Hallan en la Menéndez Pelayo una traducción de Terencio realizada por una mujer

Un investigador de la Universidad de Cantabria (UC) ha hallado en los fondos de la Biblioteca Menéndez Pelayo una traducción manuscrita de Terencio, autor de la época romana, realizada por una mujer del siglo XVIII-XIX desconocida hasta ahora, Laura Alexandra Sigüenza, que es «una obra capital en la historia de España» y «única en la historia de la traducción española» pues hasta entonces todas estaban firmadas por hombres.

Así lo ha asegurado su descubridor, Daniel Río Lago, investigador del Departamento de Ciencias Históricas de la UC, que ha puesto en valor este hallazgo porque se trata de una de las tres traducciones que existen del latín al español de la obra de Terencio ‘Andria’, lo que lo convierte en un «únicum», y por cuanto ha sido realizada una mujer de «alta formación», al nivel de cualquier intelectual hombre del siglo XVIII.

En la presentación, tanto la alcaldesa de Santander, Gema Igual, como la responsable de la Biblioteca Menéndez Pelayo, María Paz Delgado, el director general de Cultura de Cantabria, Juan Antonio González, y el investigador han destacado que la obra es «una joya» de la biblioteca que Marcelino Menéndez Pelayo legó a la ciudad, con más de 41.500 ejemplares que la convierten en «un hito» y en una de las mejores colecciones para la investigación del mundo.

De hecho, según Delgado, la biblioteca es el activo cultural más importante de Cantabria después de Altamira, por lo que se sigue avanzando en su digitalización, en la que se incluirá el ‘Andria’.

En este sentido, a partir de ahora, se trabajará en la publicación de un análisis profundo de la traducción del manuscrito, se realizará una edición facsímil, se aplicarán actuaciones para la conservación del ejemplar, y se profundizará en el esclarecimiento de más fuentes de referencia.

Río ha explicado que encontró información sobre el manuscrito revisando el catálogo del primer director de la biblioteca, Arigas, que le llevó esta traducción, que es «una obra capital en la historia de España». Publio Terencio es uno de los autores más importantes de comedia latina del siglo II, y solo hay tres traducciones de su obra, lo que convierte la de Sigüenza en un «únicum en toda la tradición textual de este autor y en toda la recepción que tenemos de Terencio y de los autores clásicos en España. Es capital», ha enfatizado.

Cuando Río abrió el manuscrito, se encontró con el prólogo escrito por la autora, una mujer soriana a caballo entre los siglos XVIII y XIX, completamente desconocida, en el que «nos presenta la formación tan exquisita y tan alta de la que gozaba». Una mujer formada en latín, vinculada probablemente a los círculos intelectuales del siglo XVIII hispano, entre los que encontraba Ranz Romanillos, uno de los padres de la Constitución de 1812.

En el prólogo, la autora, posiblmente en su lecho de muerte, explica la motivación que la impulsó a traducir a Terencio al español, que fue que su hija tuviera, al menos, la misma formación de la que ella gozó.

Tras el prólogo hay un estudio preliminar, «profundísimo y sesudísimo», según Río, que revela un gran manejo de las fuentes clásicas, tanto griegas como latinas, de los padres de la iglesia y de los intelectuales renacentistas; una «auténtica monografía», en el sentido moderno del término, de la historia del teatro.

Después está la propia traducción, donde se aprecian dos letras, una del texto latino y otra, la de la autora, en castellano y en los versos propios de la comedia hispana del siglo XVIII.

El manuscrito concluye con un apartado de notas, «próximo a las ediciones modernas», que también muestra un conocimiento profundo de la literatura latina.

La investigación aún se encuentra en sus primeros pasos y su autor ha explicado que se desconoce cómo llegó el manuscrito a manos de Menéndez Pelayo, y, sobre todo, «por qué no lo tuvo en cuenta para sus importantes estudios sobre la historia de la traducción en España».

Para Río, «lo capital es devolver a la historia el nombre de esta mujer con un bagaje cultural e intelectual tan alto y que hasta el día de hoy ha pasado inadvertida».

La alcaldesa ha destacado que «la aparición de este tesoro» destaca más «la importancia» de la biblioteca, cuyos fondos actualmente se encuentran en la Biblioteca Central mientras finalizan las obras en su sede original, y que necesita el apoyo de «todos» para «resituarla» en su lugar, pues su fondo bibliográfico es de los mejores del mundo, y también para hacer accesibles «sus joyas a nivel universal».

En el mismo sentido, Delegado ha considerado «imprescindible» la inversión en la biblioteca para «conservar y preservar el legado».

Al respecto, el director general de Cultura ha asegurado que cuando los fondos regresen a su lugar original «la apoyemos entre todos» para que se convierta «de una forma definitiva en un elemento clave» para los investigadores.

Al hilo, Igual ha afirmado que la biblioteca está en estos momentos «totalmente activa» en su sede provisional, y que se reinaugurará «con más dotación económica».

El Gobierno de España está ejecutando la rehabilitación de la biblioteca y el Gobierno de Cantabria colabora con el Ayuntamiento en la informatización y digitalización de los fondos.

La Biblioteca Menéndez Pelayo atesora 1.032 manuscritos, papeles y correspondencia; 41.500 títulos impresos entre los cuales hay 22 incunables (siglos XV); 1.124 obras del siglo XVI; 1.125 del siglo XVII; 2.839 del siglo XVIII; y 35.260 de los siglos XIX y XX.

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