El yacimiento de La Garma, Premio Nacional de Arqueología y Paleontología

La investigación científica de la cueva de La Garma, situada en la localidad de Omoño (Cantabria), ha recibido el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq 2021, dotado con 80.000 euros y que reconoce la excelencia de esta iniciativa incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El Museo Arqueológico Nacional (MAN) acogió en la tarde de ayer la segunda edición de estos galardones, que ha distinguido, entre veinte candidaturas, al proyecto «La montaña del tiempo. Exploración de un campamento paleolítico en La Garma», que concentra trece yacimientos arqueológicos de la época magdaleniense, entre 29.000 y 13.500 años de antigüedad.

En ellos destaca la perfecta conservación de las estructuras y los suelos del Paleolítico superior, situados en la galería inferior de la cueva, que por primera vez desvelan cómo vivían y se relacionaban los cazadores del último período glacial.

La ceremonia de entrega contó con la presencia del vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, Pablo Zuloaga, y del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, quien ha explicado que conocer el pasado probablemente permita «interpretar mejor el presente y preparar mejor el futuro».

El ministro valoró la movilización de recursos «de aquello que se llama a veces la sociedad civil o de mecenas como Antonio Gallardo», presidente de la Fundación Palarq, y que además decidan» poner el dinero en cosas que quizá no son las más vistosas, pero por eso hay que dar mayor valor a ese esfuerzo».

Con un total de 76.000 restos, este espacio cuenta con un yacimiento único en el mundo, una de las secuencias arqueológicas más amplias y completas de Europa que documentan la presencia humana en Cantabria desde hace 400.000 años.

“La originalidad de este proyecto sobresalió entre los finalistas”, declaró el presidente de la Fundación Palarq, quien insistió en que España carecía de galardones que pusieran el foco en la arqueología y la paleontología humana, tema “lo suficientemente importante”.

Respecto a la dotación económica, destacó que la financiación de estas disciplinas “no es suficiente”, motivo por el cual la Fundación trata de ayudar a estas investigaciones “allí donde no llega el país o las autonomías”.

El vicepresidente cántabro subrayó el trabajo desde hace 26 años por los directores de las excavaciones Roberto Ontañón y Pablo Arias, que «ha alumbrado a generaciones de investigadores en todo el mundo».

La cueva incluye un conjunto de arte rupestre junto a una de las colecciones de arte mobiliar más completas del continente europeo.

Esta burbuja del tiempo es, según Pablo Arias, una “Pompeya de la prehistoria” de la que se puede extraer información inédita respecto a temas como la organización de un campamento del Paleolítico y estudiar las relaciones entre el arte rupestre y el comportamiento cotidiano de dichas sociedades.

El descubrimiento de estos tesoros fue “inesperado”, pues, a juicio del investigador, nadie podía imaginar que en ese lugar se encontrara un yacimiento de esa magnitud, que actualmente está en “fase de progreso” porque solo se ha logrado explorar la décima parte de los 800 metros cuadrados que forman los suelos de la galería inferior.

De cara al futuro, Ontañón remarcó que la investigación se centra en la “conservación del entorno a través de métodos no invasivos de exploración”, con el fin de sentar las bases de una metodología de estudio en este complejo arqueológico que «pueda orientar el trabajo” a las próximas generaciones.

Los otros finalistas fueron «Ilit.auro: Arqueología de la Segunda Guerra Púnica» (Jaén), el yacimiento neolítico de La Draga (Banyoles, Girona), el proyecto «Djehuty: 20 años de excavaciones arqueológicas en Luxor (Egipto)» y el yacimiento de La Bastida (Murcia).

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