Reyca, el éxito sobre ruedas de carretilla

Cuando Jesús Rodríguez Rey empezó a comercializar en Cantabria las carretillas de Finanzauto (Grupo Caterpillar) parecía que eran máquinas destinadas exclusivamente a las grandes fábricas. Más tarde, cuando apostó por la marca alemana Linde, la más prestigiosa del sector, pero también la más cara, parecía igualmente que no tendría mucho recorrido en una región tan pequeña. Pero Reyca ha vendido nada menos que 1.450 carretillas, de las cuales alrededor de 1.200 están aún operativas, y tiene una penetración en el mercado local superior al que la marca alemana tiene en su región de origen.
Las carretillas elevadoras se han convertido en una herramienta imprescindible para fábricas, almacenes o puertos. Prácticamente, ya es imposible ver acarreos a mano, porque quien no tiene una en propiedad puede alquilarla por el tiempo que la necesite. Jaime Rodríguez, hijo del fundador de Reyca y actual gerente, reconoce que el alquiler es la puerta de entrada a muchas empresas que, hasta ese momento, nunca se habían planteado contar con una máquina semejante.
Reyca facturó el pasado año casi cuatro millones de euros y tiene tres actividades bien definidas, pero complementarias: la venta, el alquiler y el mantenimiento. Para el alquiler cuenta con un parque de 180 carretillas que no solo genera unos ingresos añadidos, sino que garantiza la actividad en el servicio de mantenimiento de la compañía mientras no ha de atender incidencias de las máquinas comercializadas.
“Nuestro fuerte no sólo está en la fiabilidad de las carretillas que vendemos, sino también en la capacidad de atender inmediatamente cualquier incidencia que se produzca en una de ellas, con lo cual el cliente no sufre paralizaciones”, explica Rodríguez. Un servicio semejante resulta muy difícil para las marcas que no tienen representación en Cantabria o para aquellas otras que no cuentan con un parque suficiente de carretillas que lo justifique.

Más cómodas y seguras

Las carretillas han evolucionado sustancialmente en los últimos años, para comodidad del operador y, sobre todo, para que pueda tener una visión mucho más diáfana entre los mástiles del elevador. Estas mejoras, que Linde ha cuidado mucho, han contribuido también a aumentar la seguridad, ya que la mayor parte de los accidentes provocados por las carretillas estaban relacionados con su escasa visibilidad al frente. También se han reducido muy sensiblemente las vibraciones y los ruidos y se han mejorado las prestaciones, hasta el punto que algunos modelos permiten mover 48 toneladas o alcanzar con sus mástiles los 14 metros de altura.
Linde ha conquistado el mercado en unas condiciones de partida aparentemente adversas, dado que sus productos son más caros, a pesar de que el concesionario aplica menores márgenes, con la confianza de que puede rentabilizar otros negocios colaterales, como el mantenimiento o el alquiler. Jaime Rodríguez achaca el haber alcanzado una cuota de mercado en Cantabria de más del 40% al carácter emprendedor de su padre, el fundador de la empresa, y al hecho de que han sido las carretillas utilizadas en las grandes fábricas. Como ocurre con otras tecnologías, esto ha generado un cierto efecto de contagio entre los subcontratistas y clientes de esas empresas, que también han apostado por la marca alemana.
El parque cántabro de carretillas ha llegado a ser bastante más extenso de lo que cabía presumir pero está relativamente obsoleto. Rodríguez es partidario de la existencia de una ITV para este tipo de vehículos, aunque sea voluntaria, y de aprovechar los últimos años de ayudas europeas, en algunos casos sustanciosas, para hacer el proceso de renovación.

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