PANORAMA INTERNACIONAL

CUIDADO CON LA ABUNDANCIA
La relación entre comida y pobreza solía ser simple: los desfavorecidos de la sociedad pasaban hambre. Afortunadamente, en el mundo desarrollado eso ya no ocurre, pero una nueva y más compleja relación acaba de emerger ya que los pobres comen, pero de una clase de comida equivocada.
La malnutrición no es un asunto de clase sino una división creciente entre ricos y pobres, en donde la dieta es un factor. Además, el asunto se extiende a los niños cuando todavía están en el seno materno, porque una mujer que come demasiada grasa durante el embarazo se enfrenta a dos amenazas: convertirse en obesa o que el niño esté malnutrido y bajo de peso, con riesgo de padecer enfermedades cardiacas, pulmonares, problemas neurológicos y cognitivos, diabetes (…)
El gobierno británico planea abordar el problema dando a cada madre embarazada una paga única de 120 libras para que haga una dieta sana. Pero cómo puede funcionar eso en la práctica no está claro (…)
Por un lado, está el problema del despilfarro –pagar a todo el mundo sin considerar si lo necesita–. Por otro, hay un problema político porque el gobierno aparentemente se estaría metiendo en un asunto privado, como es el comportamiento de los consumidores. La situación ideal sería aquella en la que los padres tomaran decisiones informadas y se responsabilizaran de la salud a largo plazo de sus hijos.
Las ayudas estatales son buenas para salvar a la gente de la pobreza y la hambruna, pero no hay ningún testimonio de que esas ayudas salven a la gente de sí misma.
The Observer

CHINOS EN LA CUMBRE
Tres empresas chinas están, por primera vez, entre las más grandes del mundo. Los gigantes asiáticos se han colocado entre los diez primeros porque la Bolsa china está batiendo todos los récords, empujando el valor de las empresas que cotizan en Shanghai.
Así, el Banco Industrial y Comercial de China ha superado al Citygroup como el banco más grande del mundo, aunque el grupo americano registre unos beneficios tres veces mayores (…)
Los analistas dicen que Petrochina puede superar pronto a Exxon Mobil como la primera empresa mundial, en caso de emitir nuevas acciones.
The Observer

EDIFICIOS ALTOS, MENTES CORTAS
El gobierno de Malasia ha festejado con toda clase de parafernalia el 50º aniversario de su independencia. Y la verdad es que hay mucho que celebrar, pues el nivel de vida, el acceso a la educación, los servicios sanitarios y de electricidad se han elevado mucho desde entonces (..)
Sin embargo hay un agujero en las festividades, pues se plantean en un momento de creciente resentimiento étnico a chinos e indios, que suman un tercio de la población, debido a la continua y sistemática discriminación que sufren por parte de la mayoría bumiputra, que literalmente significa los hijos del suelo (..)
La discriminación positiva fue establecida por la primera Constitución en 1957 para apaciguar los temores malayos de ser marginados por los inmigrantes chinos e indios (…) El resultado más notable ha sido el enriquecimiento de todos aquellos relacionados con el UMNO, el partido que ha gobernado desde la independencia (…)
El contrato social puede que hubiera sido necesario para mantener la paz pero ahora el racismo oficial que se usa para justificarlo es indefendible (…)
Este racismo de estado está causando un daño cada vez más evidente, ya que la burbujeante tasa de crecimiento de Malasia ha caído y las actitudes gubernamentales y el proteccionismo están intimidando ya a algunos inversores extranjeros.
The Economist

LA NUEVA SURAMERICA
La mayor parte de las noticias que vienen de Suramérica en los últimos años versan sobre populistas radicales que proclamaban la revolución o, como diría Hugo Chavez, “el socialismo del siglo XXI”. En esa difundida caricatura, una pequeña élite blanca oprime a una mayoría indígena, cuya pobreza está exacerbada por las reformas de libre mercado impuestas por el FMI y los EE UU (…)
Pero lo importante es que el rumbo que han puesto muchos países, consistente en democracias y economías abiertas de mercado está produciendo, finalmente, sus frutos. La nueva clase media en Brasil y Méjico saca sus ingresos del sector privado y no del empleo público. Hay una diferencia con la Venezuela de Chávez, donde la pobreza decadente depende casi por completo de un enorme aumento en el gasto público y del precio del petróleo (…)
The Economist

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