos siglos después de finalizada la actividad minera que, al fin y al cabo, sólo es un periodo efímero de la historia. AZSA se va y otros tendrán que lidiar con el problema.
Son muchos los motivos para repensar mejor el Ecoparque, un nombre cargado de buenas intenciones que ha perdido el sentido, a la vista de lo que se va a hacer: una barriada con una densidad construible tan elevada que obligará a edificar en altura. Torrelavega necesita y merece un proyecto singular y esta es su oportunidad para tener un gran centro turístico en torno al lago que se está formando en la antigua explotación de zinc a cielo abierto. En realidad, la comarca tiene más necesidad de ideas que de casas, aunque se crea lo contrario.

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