Los polígonos se abren a las empresas de transportes

La ubicación de las empresas de transporte de mercancías siempre ha sido un problema de difícil solución en Cantabria. En los polígonos industriales se les ha visto como un vecino incómodo, por el movimiento de vehículos que supone su presencia, y otro elemento disuasorio era el precio del suelo, teniendo en cuenta el amplio espacio que precisan para su actividad.
Pero las cosas han cambiado tras esta larga crisis, porque apenas hay proyectos industriales a los que reservar suelo y el Gobierno cántabro ha abaratado tanto el coste para asentarse en un polígono que algunas empresas de logística de mediano tamaño se han animado a dar el paso.
De hecho, de los nueve proyectos anunciados por el Ejecutivo como balance de su oferta de suelo para atraer empresas, tres proceden de compañías de transporte de mercancías por carretera. Dos de ellas, las cántabras Hergupe y Cotolino, persiguen cambiar de emplazamiento para poder expansionarse, y la tercera, la asturiana Lebecuesta, quiere situar en Cantabria su base de explotación.

Dos proyectos para Tanos

Tanto Hergupe como Lebecuesta han elegido el polígono de Tanos, cerca de Torrelavega, aunque en el primer caso se trata tan solo de una reserva de suelo y no será hasta dentro de unos meses cuando decida si traslada allí sus instalaciones de Barros, donde tienen serios problemas de espacio.
Mucho más definido es el proyecto de Lebecuesta, que ha adquirido ocho par-
celas de ese polígono (unos 4.300 metros cuadrados) acudiendo a la subasta de suelo convocada por el Gobierno. La empresa asturiana, con sede en Panes, comenzará las obras esta primavera y situará en Tanos su centro de operaciones, tanto para las rutas nacionales como para las que van más allá de nuestras fronteras.
El proyecto se ejecutará en varias fases. Empezará con la construcción de un parking de camiones y la instalación de un surtidor de gasóleo y un túnel de lavado y culminará con el levantamiento de una nave de 1.300 metros cuadrados. En una fase posterior, Lebecuesta prevé la ampliación de las instalaciones con una segunda nave de igual tamaño.
La inversión prevista es de unos 750.000 euros, sin contar el equipamiento del surtidor o el túnel de lavado, y la puesta en funcionamiento de esta base de operaciones traerá aparejada la creación de algunos puestos de trabajo para atenderla y para las tareas de mantenimiento de la flota de vehículos.
Lebecuesta cuenta con 18 camiones propios y con el apoyo de 22 transportistas autónomos, muchos de ellos cántabros, que trabajan para ella.

Un emplazamiento estratégico

La elección de Tanos no se debe a que una parte significativa de los cargadores estén en nuestra región. Cantabria solo supone el 5% de la facturación de Lebecuesta, pero tiene un valor estratégico para la distribución de mercancías por carretera hacia otros puntos del país y ese factor geográfico ha sido determinante en la decisión tomada por esta empresa. También ha influido el sustancial abaratamiento del precio del suelo aplicado por el Gobierno cántabro, que con el Plan de Choque lo ha dejado en menos de la mitad de lo que costaba hace dos años. “Desde Cantabria, las rutas al resto del país se pueden hacer con un solo disco de tacógrafo, y desde Asturias no. Es un cruce de caminos”, recuerda Paco Lebeña, que fundó Lebecuesta junto a su hermano Vicente en 1986, después de trabajar como autónomos desde la década de los sesenta.
La experiencia adquirida en el transporte y en la compraventa de productos agrícolas y ganado por mercados del norte de España fue el origen de una empresa que acabó concentrándose en el transporte por carretera, además de ampliar sus rutas al ámbito internacional.

Un apuesta por el transporte intermodal

Lebecuesta no solo valora la excelente ubicación de Tanos para tareas logísticas, sino también la proximidad a la Estación de Mercancías de Renfe. Los hermanos Lebeña llevan tiempo buscando acuerdos para hacer que, a través de su empresa, el transporte por tren también sea accesible a pequeños industriales generadores de cargas. Un objetivo que no le está resultando fácil por las elevadas exigencias de Renfe para negociar: “Se empeñan en que les compremos 52 trenes de 800 toneladas al año y así no podemos” se queja Paco Lebeña. “En ese mercado hay que entrar con alianzas”, concluye.
Con su llegada a Tanos, la empresa asturiana confía en que aumente el número de transportistas autónomos cántabros que trabajan para ella y que se le abran nuevas puertas.

Una empresa de transporte para Sámano

Otra empresa de transportes que se va a un polígono industrial es la firma castreña Cotolino, que ha elegido el de Sámano, sin salir de su término municipal. Se acoge a la medida más polémica contemplada en ese plan de choque para abaratar el suelo: el derecho de superficie (suelo industrial gratis durante cinco años). La compañía va a construir su nueva base de operaciones sobre una parcela de 2.967 m2, e invertirá unos 500.000 euros. Además de mantener los 19 empleos con que cuenta, la empresa castreña prevé crear 15 más.
Las tres compañías son un ejemplo de cómo ha cambiado la crisis la planificación de los usos del suelo y del creciente protagonismo que tienen las empresas de logística, incluso a la hora de generar empleo.

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