Cultura quiere crear fundaciones público-privadas para la Biblioteca Menéndez Pelayo y el MAS

La Dirección General de Cultura de Santander pretende impulsar la creación de sendas fundaciones público-privadas para el Museo de Arte de Santander (MAS) y la Biblioteca Menéndez Pelayo, en las que intervengan las administraciones, y que permitan una gestión «ágil y adecuada» del patrimonio de ambas instituciones.

Así lo ha avanzado hoy el concejal de Cultura de Santander, Javier Ceruti, como «plan de futuro» para la «correcta gestión» de estos espacios, porque, en el caso de la biblioteca, ha subrayado que «no solo es que vuelva la colección a un edificio adecuado, sino que después haya personal capacitado para su mantenimiento».

Y es que, además de que la convocatoria del puesto de director de la biblioteca está paralizada a la espera de informes, el equipo actual de está compuesto por una investigadora y una vigilante de seguridad, además de un restaurador contratado por obra. «Esa es la plantilla de la Menéndez Pelayo, que es la mayor joya patrimonial del Ayuntamiento de Santander», ha lamentado.

Ante esta realidad, el edil ha pedido dejar de «desviar la atención hacia políticas estériles», en referencia a la polémica en torno a la actuación de los bomberos de Santander en el incendio del MAS, ocurrido en noviembre de 2017, y al informe de la empresa de patrimonio TSA, responsable de la custodia de los fondos de la Biblioteca de Menéndez Pelayo.

Según manifestó el pasado miércoles el Ayuntamiento, los informes de los bomberos «contradicen» lo que dice el elaborado por TSA, en el que se asegura que los libros más valiosos de Menéndez Pelayo –ubicada junto al MAS– se mojaron como consecuencia de las labores de extinción del incendio, por lo que el Consistorio anunció que pediría a la empresa que «rectifique» su informe sobre el estado de conservación de los mismos, especialmente en lo referente a los daños derivados de las labores para la extinción del incendio.

Ceruti ha insistido hoy, a preguntas de la prensa, en lo que ya manifestó ayer tras la Comisión de Cultura, su «enorme agradecimiento a los bomberos porque salvaron la colección».

«Nadie les echa en cara responsabilidades en el estado de conservación pero es obvio que tuvieron que echar agua y que, según los técnicos, apareció en el entorno», ha señalado.

Pero ha cuestionado si el problema es que «apareciera agua en la extinción del incendio» o que «no se adoptaran medidas inmediatamente en caso de haberse mojado algún libro o humedecido extraordinariamente el ambiente». Porque, en su opinión, «está claro dónde hay que apuntar si hay que exigir responsabilidades».

En cuanto a si TSA va a rectificar su informe, como pide el PP, Ceruti ha explicado que la directora general ha hablado con la empresa, que está «enormemente disgustada» porque se ha «desviado artificialmente el foco de atención hacia una línea del informe que es tajante sobre que el problema es de humedad persistente, que falta mantenimiento, que no se ha tenido en cuenta el problema de la luz, no se han controlado las temperaturas ni la invasión de insectos que se comían la colección».

En este sentido, el concejal ha subrayado que en Cultura «no le vamos a restar ni la más mínima credibilidad al informe de TSA, como creo que no lo hace la anterior concejala (Miriam Díaz), que solo quiere que se rectifique lo referido a los bomberos».

Y ha insistido en que los bomberos –«a lo mejor alguien esperaba que apagaran el incendio soplando»– «merecen un homenaje». Y que Cs «no va a quitar ningún valor a TSA, que es el garante de la protección de la conservación de la colección».

INFORMES DEL INCENDIO

Respecto a lo que sucedió en el incendio, Ceruti ha subrayado que TSA fue contratada en 2019, dos años después, en un procedimiento que inició Miriam Díaz (PP), su antecesora, por lo que su informe parte de hechos que «le cuentan» y de los informes.

Unos informes que indican que se rompió la vidriera de la biblioteca; que la colección con los libros más valiosos, que está a dos metros de la fachada del edificio que ardió, no tiene una pared detrás sino una ventana «con una lámina de poliespán o similar» y que éstos se mojaron; y que en los sótanos –que comparten biblioteca y MAS– estaba cayendo «abundante agua por los techos de la que han utilizado los bomberos».

Igualmente apuntan que se había acumulado agua en dicha galería del sótano, con la consiguiente humedad para la colección, y que al día siguiente del incendio se pidieron máquinas de sacación.

También indican que «en ningún caso se ha producido un vertido directo, no se ha producido entrada de agua directamente a través de los muros, sino que el problema es la falta de estanqueidad de los muros, que acaba haciendo que penetre el agua, por la intervención de los bomberos, por la lluvia, por lo que sea».

«Está claro que no ha habido un refrescado pero en los informes de técnicos que estaban en el momento del incendio hablan de volúmenes afectados por el agua empleada por los bomberos para la extinción del incendio del MAS», sin decir «cómo», ha señalado Ceruti.

Y ha insistido en que «es ridículo plantear que los bomberos tengan ninguna responsabilidad aquí porque no iban a apagar el incendio soplando. Y menos mal que apagaron el incendio».

Todo ello revela, según el edil de Cs, que el edificio «no reunía las condiciones y que no se ha actuado hasta muy tarde para resolver los problemas que había».

En este sentido, ha destacado que el informe de TSA detecta los problemas de falta de mantenimiento de la colección y el hecho de que entraba agua de manera constante en el edificio, no solo a raíz de la extinción del incendio.

Y ha remarcado que desde que esta empresa está encargada de la custodia de los fondos, la colección está en mejores condiciones; una colección que «lleva 80 años en estado crítico» y que solo volverá a la biblioteca cuando ésta esté «en condiciones adecuadas».

Un proceso que será «largo», ha advertido Ceruti, que ha recordado que las obras de restauración previstas con el Ministerio son «insuficientes» y deben modificarse con el fin de salvaguardar correctamente un patrimonio que supera los 70 millones de euros.

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