Prejubilaciones: Gana la Seguridad Social
El abuso de la práctica de rejuvenecer y abaratar los costes de plantilla recurriendo a la prejubilación de trabajadores con edades entre cincuenta y sesenta años, con el pretexto de una falta de adaptabilidad a las nuevas tecnologías, impulsó el pasado año al Gobierno a solicitar un informe al Consejo Económico y Social sobre las consecuencias que las prejubilaciones tienen para las arcas de la Seguridad Social y para los propios trabajadores.
Concluido el informe, el CES entiende que la jubilaciones anticipadas y las prejubilaciones, tal y como se realizan, ahorran dinero a las arcas públicas a largo plazo, pero recomienda que los trabajadores no anticipen la edad de jubilación y se mantengan en activo hasta los 65 años. Para facilitarlo, el CES pide que el Estado establezca mecanismos de formación y reciclaje por parte de las empresas con el fin de evitar prejubilaciones que atentan contra el espíritu contributivo del sistema de seguridad social, ideado para ofrecer mejores pensiones a quienes más cotizan.
En el informe se establece que a pesar de que el Estado tiene que desembolsar el coste de desempleo o el subsidio, a la larga abona una pensión muy inferior a la generada por el trabajador que mantuvo un alto nivel de cotizaciones cuando estaba en activo.
El CES ha realizado un cálculo sobre las jubilaciones anticipadas que demuestra que los trabajadores que se jubilan a los 60 años con un 40% de penalización en su pensión, son más baratos para el sistema que quienes lo hacen a los 65 con el 100% de su prestación. El cálculo se hace sobre la base de que un trabajador que se jubila con 60 años tiene una esperanza media de vida de 22 años, en los que sólo cobra el 60% de su pensión (la penalización es de un 8% por cada año anticipado). Por el contrario, el gasto es mayor para las arcas públicas si ese mismo trabajador se jubila a los 65 años y accede al cien por cien de su pensión, con una esperanza de vida de 17,5 años. El CES tiene también en cuenta el dinero que la Seguridad Social deja de recibir de las cotizaciones del trabajador entre los 60 y los 65 años.
Algo similar ocurre con las prejubilaciones, que afectan a los trabajadores que son expulsados de su trabajo entre los 50 y los 60 años y pasan a cobrar el desempleo y luego el subsidio, y a cotizar por los mínimos a la Seguridad Social durante sus últimos años de vida laboral. El resultado es una pensión también muy baja, en ocasiones un 60% inferior a la que hubieran recibido si se hubieran mantenido en su puesto de trabajo. El CES califica de injusto que trabajadores que son excluídos del mercado laboral se vean, además, penalizados en sus pensiones, aunque hayan mantenido cotizaciones elevadas durante 25 o 30 años.
El informe se refiere tanto a los prejubilados que han perdido su empleo de forma individual en las pequeñas y medianas empresas, como a los afectados por un Expediente de Regulación de Empleo, o los que se acogen a planes incentivados por las empresas, aunque estos últimos logran, en ocasiones, sistemas mixtos que les facilitan pensiones más dignas. Según los cálculos del CES, la pensión de un prejubilado llega a reducirse, en algunos casos, hasta un 60% sobre la que tendrían si hubiesen continuado en activo hasta los 65 años.
El CES pide al Gobierno que eleve las bases de cotización de los prejubilados hasta alcanzar una cantidad intermedia de cotización durante los años en que dejan de estar en activo y que, además, se rebaje la penalización de un 8% por año anticipado para quienes opten por jubilarse antes de los 65 años.