El nido espera vacío a las empresas

Hace dos años, los polígonos de Tanos y Reocín aspiraban a tener un complejo de naves nido cada uno. Sican prefirió dar prioridad a Reocín a la hora de embarcarse en un costoso proyecto (16 millones de euros) para levantar 60 de estas naves en el Parque Empresarial Besaya, y dejó Tanos para más adelante. Hoy ese horizonte parece muy lejano, porque la multitudinaria demanda que canalizaban las agencias de desarrollo de la zona ha desaparecido como por ensalmo con la llegada de la crisis. Por el momento no hay ninguna nave vendida y Sican tardará en dar salida al complejo recién inaugurado en Reocín.
En realidad, la crisis mica ya era evidente en diciembre de 2008 cuando se adjudicó a Siec la construcción de estas naves, pero había que estar preparados para el momento en que cambiase la tendencia y contribuir, en lo posible, a amortiguar el ciclo negativo, facilitando a los emprendedores una plataforma de lanzamiento ajustada a sus necesidades y a un precio accesible, unos 800 euros el metro cuadrado. La crisis ha resultado ser mucho más larga y profunda de lo que se podía imaginar y la dificultad de las empresas para encontrar financiación añade otro obstáculo más a la hora de plantearse decisiones de tanta envergadura como el traslado a otra ubicación.

Más facilidades

Consciente de ello, Sican está aplicando fórmulas inéditas en la historia de esta empresa pública, con las que trata de hacer más accesibles las naves a sus potenciales clientes. La promotora pública de suelo industrial ha gestionado la financiación bancaria de forma que los compradores sólo tendrán que subrogarse el préstamo, evitando muchos trámites e incertidumbres. También ha echado mano de una fórmula que las inmobiliarias están utilizando para dar salida a las viviendas embalsadas, el alquiler con opción a compra. Y para que no se pierda ninguna idea interesante por falta de financiación, incluso acepta la posibilidad de recurrir al simple arrendamiento, siempre que el proyecto se justifique por tratarse de jóvenes emprendedores o por su potencial innovador.

Naves modulares

Dentro del proyecto original del Parque Empresarial Besaya se reservó una gran parcela de 25.846 metros cuadrados para el desarrollo de naves industriales agrupadas. Esa manzana inicial se dividió en tres islas separadas por viales transversales, para una mejor urbanización de la zona, y la puesta en pie de las naves-nido se ejecutó en tres fases. El resultado son 60 pabellones modulares, con superficies que oscilan entre los 200 y los 370 metros cuadrados, diseñadas para adaptar su espacio a las necesidades específicas de cada empresa, de forma que también es posible conseguir superficies mayores con la unión de naves adyacentes.
Además de la funcionalidad, el proyecto ha cuidado la estética de las fachadas. La estructura de las naves es de hormigón prefabricado, con las dimensiones suficientes para la colocación de un puente-grúa de cinco toneladas y una entreplanta o cabrete. En el cerramiento, de acabado visto, se ha utilizado acero corten. Para aumentar la luminosidad de las naves, el 15% de la cubierta es translúcida y la carpintería es de aluminio y de aluminio-acero galvanizado, tanto en la fachada principal como en la trasera.
Las naves están dotadas de suministro eléctrico en baja y media tensión, red de telefonía fija para dos operadores (Ono y Telefónica) y cobertura de telefonía móvil garantizada con una antena instalada en el mismo Parque por los tres operadores. También cuenta con enlace a la red troncal de gas, que pasa a dos kilómetros de distancia, y canalizaciones que separan las aguas pluviales de las residuales.
Los sistemas contraincendios de detección y extinción y la protección contra las descargas atmosféricas completan el equipamiento de unas naves en las que cabe desarrollar todo tipo de usos y actividades, incluidas la de oficinas, y de las que tan solo se exceptúan las relacionadas con la hostelería.

El parque empresarial al 80%

La finalización de las naves-nido es el colofón de un proyecto que comenzó hace una década con la intención de convertir la escombrera de la mina de Reocín en un polígono industrial de 337.000 metros cuadrados útiles, en el que se ha cuidado especialmente la integración ambiental, con 200.000 m2 de espacios verdes, parte de ellos ocupados por el lago surgido en el antiguo vaso de la mina al dejar de bombear el agua subterránea y un río artificial que evacúa las aguas pluviales.
También, aunque de forma modesta, hay lugar para la aplicación de energías renovables. El Parque cuenta con una planta fotovoltaica de 100 KW de potencia, alimentada con los paneles colocados en dos de las rotondas principales, y con un aerogenerador de 6KW conectado a un sistema de baterías del que se alimentan parte de las luminarias que alumbran los viales. Unas instalaciones discretas para las posibilidades que ya ofrecen las nuevas energías, pero que en 2005, cuando se instalaron, suponían una iniciativa innovadora.
La estratégica ubicación del Parque, en el eje de las autovías del Cantábrico y de La Meseta ha propiciado que sea uno de los polígonos que más rápido se han comercializado. Hicieron falta treinta años para completar la venta del construido en Barros pero han bastado dos –finalizó en mayo de 2008– para que el de Reocín tenga ocupado o vendido un 80%, con 28 empresas ya ubicadas entre las que destacan los almacenes del Grupo Armando Álvarez y la fábrica de plataformas elevadoras de Haulotte.
El Parque se habría quedado pequeño casi el mismo día de su inauguración de no haber mediado la crisis económica que ha interrumpido radicalmente la demanda de suelo industrial, incluida la de muchos industriales que estaban en la lista de espera. Sican confía ahora en que, a los primeros síntomas de recuperación, la inercia de las empresas ya asentadas empuje la venta de esta promoción de naves-nido entre algunos de sus proveedores y contratistas.
La compañía pública reunió una base de datos de 2.000 potenciales clientes situados en tres áreas geográficas cercanas al polígono que pueden estar interesados en trasladarse a él. A todos ellos les ha hecho llegar la oferta de naves nido. Hasta la fecha se han celebrado 52 entrevistas aunque, por el momento, no hay contratos de venta en firme.
Si la demanda de las pymes no bastara, Sican no descarta la posibilidad de dedicar parte de esas naves a albergar de forma temporal proyectos de I+D que el grupo Sodercan respalda y que son parte de la nueva economía que el Ejecutivo cántabro quiere impulsar con la ayuda de los 70 millones de euros comprometidos por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

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