Las empresas alimentarias cambian el envoltorio
En un mercado saturado y con consumidores cada vez más formados, la manera en la que una empresa presenta sus productos determina parte del éxito o fracaso de una estrategia de ventas.
A la hora de desarrollar la identidad visual de una marca y de sus productos, todo cuenta. Desde la presentación del logotipo a la forma del envase, los colores o los materiales elegidos. Lograr una correcta adecuación de todos estos elementos delimita la línea entre vender o pasar desapercibido entre los potenciales clientes.
Se puede utilizar el ejemplo de dos empresas cántabras que, en los últimos tiempos han apostado claramente por el packaging (las estrategias de envasado) y mejorar su identidad visual para reforzar su estrategia de ventas.
El primer caso es el de Ara Pereda (Bien Aparecida), una firma familiar dedicada a la elaboración de lácteos naturales ubicada en Carasa (Junta de Voto). Todos sus productos siguen un proceso artesanal y la gestión de la empresa es familiar. Hasta ahora, la imagen de sus presentaciones era sobria, estrictamente tradicional y eso la hacía pasar desapercibida en los lineales de los supermercados.
Ara Pereda confió la creación de su nueva identidad a Tana Alta, una compañía de publicidad de Santander compuesta por un equipo joven pero con experiencia en el sector, que se fijó una estrategia: poner en valor el hecho de que el producto estuviese hecho en Cantabria y dar un giro radical a la imagen, utilizando colores vivos que reflejasen toda la fuerza de un producto tradicional y de gran calidad.
Esta nueva imagen se aplicó a sus furgonetas, a la publicidad directa en el punto de venta (displays y carteles) y a cuantos elementos son susceptibles de llegar al cliente final o a los distribuidores.
Finalizado el proceso, los productos de Ara Pereda destacaban en los lineales, diferenciándose de los de la competencia y habían mejorado su emplazamiento en los estantes. Esto ha provocado, según el gerente de la marca José Luis Thomas, “un incremento en las ventas y la inmersión en nuevos mercados”.
Conservas Emilia
El segundo caso es el de Conservas Emilia, una empresa dedicada a la elaboración de conservas de pescado, cuyo producto estrella es la anchoa. Tana Alta había realizado una buena parte del packaging de los productos de conservas de esta firma, pero la imagen no estaba unificada.
La escasez de anchoa, pilar de Conservas Emilia, obligó a sus directivos a buscar nuevas salidas, diversificar sus productos y mejorar la comercialización. A lo largo de 2006 investigó diferentes propuestas y, finalmente, optó por sacar más partido a muchos de los productos que ya comercializaba envueltos de manera distinta.
En total, Emilia suma más de veinte referencias, por lo que se optó por unificar la presentación, utilizando como eje la identidad de la marca.
Para Inmaculada Claudios, directora Comercial de la firma, “esto se ha notado en los nuevos productos que han salido al mercado. El posicionamiento de nuestra marca ha facilitado el de los productos”. Claudios añade, además, que “detrás de una buena marca, siempre hay un buen producto”.
Sus anchoas, paté, o puddings, salieron de sus latas y tarros habituales para entrar en la nueva gama de blíster que Tana Alta diseñó siguiendo la identidad de Conservas Emilia, pero jugando con un diseño atractivo que refuerza la imagen de calidad de los productos de la empresa y la singulariza.
En un mundo donde la oferta es cada vez más amplia y la demanda más cualificada, la diferenciación aporta un valor añadido a la marca. La creciente presencia de productos genéricos, que inundan los estantes de los grandes comercios, exige la introducción de nuevas prácticas y una correcta inversión en packaging ayuda a las empresas a posicionarse y encontrar un hueco en un mercado tan abundante que, a primera vista, parece tenerlos todos ocupados.