Eurodistribuciones Cantabria se asienta en Reocín

La revolución silenciosa que se produjo hace quince años con la llegada de las masas precocidas y congeladas a un mundo tan tradicional como el del pan no sólo acarreó la desaparición de muchas pequeñas tahonas locales sino que dio más protagonismo al distribuidor. Así fue, al menos, para quienes supieron verlo y apostaron por comercializar un producto que otros desdeñaban, como el pan, por el escaso margen que deja y por las dificultades que entraña su reparto.
Eurodistribuciones Cantabria había trabajado en el campo de los refrigerados y se había iniciado en el de los congelados con la marca Pescanova, pero se animó a dar el paso al advertir el auge que empezaban a cobrar las masas precocinadas de pan y bollería. Fue en 2001 y para ello escogió una de las más prestigiosas marcas europeas, la catalana Fripan. Aquella decisión le abrió muchas más puertas y su catálogo se ha ampliado hasta abarcar toda clase de congelados. Tanto que las instalaciones de Cartes se quedaron pequeñas y se vio forzada a acometer la construcción de una nueva nave en el Parque Empresarial Besaya (Reocín).

Un diseño a medida

El impulso inicial que se dio al polígono de Tanos-Viérnoles hizo que éste emplazamiento se convirtiera en su primera opción, pero el tamaño de las parcelas sobrepasaba las necesidades de la firma que dirige José María Andreu y, finalmente, decidió hacer su nave en el Parque Empresarial Besaya, más retrasado que el de Tanos por entonces, aunque ahora esté siendo ocupado con más rapidez.
Eurodistribuciones Cantabria ha levantado en ese polígono una nave de 1.800 metros cuadrados construidos, donde el protagonismo recae en las grandes cámaras para el almacenamiento de productos congelados.
De la experiencia en Cartes, donde hace nueve años construyeron la cámara frigorífica que les permitió iniciarse en la distribución de productos congelados, han extraído algunas enseñanzas y la nueva instalación es más funcional y más cómoda. La primera mejora es un amplio patio interior para facilitar las operaciones de carga y el movimiento de los cinco camiones frigoríficos con que cuenta la empresa para el reparto diario por toda Cantabria.
De los 1.600 metros de planta, 600 se han reservado para ese patio de operaciones y los mil restantes están dedicados a la zona de frío, ocupados por cuatro cámaras de congelados y de productos que sólo precisan refrigeración. En las estantería de las cámaras es posible alojar unos 600 palés.
Un muelle de carga dentro del patio, con cuatro rampas para la aproximación de los vehículos, sirve de frontera entre un mundo a menos 20 grados y la temperatura exterior.
Otra de las lecciones que la empresa se traía bien aprendida de su etapa anterior en Cartes ha sido la necesidad de contar con un buen aislamiento, para evitar un gasto innecesario de energía, que es uno de los mayores costes en este tipo de instalaciones frigoríficas. Paneles especiales en el techo y en las paredes aseguran el aislamiento térmico del edificio, algo que repercutirá en la factura de energía eléctrica, aunque haya encarecido la construcción. El cuidado de detalles como éste y los costosos equipos de refrigeración han elevado la inversión en la nueva planta a algo más de dos millones de euros.
El sistema de frío ha sido instalado por la empresa Electrifrío, que ha montado dos cámaras de congelado con un total de 500 metros cuadros de superficie y ocho de altura, alimentadas por un sistema centralizado compuesto de tres compresores de 40 CV cada uno, que permiten mantener la sala de trabajo a 14ºC y, en caso de avería de la cámara de conservación, puede utilizarse como cámara de frío, pues se puede bajar la temperatura a 0ºC. También se ha instalado una cámara de conservación de 30 m2 y 8 metros de altura y un muelle refrigerado, alimentados por una central de cuatro compresores de 20 CV cada uno. Las cámaras de congelado tienen una capacidad total de almacenaje de 958.000 kilos.
Aunque la instalación está operativa desde la primavera, faltan algunos añadidos que reforzarán la proyección comercial de la firma, como una zona de exhibición de la amplísima gama de productos que forman ya el catálogo de esta distribuidora (cerca de 250 referencias de los productos de Fripan y más de 1.500 de otros congelados), y una pequeña bodega, que muestra su interés por otro territorio que está comenzando a explorar, el de la distribución de vinos.

Una especial vinculación con Fripan

Aunque se trata de una empresa independiente, José María Andreu reconoce el fuerte impulso que recibieron por parte de Fripan al introducirse en la distribución de congelados. Su identificación con esta firma es tal que el color elegido para pintar la nueva planta es el azul marino que identifica a la empresa catalana, la primera en crear una planta automática de pan precocido en Europa, hace ahora veinte años, utilizando tecnología y diseño industrial propios.
Fripan cuenta con fábricas en varios puntos de España, desde los que abastece a sus distribuidores locales. Tres veces por semana un camión remolque lleva hasta la planta de Reocín las masas precocidas de pan y bollería que después serán distribuidas por una tupida red de puntos de venta repartidos por toda la región, desde hoteles hasta posadas rurales y desde pastelerías hasta supermercados o panaderías.
La gran ventaja de estos productos precocidos es que cualquier punto de venta donde pueda ubicarse un horno está en disposición de ofrecer al público pan recién horneado y bollería de todos los tipos imaginables, aunque lo más demandado siguen siendo las baguettes, entre los consumidores de pan, y los donuts y croissants en bollería.

Cae el consumo en restauración

Esa accesibilidad a un producto que antes sólo podía elaborarse en establecimientos especializados es una de las razones que explican el auge de las masas precocidas y su imparable crecimiento, aunque la crisis económica también se ha dejado sentir en este campo.
Si bien el consumo de pan en los hogares no se ha resentido y su demanda en supermercados y otros puntos de venta continúa siendo la misma, no ocurre lo mismo en el ámbito de la hostelería. Restaurantes y bocaterías han bajado su actividad, algo que repercute en el consumo de este producto básico y en otros que también distribuye la firma de Reocín, ya que, por las puertas abiertas por Fripan y por Pescanova se han colado una multitud de congelados y refrigerados en todas las áreas de la alimentación, desde la carne, la verduras y las frutas a los mariscos y embutidos.
Una diversificación que no cesa de crecer, apoyándose en el hecho de que a los clientes les gusta simplificar el número de proveedores, y que les ha permitido alcanzar una facturación de unos tres millones de euros. Pero, aunque sea el producto que menos margen deja, la empresa no olvida que en la base de su éxito se encuentra la humilde barra de pan.

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