Espuma de Bar: El paraíso para los amantes de la cerveza

Juan Derchow decidió convertir su afición en un negocio

La industria cervecera es un mercado maduro que factura en España en torno a los 4.800 millones de euros anuales y está copado por las grandes industrias, pero el auge de las cervezas artesanas ha generado oportunidades para pequeñas empresas. Su efecto ya se hace notar y hasta las grandes fábricas han empezado a diversificar sus productos, a la vista de que el consumidor cada vez conoce más y quiere probar más. La tienda santanderina Espuma de Bar, con 300 tipos de cerveza, nace de la apuesta de Juan Derchow para dar respuesta al consumidor de la región.


Juan Derchow ha dedicado la mayor parte de su vida laboral al mundo de la hostelería y otra parte al comercio, pero nunca por cuenta ajena. Cansado del mercado laboral y de los largos horarios que realizaba, en 2016 decidió dar un giro a su vida profesional y, en noviembre, abrió las puertas de Espuma de Bar, un local especializado en la venta de cervezas. “Fue la oportunidad de convertir un hobby en un negocio”, explica.

Con más de 300 tipos de cerveza distintos, su establecimiento ofrece opciones para todos los gustos: rubias, tostadas, negras, belgas, alemanas, cántabras, con lúpulo… Tanto es así que Juan no puede decidirse por una u otra. “Hay una cerveza para cada momento y cada persona”, señala entre risas, y añade que “cada vez más gente se decanta por la cerveza en lugar de por el vino”.

Cuando abrió el local, en 2016, el empresario cántabro concentró sus esfuerzos en realizar una gran campaña de Navidad. Para ello, más allá de la mera venta de cerveza, ideó paquetes de regalo, en los que las cervezas vienen presentadas en cajas artesanales de madera, y comenzó a ofrecer la posibilidad de personalizar las etiquetas de cervezas con fotografías, imágenes o textos, algo que ha tenido un notable éxito, especialmente para eventos como fiestas, cumpleaños o bodas.

El local Espuma de Bar está situado en la calle Los Indianos, de Santander.

Sin embargo, el producto estrella de su negocio llegó como consecuencia de las demandas del propio público. Los clientes le preguntaban con frecuencia si realizaba catas de cerveza y Juan optó por ponerse manos a la obra. Desde entonces, las organiza periódicamente, generalmente durante los fines de semana. En los últimos tiempos ha llegado a hacer seis mensuales, gracias a la asociación con una empresa de eventos que organiza despedidas de solteros.

“La gente que acude a las catas no suelen ser muy conocedores de este mundillo y deciden venir por hacer un plan diferente y divertido”, reconoce, “pero sale muy contenta”.

Cada cata es diferente. Aunque siempre se prueban seis cervezas, Juan cambia las especialidades en cada ocasión y también los maridajes que las acompañan. En agosto ha comenzado a ofrecer catas de cervezas exclusivamente de Cantabria, con la intención de dar a conocer el producto regional entre los turistas.

También los grupos varían. Para acudir a uno de estos eventos se requiere un mínimo de cinco personas, pero en alguna ocasión los participantes han rondado la veintena.

Adicción a la novedad

De las 300 clases de cerveza que hay en Espuma de Bar, algunas son fijas, pero la gran mayoría van cambiando. “Ahora mismo hay una especie de esclavitud por la novedad. Al cliente que le gustan este tipo de cervezas le gusta probar cosas nuevas y algunos vienen semanalmente en busca de novedades”, explica. Por eso, intenta tener entre tres y cinco novedades cada semana. “Prefiero tener más variedad que cantidad”, justifica.

Aproximadamente, la mitad de las cervezas del establecimiento son artesanas y la otra mitad son tradicionales belgas, alemanas y americanas. “La tradicional es la que se lleva haciendo del mismo modo 200 años y se seguirá fabricando así, mientras que la artesana está en constante cambio”, aclara el emprendedor, que resalta que también tiene marcas de cerveceros nómadas (aquellos que no tienen industria propia pero fabrican su producto a maquila en una homologada). 

A la hora de elegir qué cervezas selecciona para su establecimiento, explica que “es la gente la que va marcando el camino”. Lo que más se vende ahora son las IPAS –cervezas amargas y con mucho lúpulo–, que “han venido para quedarse, aunque quizá con menos fuerza en el futuro”. Dentro de estas hay muchos estilos, por lo que trata de tener siempre una gran oferta.

Las cervezas que hay en el establecimiento varían semana a semana.

En los estantes siempre ofrece unas 50 cervezas de Cantabria, debido al interés que muestra el público por el producto local. “Cuando sale alguna nueva de Cantabria, la gente quiere probarla”, asegura.

El comprador suele ser una persona de entre 30 y 40 años, generalmente hombre. Sin embargo, sus mejores clientes son las mujeres que acuden a su tienda a comprar regalos. En cambio, el perfil de quienes acuden a las catas es el de gente de entre 20 y 30 años, tanto chicos como chicas.

Para dar a conocer su tienda, emplea los perfiles de su negocio de Facebook e Instagram. “Aunque no utilizo redes sociales en mi vida personal, reconozco que tienen mucho retorno y mucha gente contacta conmigo tras conocernos por esa vía”, reconoce el emprendedor, que también atribuye muchos de sus clientes al boca a boca.

En cualquier caso, todavía son pocos los consumidores españoles de cerveza que quieren adentrarse en la enorme variedad existente, pero Juan destaca que “cuando empiezas a probar este tipo de cervezas, volver a las clásicas es complicado” y finaliza enfatizando que “la cultura en España es muy de vino y eso no va a cambiar. La cerveza se usa más para alternar, pero debemos cambiar ese concepto, ya que también es una bebida para degustar y disfrutar”.

María Quintana

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