El coste de poner fin a la huelga de médicos

La carrera profesional, que en teoría iba a ser un reconocimiento de los méritos de algunos sanitarios destacados, lleva camino de convertirse en un doble complemento de antigüedad, a la vista de su progresiva generalización. El Gobierno cántabro, como ha ocurrido en otras comunidades autónomas, no sólo se ha visto forzado por las circunstancias a extenderlo a otros colectivos próximos, como el de enfermería, sino que lo ha generalizado para el todo el personal del Servicio Cántabro de Salud, de forma que hasta los pinches de cocina podrán aspirar a que se les reconozcan económicamente sus méritos profesionales.
En el caso de los médicos, y a resultas del reciente acuerdo que pone fin a la huelga, esos méritos ni siquiera tendrán que ser muy especiales. Si el pasado mes de diciembre la Consejería de Sanidad se vio forzada a reconocer a todo el colectivo el grado I de la denominada carrera profesional (lo que comportaba una nueva prima salarial de 3.000 euros al año), el acta de conclusión del conflicto médico da por admitido el grado II (6.000 euros) para todos los que tengan más de diez años de antigüedad y adelantará el reconocimiento económico de los grados III y IV, de excelencia profesional, para quienes superen los 62 años o los hagan a lo largo de los tres próximos años –el periodo transitorio de puesta en marcha de estos complementos salariales bautizados como carrera profesional–.

Revalorizar las guardias

La Consejería también accede a una nueva revalorización de las guardias (que denomina atención continuada). Si en el acuerdo de diciembre, que no aceptó el Sindicato Médico, la guardia de 17 horas pasaba de 217 euros (36.100 pesetas) a 334 (51.000) ahora se acepta que a partir de enero se valore según el promedio de las seis autonomías españolas que más pagan. También los médicos de primaria tendrán derecho a estas cantidades. Cada guardia localizada (en la que el médico debe estar presto a acudir si resultara necesario), se pagará como media guardia presencial.
El Sindicato Médico, a pesar de que apenas encontraba seguimiento en su protesta desde hace meses (había un único huelguista) ha conseguido buena parte de los objetivos que se planteó al convocarla. Otro de ellos es la extensión a todos los facultativos de una parte del complemento específico que se diseñó para premiar a los médicos dedicados únicamente a la sanidad pública y que ahora se abonará también a quienes tengan consulta privada o trabajen en otro centro.
Para el próximo año, la puesta en práctica de la carrera profesional va a suponer un coste de 16,8 millones de euros y algo más de seis millones para el ‘desarrollo profesional’, que afecta a otras categorías. Estas cantidades serán aún mayores a medida que el personal acceda a niveles más elevados y están muy por encima de lo previsto originariamente en el diseño de este complemento, a resultas de la casi generalización del grado II entre los médicos y de la elevada edad media de la plantilla de facultativos del Servicio Cántabro de Salud, en especial de Valdecilla, donde prácticamente uno de cada dos puede aspirar a cobrar ya los grados máximos de la carrera profesional. Y para quienes no se encuentran en estas circunstancias, no será difícil alcanzarlas en el futuro, al ponerse el punto de partida en el grado II y no aplicar cupos. En el diseño original de la carrera profesional, el grado IV –la máxima remuneración– estaba reservado a un número muy reducido de médicos que alcanzan un gran prestigio profesional por su práctica diaria o sus investigaciones.

Susceptibilidades

Pero ni siquiera este nuevo salto de escalón en el reconocimiento económico a la trayectoria va a evitar las susceptibilidades, tanto por parte de los sindicatos que habían firmado condiciones peores, como por el colectivo de enfermería, donde ya han surgido voces para que sus representantes renegocien sus condiciones en función de las conseguidas por los médicos. Y aún queda por definir, para evitar futuros conflictos, cómo se van a medir los méritos por los que un ayudante de cocina, un camillero o muchos otros de los 83 oficios que tiene el SCS en plantilla pueden alcanzar algo tan etéreo como la “excelencia profesional”.

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