Fútbol-bares, un matrimonio que amenaza con romperse

Las inspecciones y las multas que fuerzan a los bares a darse de alta en el contrato de unos 400 euros al mes, llevan a muchos hosteleros a prescindir de este servicio

El fútbol y los bares han sido históricamente una pareja de éxito, pero hay amores que no duran para siempre y alianzas que no son tan imprescindibles como parecían. Basta ver la catástrofe que se esperaba cuando se prohibió el tabaco en los bares y la escasa repercusión económica que ha tenido. Ahora es otro binomio, el del fútbol y los bares, el que corre el riesgo de romperse, porque muchos establecimientos no creen rentable pagar los casi 400 euros al mes que les exige Movistar+ por emitir los partidos, y las multas e inspecciones les llevan a abandonar la picaresca que les permitía ofrecer el fútbol valiéndose de un contrato de usuario particular.


Cuando el entonces vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez-Cascos, aceptó que una compañía privada pudiese explotar los derechos del fútbol en televisión, tranquilizó a los que temían que, a partir de ese momento, no hubiese otro sistema de ver partidos que pagar por ello y aseguró que los encuentros de interés general siempre se emitirían en abierto. No quedaba claro cuáles iban a ser los de interés general, pero a día de hoy ya se puede dar por hecho que ninguno o casi ninguno, porque incluso en los encuentros de la Champions League que juegan equipos españoles es necesario pasar por taquilla.

Los hosteleros trataron de aprovechar esta circunstancia, ofreciendo a sus clientes esos partidos que ya no podían ver en casa si no era pagando, y el fútbol se convirtió en un reclamo más para atraer al público a los bares. Pero muchos de estos establecimientos tampoco pagaban, puesto que pirateaban la señal. Las cadenas propietarias de los derechos tardaron en reaccionar hasta que, con denuncias e inspecciones, acabaron por conseguir que todos los bares paguen por emitir estos partidos.

Al comienzo de temporada, las operadoras han aplicado subidas de hasta el 40% por las retransmisiones

Pero una cosa es pagar y otra muy distinta pagar lo exigido. El abono al fútbol para los establecimientos públicos (bares, restaurantes, hoteles, bingos, etcétera) es considerablemente más caro que el de un domicilio particular. Tras la última subida al comienzo de la actual temporada, que en algún caso ha llegado al 40%, la tarifa Horeca (para los establecimientos del sector) va de los 265 euros al mes que cobra Orange a los 338,8 euros de Vodafone o los 395,67 de Movistar, todos ellos con el IVA incluido, aunque el catálogo es distinto según los operadores, siendo el más amplio el de Telefónica.

Picaresca

Para evitar pagar estas cantidades, muchos bares y restaurantes han estado emitiendo los partidos gracias a los contratos domésticos de sus propietarios, que conectan en el establecimiento la señal contratada para sus domicilios, gracias a una modificación en su descodificador. De esta forma, solo pagan una media de cien euros, lo que cuesta la tarifa particular.

Los bares han sido hasta ahora el lugar favorito de muchos para ver los partidos de fútbol, pero eso podría cambiar debido a las tarifas que han de pagar por emitir los encuentros.

El presidente de La Liga, Javier Tebas, se ha sumado a la cruzada contra esta picaresca, ya que, según ha declarado, «la mitad de los bares de España donde se emite el fútbol son piratas y eso perjudica económicamente al fútbol español». Para evitarlo, cada fin de semana alrededor de un centenar de inspectores se desplaza a una zona concreta de España con el objetivo revisar los bares donde se emite el fútbol y comprobar si los establecimientos pagan la cuota que les corresponde. En lo que va de temporada han hecho 20.000 visitas, en las que han detectado 9.000 emisiones fraudulentas. También la policía nacional ha intervenido, a raíz de las denuncias, con una macrooperación en la que se han registrado 2.000 bares, en los que se han requisado más de 800 descodificadores ilegales.

Las campañas de inspección han acabado por hacer desistir de seguir ofreciendo los partidos a muchos hosteleros. Saben que se arriesgan a multas muy elevadas (hasta 40.000 euros le han llegado a exigir a un establecimiento del centro de Santander que emitía de forma ilegal).

En ocasiones, estas multas se renegocian a la baja, porque ni al hostelero ni a la propia compañía de telecomunicaciones le interesa llegar a juicio y alcanzan un pacto previo, pero las cuantías siguen siendo demasiado elevadas como para arriesgarse a seguir ofreciendo los partidos de forma irregular. Los hosteleros también son conscientes de que la tecnología que van incorporando las compañías telefónicas les permite detectarles con más facilidad. Cualquier cliente que entra por la puerta puede ser un inspector y el propio televisor se convierte en un chivato de la irregularidad: en el caso de que se esté pagando la tarifa de local público, aparece en la parte inferior derecha de la pantalla una B, que no figura cuando la imagen se ha descodificado con un contrato para particulares.

La renegociación al alza de los derechos del fútbol ha llevado a las operadoras de telefonía y televisión a aplicar una fuerte subida en sus tarifas.

La alarma de los hosteleros ha crecido, también, después de que se divulgara que una app de La Liga que muchos aficionados han descargado en sus teléfonos para seguir más de cerca cada jornada futbolística lleva un localizador que permite saber dónde se encuentran. Así, las compañías de televisión pueden detectar concentraciones de usuarios en bares, previsiblemente viendo un partido, y verificar si esos locales está pagando la tarifa correspondiente o no. Esto, que parecía una leyenda urbana, se acabó confirmando al publicarse las condiciones que el usuario acepta al descargarse esta app, en las que La Liga ya anuncia que el micrófono y la geolocalización, que debe aceptar inevitablemente, servirán para “detectar explotaciones fraudulentas de las retransmisiones de los partidos”.

Descuelgues

A resultas de todo ello, los hosteleros empiezan a plantearse si el fútbol les aporta negocio suficiente como para pagar todos los meses esos cerca de 400 euros, y muchos de ellos han decidido descolgarse, hasta comprobar si la merma de ingresos es sustancial o no.

Hay que tener en cuenta, que además de este servicio, todos los locales han de pagar derechos por la ambientación musical a las dos sociedades que los gestionan: La SGAE, que defiende a los autores de las letras y las músicas, y AGEDI, que agrupa a las empresas editoras de los discos. En este caso sí se tienen en cuenta las dimensiones del local para establecer las cuotas y un establecimiento medio acaba pagando unos 600 euros al mes entre los derechos por emitir partidos y la música, un coste que muchos no se pueden permitir.

Una app de La Liga permite detectar dónde se concentra un número importante de personas viendo un partido por televisión

Puede que estemos viviendo el primer capítulo de una ruptura sonada, la disociación del binomio fútbol-bares que ha durado décadas y parecía irrompible. Dependerá de que los bares lleguen a la conclusión de que el precio que pagan está por encima del negocio que les genera.

Ya son bastantes en Cantabria los que ya han tomado la decisión: Si tienen que pagar 400 euros al mes, no seguirán ofreciendo fútbol.

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