‘España necesita un trust de cerebros que reflexione sobre la política económica’

Pregunta.– ¿Cree usted que con una política de austeridad en el gasto público saldremos de la crisis?
R.T.– El problema es que la política de austeridad es inevitable, porque esto tiene un nombre que ya no se emplea, que es bancarrota. El Estado español está en bancarrota. En tiempos de Felipe II se declararon tres bancarrotas y se hablaba muy clarito; ahora no, ahora se dice que estamos endeudados, apalancados, que tenemos un problema de déficit o un problema de deuda pero el Estado español está arruinado, y si no toma medidas de austeridad podría quedar en absoluta quiebra ya de manera oficial. Además, existe una deuda que tenemos que pagar. ¿Por qué se pide el 6 o el 7% por el bono español? Pues sencillamente porque piensan que el bono español acabará en una quita, como acabaron los bonos griegos, y piden altos intereses para protegerse. Yo creo que es inevitable la política de austeridad, otra cosa es que eso produzca crecimiento. Pero lo que está claro es que es una medida de supervivencia ajustarnos a lo que tenemos.

P.– Todos los observatorios de análisis, salvo el Gobierno, aseguran que en 2013 el PIB va a seguir cayendo al mismo ritmo. ¿Por qué tardan tanto en hacer efecto las reformas?
R.T.– Hay la idea de que los gobernantes tienen que ser optimistas, lo que a mí me parece que es un planteamiento muy poco afortunado porque, al final, se tiene que reconocer el fracaso. Los observatorios internacionales y del BBVA coinciden en que vamos a crecer negativamente el año que viene y de que, en vez de una caída del 0,5% tendremos una del 1,5%. ¿Por qué no se reconoce por el Gobierno? Porque se está comprando tiempo continuamente, alargando decisiones radicales que no se acaban de tomar. Oli Renh, el comisario europeo de Asuntos Económicos, ha dicho que España está tomando medidas, pero no son medidas efectivas y el déficit no se acaba de recortar. Hemos puesto el 6,5 de baremo para este año y no se va a a poder cumplir porque las medidas no están teniendo eficacia. La reducción de las nóminas de las administraciones públicas tenía que haber empezado en el 2008 y solo hace unos días que el Consejo de Ministros ha dado la pauta para que los empleados públicos innecesarios y que no sean funcionarios sean despedidos con 20 días por año trabajado.

‘No se quieren decir las condiciones del rescate’

P.– ¿Es partidario de pedir ya el rescate?
R.T.– Sí, creo que se tenía que haber pedido mucho antes. Lo que pasa es que no se hacen los deberes. ¿Usted se acuerda cuando nos dieron el rescate bancario hace meses? ¿Ha entrado en funcionamiento? –No. ¿Por qué? –Porque no se han cumplido los requisitos. El principal era el banco malo y todavía no sabemos como vamos a hacerlo.
En eso también hemos demorado todas las medidas porque el banco malo se podía haber creado en el 2009. Suecia hizo un banco malo en los años noventa que luego fue un gran negocio. Prácticamente se nacionalizaron los bancos y luego se vendieron otra vez y fue un negocio impresionante, pero nos hemos retrasado mucho y los retrasos se pagan. Ese es el mayor pecado capital del señor ZP, haber retrasado las medidas y además haberlas hecho a medias, porque como tenía de asesores fundamentalmente a Cándido Méndez y a Fernández Toxo… El resultado es que no se hacía nunca nada: proteger los salarios, no a los despidos, no a la flexibilidad en el empleo… Y, claro, el resultado eran medidas tardías y a medias que solo sirvieron para agravar el problema.

P.– ¿Qué efectos tendría ese rescate si se pidiera ya?
R.T.– Las condiciones están dichas, pero entre que bajó un poco la prima de riesgo y esa actitud que tiene el Gobierno de decir que ya estamos mejor que antes… Oiga está usted mejor pero sigue grave y tendría que pedir ya el rescate. Pero ¿vamos a ser capaces de cumplir las condiciones para que el Banco Central Europeo compre deuda española en el mercado secundario a tres años y baje la prima de riesgo a 200 puntos? No nos han dicho cuáles son las condiciones pero el Gobierno ya lo sabe, y las condiciones pueden ser que tenemos que cumplir el déficit, que tenemos que quitarnos de encima 500.000 empleados públicos el año que viene, otros 500.000 el siguiente, congelar las pensiones e incluso bajarlas en algunos casos, etc. Pero eso no se quiere decir.

P.– ¿Qué sector puede sustituir a la construcción en el modelo económico español?
R.T.– Se ha dicho que el sector servicios y la industria serían la alternativa a la construcción y lo que tenemos es un proceso de desindustrialización y de desagrarización, con la particularidad de que si caen la industria y la agricultura lo servicios también caen, que es lo que está pasando. Entonces, las opciones son pocas y malas. Hay que hacer una política para retener la industria y hay que hacer una política agraria, que no es la que hace la UE en estos momentos, que está dominada por los países escandinavos, Inglaterra y Alemania, que quieren desmantelar la agricultura europea. Y eso lo tenemos que combatir. Y la Ley de Emprendedores ¿dónde está? Este Gobierno está de chapuza cotidiana. No tenía un plan, a pesar de que seis meses antes sabían que iban a ganar las elecciones, y empezaron a hacer medidas en plan Zapatero, un poco más pertinentes pero no muy diferentes. Lo que falta en este Gobierno es aquello que tuvo Roosevelt, y de lo que Rajoy tendría que enterarse: todos los sábados por la mañana hacía una alocución al pueblo norteamericano por radio, y era impresionante porque la gente decía: estamos mal pero este hombre sabe a dónde va. Y la segunda cosa que hizo Roosevelt fue el trust de los cerebros, que era un grupo que trabajaba para él pensando en la política económica, donde estaba gente como Morgenthau o Galbraith. Aquí no hay esa célula de pensamiento.

‘Hay un clima de cansancio y falta de liderazgo’

P.– ¿Puede sobrevivir en un mundo sin fronteras el modelo empresarial español, basado en pymes?
R.T.– No, pero el modelo español son más que las pymes; es también el IBEX 35 que sobrevive y progresa. El problema con el IBEX 35 es que se marche fuera porque ya muchos piensan que tienen que tener sus sedes en Nueva York, en Luxemburgo o en Rotterdam y se podrían marchar por razones fiscales. Lo que nos falta es el escalón intermedio entre el IBEX 35 y las pymes y son las empresas de 500 trabajadores que en Alemania hay muchas. Y es que en Alemania no se ha externalizado. Schröder dijo: “de aquí no se va nadie a fabricar a China”. Nosotros hemos ido como locos a fabricar allí y así nos está yendo. Afortunadamente eso empieza a retornar, porque en China están subiendo los salarios y los precios, hay problemas laborales, y los fletes han subido mucho también. Las empresas españolas que trabajan en Marruecos, en Túnez o en Brasil manejan la logística con mucha rapidez, pero desde China los envíos tardan mes y medio o dos meses.

P.– ¿Cómo valora las respuestas que se están dando en España ante la crisis?
R.T.– Yo diría que hay un clima muy negativo de cansancio, de confusión política, de falta de liderazgo, instituciones poco innovadoras, algunas muy castigadas por la crítica pública y, con razón, un clima de pesimismo. Y la falta de visión de cómo va a ser de larga esta crisis. Aquí nadie habla del medio y largo plazo, todo el mundo está buscando brotes verdes para pasado mañana y ese no es el sistema. Hace falta una política de mejor comunicación, el señor Rajoy está ejerciendo de gallego todos los días y así no se va a ninguna parte, no es socrático. Tiene que comunicar más y para eso tendría que saber más y que enterarse más y eso no lo está haciendo.

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