Juan Calzada y Román Calleja (Palco Tres): ‘Lo mejor de nuestro trabajo es conocer a gente genial’

Juan Calzada y Román Calleja tienen tantas anécdotas que contar que podrían escribir un libro. No es para menos después de casi veinte años gestionando el Palacio de Festivales, de otra década más en su productora, Palco Tres y de sus experiencias anteriores. Trajeron a Cantabria el nuevo teatro que emergía después de la Transición y lo programaron en invierno, logrando desestacionalizar la cultura en nuestra región. Llevan trabajando juntos desde 1982 y siguen poniendo en pie al público, esta vez, con la última obra que han estrenado en uno de los teatros más conocidos de Madrid. Seguramente el secreto está en su buena sintonía, tanto personal como profesional, y en la relación cercana que mantienen con los artistas que han ido conociendo en su larga trayectoria.


P.- Están cerrando nuevos proyectos y acaban de tener un gran éxito en Madrid. ¿Cómo ha sido la experiencia?

RC: Hemos estado un mes con ‘Variaciones Enigmáticas’ en el Teatro Infanta Isabel de Madrid y ha sido increíble. Habíamos estrenado la obra en el Palacio de Festivales en mayo del año pasado y estuvimos de gira por Cantabria y en otros teatros, como el Niemeyer y el Arriaga. Pero, lo de Madrid ha sido muy bonito porque es uno de los teatros comerciales más clásicos de la ciudad, un lugar centenario situado en pleno centro y hemos tenido muy buenas críticas. Ha venido a vernos mucha gente de la profesión y todos los días el público se acababa poniendo de pie porque es una delicia de función. Los actores, Juan Gea y Alberto Iglesias, son maravillosos. Yo me ocupaba de la dirección de escena y Juan de la producción, con una implicación absoluta en el proceso creativo, y de la adaptación porque, aunque es una obra atemporal, necesitaba actualizarse.

P.- Seguramente el secreto de ese éxito está en la experiencia que acumulan entre los dos y el tiempo que llevan trabajando juntos. ¿Cuándo comenzaron a colaborar?

JC: Román Calleja tiene una historia larga y estrecha con “Caroca”, su compañía de teatro local, y yo empecé en el Coliseum y el Cinema, la empresa familiar. Creo que llevamos juntos desde el año 82. Él ya había trabajado con mi padre, cuando estrenó la obra ‘¿Conoce usted la Vía Láctea?’ y también coincidimos en Antena 3 Radio a raíz de una polémica que hubo sobre el teatro que se podía ver por entonces en Cantabria. La queja era que sólo se programaba teatro comercial y no todo el mundo emergente que había surgido después de la Transición. Era una especie de lucha entre los empresarios de teatro “de compañía” y los “de paredes”, sobre los que aún recaía ese tópico del señor con anillo y puro que iba acompañado de una vedette espectacular.

P.- Y llegaron ustedes para traer nuevos aires al teatro en Cantabria…

R.C: Juan representaba a una generación nueva de empresario teatral y yo trabajaba en la Consejería de Cultura como animador sociocultural, de modo que entre los dos, y con Javier Ontañón, conseguimos hacer las primeras jornadas de teatro de colaboración público-privada, en 1984-85. Se decidió que, en caso de que hubiera déficit lo pagaría la Consejería, pero tuvieron un gran éxito y captaron a un público joven y distinto. Por primera vez se pudieron ver en Cantabria obras de Tricicle, Els Joglars, José Luis Gómez, Magüi Mira…

Conseguimos abrir el escenario del Coliseum, que funcionaba como cine, y poner en marcha la temporada de Talía, cambiando la estacionalidad del teatro en la región porque se hizo en invierno. Trajimos obras que marcaron un antes y un después como ‘El veneno del teatro’ de Rodolf Sirera o ‘Macunaíma’, una obra brasileña en la que los actores salían completamente desnudos. Estuvimos toda una mañana con Hormaechea decidiendo si se estrenaba o no. Y junto a estos grandes éxitos programábamos otras obras muy novedosas a las que no iba nadie.

P. ¿Aquello les sirvió de escuela para la puesta en marcha del Palacio de Festivales?

J.C: Así es, fue una época maravillosa porque supuso desestacionalizar los hábitos culturales de los cántabros y nos permitió pensar en lo que vendría después, que fue la etapa del Palacio. Por entonces, Román seguía en Cultura, tenía libertad para trabajar y los políticos respetaban su criterio como técnico, confiaban en él. De hecho, consiguió convencer a la Consejería para que estuviéramos presentes en el primer congreso de la Red de Teatros Públicos en el año 1986 y después, en enero de 1991, cuando comenzó a gestarse la actividad del Palacio, me llamó para formar parte del equipo junto a él y a Javier Ontañón. Solo estuve seis meses porque el mismo día en que llegó Hormaechea pidió mi dimisión, aunque en ese periodo tan corto nos dio tiempo a contratar al equipo, hacer la programación, el convenio, los presupuestos… ¡Trabajábamos doce horas al día!

Román ha estado siempre al frente de la dirección de los espectáculos y Juan, de la producción.

P.- Tras su cese, Román continúa en el Palacio de Festivales ya sin usted…

R.C: A mí también me echaron (Román), pero, como era funcionario, continué allí hasta 1995. El día del estreno, el 29 de abril de 1991, nos enfrentamos incluso a una amenaza de huelga de todo el personal subalterno ya que, pese a ser una empresa pública, nos regíamos por el derecho privado. La primera programación fue magnífica, Rafael de la Sierra, entonces consejero de Cultura, nos dejaba hacer cosas y la gente que habíamos fichado era muy profesional, lo que hizo que funcionara tan bien. Después volvió Juan, ya en tiempos de López Marcano, y vivimos una época muy buena. El equipo era maravilloso y nos situamos entre los diez teatros públicos más importantes de España tanto en términos de espectadores como de espectáculos programados, según datos de la SGAE.

P.- A partir de entonces permanecieron en el Palacio 17 años en el caso de Juan y 21 en el de Román. ¿Cuáles fueron los principales hitos en ese periodo?

R.C: Sin duda, la Escuela de Arte Dramático, que estaba antes en la residencia de La Bien Aparecida, lo que hoy es el Ateneo. Había nacido en el año 88 y, tres años más tarde, se trasladó al Palacio de Festivales. Otro hito importante es la creación de la temporada lírica, en el año 96. Llegamos a liderar las coproducciones con otros teatros de España. De hecho, Juan fue presidente de la red de teatros públicos durante dos años. También acogimos el mayor número de estrenos de la compañía nacional de danza de Nacho Duato. Era un artista mundialmente reconocido y venía al Palacio prácticamente cada año o año y medio. Su gran éxito ‘Romeo y Julieta’ lo ensayó y estrenó aquí y también se coprodujo. Lo mismo que Lindsay Kemp con ‘Madama Butterfly’, que estrenó este espectáculo en el Palacio dos años antes de que llegara a Madrid y vino con sus distintas giras desde ‘La Flauta Mágica’.

Son todos recuerdos muy buenos, todo lo malo que nos haya podido pasar no es ni el 5% de lo bien que lo hemos pasado.

P.- Hace diez años crearon su propia empresa escénica, Palco Tres. ¿Qué balance hacen de esta etapa?

R.C: En 2012 salimos del Palacio de Festivales once personas a la vez y yo tuve que regresar a mi puesto de funcionario, esta vez en el ICASS. Pero, decidimos continuar con nuestra pasión para seguir haciendo otro teatro distinto al que se hace aquí. Teatro con texto y de calidad, con Juan como productor y yo como director de escena. El tercero, de ahí el nombre de Palco Tres, era Alfonso de la Mora, que iba a ayudarnos con las labores de administración, pero desgraciadamente falleció al poco tiempo de comenzar. Empezamos nuestra nueva vida con el estreno de “Ay, Carmela” y tuvo bastante éxito. El balance de estos años es que hemos hecho todo lo que hemos querido dentro de lo que hemos podido. Y lo cierto es que no hemos parado. Entre otros proyectos, hemos hecho todos los veranos del ciclo Talía en el CASIC, hemos programado en el Teatro Circo de Orihuela y nos encargamos de la última gira de Lindsay Kemp en Santander, del que organizamos el pasado mes de diciembre una exposición sobre su figura y la huella que ha dejado en Cantabria.

P.- Después de tantos años trabajando juntos ¿Qué destacarían el uno del otro?

J.C.: Román es absolutamente disciplinado, perfeccionista, trabajador, y magnífico director de escena. Y, ante todo, es mi amigo.

R.C: ¡Somos como hermanos! Yo también destacaría de Juan el rigor, que es muy trabajador, además de una persona tolerante, paciente, que confía en ti y te deja hacer.

P.- Son afortunados por haberse dedicado a lo que más les gusta…

J. C.- Sí, lo más importante de nuestro trabajo es que hemos tenido la suerte de tratar con mucha gente que es genial. Nadie abultaba su currículo para venir al Palacio de Festivales, así que nuestro mayor valor siempre ha sido el trato personal y cercano que mantenemos con los artistas. Con el paso de los años hemos hecho grandes amistades con muchos: Antonio Gades, Lindsay Kemp, Victor Ullate, Nacho Duato, Rafael Álvarez `El Brujo´, Giancarlo de Mónaco, Pepe Sacristán, José Luis Gómez, Nuria Espert… El yerno de Teresa Berganza fue el que nos ayudó a elegir el magnífico piano que se sigue usando en el Palacio… ¡Tenemos anécdotas a porrillo!

Patricia San Vicente

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