El búnker dispara las expectativas
“En 2010 vamos a mantener el dividendo. Somos el único banco del mundo desarrollado que ha mantenido el dividendo en estos años”. No era el tema del día, ni surgió entre las preguntas de los periodistas, pero era lo que enfatizaba Emilio Botín durante la presentación en sociedad del Centro de Proceso de Datos que se construye cerca de Solares. Y, por si a alguien le había parecido poco meritorio este hecho, remachó: “Y lo vamos a mantener también en 2011”.
Anunciar un 17 de enero lo que va a dar de sí el negocio en un año tan complicado, puede resultar una osadía para cualquiera, pero el Banco Santander ha conseguido ganar algunos partidos sin bajarse del autobús y uno de ellos es la previsión de beneficios.
Emilio Botín se desayunó esa mañana del 17 de enero con una noticia ciertamente incómoda: el diario El Mundo avanzaba que la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio contra Alfredo Sáez, consejero delegado del Santander, le va a inhabilitar para cualquier cargo bancario. Aunque votada por el tribunal, la sentencia ni siquiera estaba redactada en esa fecha, pero significaba un notorio problema para la entidad. Sin embargo, esa mañana Botín parecía más animoso que nunca. No solo se mostraba encantado con poder hacer en Cantabria una inversión de 240 millones de euros y atraer talento a la región para hacerlo funcionar, sino que se mostraba especialmente interesado en saber cuántos árboles se plantarían en los amplísimos terrenos que va a tener el complejo.
Como en otras obras importantes, Botín ha seguido el transcurso del CPD día a día y ha demostrado algo que parecía imposible cuando lo anunció, que unos edificios de semejante tamaño se construyan en sólo doce meses. Sobre el mismo suelo kárstico que tantos problemas ha dado a la hora de levantar algunos inmuebles públicos en Santander, el CPD del Banco ni ha tenido problemas de firme, ni ha necesitado modificados ni reformados de obra que lo encarezcan, algo que también parece imposible de conseguir en las actuaciones públicas.
El complejo, del que ya se ha construido aproximadamente un 30%, tendrá dos grandes edificios clónicos de 140 metros de largo, separados entre sí por una gran reserva de suelo y unos edificios auxiliares bastante más pequeños. La parte visible de los dos búnkeres es, en realidad, la menos relevante, ya que, como en los icebergs, lo sustancial está por debajo del nivel del suelo. En las dos plantas subterráneas se alojarán los servidores de la descomunal red de datos que tiene el Banco para tramitar las operaciones y se almacenarán los datos de los clientes. Por el momento, tendrá asignadas las operaciones que el Santander hace en Japón, Australia, Hong Kong y Singapur y las que en el futuro hará en China, donde tiene previsto abrir algunas oficinas, aunque con una cierta cautela.
Los CPD están diseñados para dar servicio a 90 millones de clientes y gestionar más de tres billones de transacciones anuales. Son capaces de soportar el funcionamiento de más de 220.000 ordenadores de sobremesa y tienen una capacidad de almacenamiento de 4.500 terabytes. El de Solares será el sexto del Banco y el más evolucionado de todos, algo que se notará especialmente en el consumo energético. Necesitará un 35% menos que su predecesor más reciente, en parte porque la gran cantidad de calor que producirán los servidores será aprovechada para calefactar el recinto en invierno y para generar frigorías en verano. Con esta ayuda, la climatización apenas tendrá necesidad de aportes energéticos durante nueve meses al año.