Antenas para el mundo que viene

Si el Parque Tecnológico es el escenario donde deben despegar las iniciativas locales de alto nivel investigador, parece creado a la medida de TTI. La empresa del joven físico torrelaveguense José Alonso, formado en la Universidad de Cantabria, es el producto más genuino de las posibilidades de la cantera local en el campo de las nuevas tecnologías.
Doce años después de su fundación, TTI se dispone a trasladarse desde un edificio de oficinas de El Sardinero que casi acabó por monopolizar a su nueva sede en el PCTCAN. Alonso no se despedirá del todo de su anterior sede, desde donde dominaba el Cantábrico, como nunca se desvinculó de la Agencia Espacial Europea, donde empezó como investigador. Allí vislumbró también las oportunidades de negocio que se abrían en un área muy específica de las telecomunicaciones: la radiofrecuencia y las antenas activas, un campo con amplias aplicaciones en la investigación espacial, la aeronáutica y la defensa.

Un investigador con empuje empresarial

Los dos años que estuvo como becario en la Agencia Espacial Europea (ESA) y la participación en varios proyectos de investigación en telecomunicaciones por satélite le permitieron tomar conciencia de las oportunidades comerciales asociadas a las investigaciones que hace la Agencia. Tanto que cuando salió de allí, cambió el papel de becario por el de contratista de este organismo, ya que ESA le encargó el desarrollo de ideas que él mismo había aportado como líneas de investigación.
La captación de otros clientes, como el INTA o Alcatel Espacio –la actual Thales Alenia Space– impulsó finalmente a este joven torrelaveguense a desarrollar una capacidad empresarial que no suele encontrarse en investigadores puros. Surgió así TTI, fundada en Santander en 1996 y que inicialmente contó con quince jóvenes investigadores, una cifra que se duplicó cuando en 1999 ganó varios concursos convocados por la Comisión Europea para participar en proyectos de alta tecnología. Hoy son ya 115 personas las que integran la plantilla de TTI, que ha creado una empresa filial (TST) y cuenta con una nutrida delegación en Madrid.
El rápido crecimiento ha sido consecuencia de su especialización. La ingeniería en el campo de las antenas y la radiofrecuencia activa que desarrolla es muy específica, tanto que apenas existen dos o tres empresas más en España que trabajen en ello. Un número muy limitado si se tienen en cuenta las crecientes necesidades del mundo moderno para comunicarse con más ancho de banda y desde situaciones de movimiento o en condiciones extremas. Eso justifica la importante cartera de trabajo de la compañía cántabra, que estos momentos desarrolla, de forma simultánea y en áreas muy diferentes, alrededor de treinta proyectos tecnológicos.

De los radiotelescopios a la fusión nuclear

Uno de los trabajos en el que prácticamente no tiene competidores es el de los amplificadores de señal de muy bajo ruido capaces de trabajar a temperaturas criogénicas, es decir, a 260 grados bajo cero. Estos amplificadores se instalan en las cabezas de los radiotelescopios para captar señales de radio muy débiles procedentes del espacio y que aportan una información imposible de obtener mediante telescopios ópticos. El movimiento de los electrones se ralentiza al operar con temperaturas tan bajas y eso permite evitar el ruido de los equipos de recepción y potenciar las señales de radio.
TTI, que viene trabajando en estos desarrollos desde hace diez años, fabrica tanto los criostatos que bajan la temperatura hasta los -260 grados kelvin, como los amplificadores que potencian la señal. Esa experiencia le ha propiciado pedidos para radiotelescopios de todo el mundo y contratos que llegan más allá del 2012, lo que indica que se trata de una línea de negocio bien asentada.
Otro sector ante el que se abre un futuro inimaginable es el de la fusión nuclear y también ahí está presente la empresa cántabra. Los ingenieros de TTI están desarrollando sistemas para los prototipos con los que se intenta obtener energía eléctrica mediante fusión nuclear, un proyecto que ha comenzado a dar sus primeros pasos experimentales con instalaciones como el ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) construido en Francia. El trabajo de la empresa cántabra se centra en los sistemas para que la electricidad generada por esta vía, mucho más limpia y abundante que la que se obtiene de las plantas nucleares convencionales, se pueda conectar a la red eléctrica.
En el área de las comunicaciones, las investigaciones de TTI son múltiples, desde la conexión a través de satélite con aviones no tripulados –un proyecto encargado por los dos mayores fabricantes de aeronaves, Boeing y la corporación aeronáutica europea EADS–, hasta proyectos para la gestión automática del tráfico aéreo.

Comunicaciones móviles para Defensa

La comunicación es también un área especialmente sensible en el campo de la defensa y la empresa cántabra trabaja en el desarrollo de terminales de banda ancha que permitan que aviones, barcos o carros de combate en movimiento puedan mantenerse conectados a través de un satélite fijo, sin perder la orientación del mismo, y transmitir a sus bases en todo momento imágenes de sus movimientos. Son equipos hasta ahora inexistentes pero anhelados por todos los ejércitos.
Pensando en las necesidades concretas de las fuerzas armadas españolas, TTI está desarrollando redes perimetrales de defensa para proteger las bases de nuestros soldados en Líbano y Afganistán de posibles ataques terroristas, gracias a la rápida detección de cualquier aproximación hostil. Otra investigación en la que está involucrada es el proyecto de la OTAN para disponer de un sistema que evite el derribo de un avión desde tierra en las fases de despegue o aterrizaje, los momentos en los que las aeronaves son más vulnerables.
Junto a los trabajos solicitados por organismos públicos y empresas privadas, TTI realiza investigaciones por iniciativa propia, con las que pretende anticiparse a las demandas que puedan surgir en el campo de las telecomunicaciones. Un área para la que cuenta con ayudas del Centro de Desarrollo Tecnológico e Industrial, de Sodercan y de la propia Comisión Europea.

Impulsar la fabricación

El espacio físico y el equipamiento para investigación del que dispondrá en la nueva sede impulsará otro de sus campos de trabajo, el de la fabricación de componentes, que supone ya el 30% de su facturación.
TTI ya produce amplificadores para radiotelescopios y equipos de comunicaciones para conectar estaciones de tierra con satélites, pero se propone aumentar la cantidad y ampliar la gama de productos.
Fabricar y testar esos equipos exige laboratorios muy sofisticados, como una sala limpia de clase 1/10.000 (el número máximo de partículas de polvo por metro cúbico) donde suelda los circuitos integrados, o una sala de criogenia para probar los equipos a temperaturas extremadamente bajas. Pero la más novedosa de las instalaciones de la nueva sede será una cámara anecoica que servirá para medir la capacidad de emisión de una antena. Su singularidad está en que absorbe todas las señales que no se encuentran en el haz principal y genera así el patrón de radiación de la antena. Por su tamaño (once metros de largo por seis de alto y cinco de ancho) será una de las mejores de España, donde tan solo existen tres o cuatro.
Un banco para la medida de equipos de radiofrecuencia completa las herramientas de alta tecnología con que ha dotado TTI su nueva sede, en la que ha invertido dos millones y medio de euros, de los que cerca de 850.000 se han destinado a los equipos de medida.

Luminosidad y espacio

Para la nueva etapa que se abre a partir de su ubicación en el Parque Tecnológico, TTI va a contar con una excelente plataforma, el edificio diseñado por Sobrellanos Arquitectos. Un cubo de atrevida geometría y gran aprovechamiento del espacio interior, que proporciona áreas de trabajo de gran amplitud.
En el diseño del edificio se ha aprovechado la caída natural del terreno, organizando el volumen edificable en dos niveles de uso desplazados una planta. Esa circunstancia se ha aprovechado para la creación de una amplísima terraza de unos 300 metros cuadrados. Los patios de luces también aportan una gran luminosidad a las salas de trabajo que al ser diáfanas dan una gran sensación de amplitud.
La fachada, de sobrio diseño, es de hormigón visto tratado con un pigmento que le da un acabado lechoso, más atractivo visualmente.
Los 2.100 m2 construidos están repartidos en tres plantas y dos sótanos. Sobre la rasante están las zonas destinadas a los ingenieros, los equipos de medida y el área reservada al ensamblado de los equipos que se van a fabricar en la propia sede. La terraza no solo servirá para los momentos de descanso, sino también para la medida de antenas en su conexión vía satélite.
En las dos plantas soterradas se encuentran la sala limpia, la de criogenia, la anecoica, un pequeño taller mecánico con una máquina de control numérico para fabricar los chasis de los prototipos y una cámara de seguridad destinada a preservar de miradas indiscretas la documentación confidencial que maneja la empresa en campos como Defensa, cuyos contratos comportan estos compromisos de seguridad.

30 años para la conquista de Marte

De las 115 personas que integran la plantilla del grupo creado por José Alonso, 60 trabajarán en el nuevo edificio del Parque Tecnológico. A ellos hay que sumar las 45 personas que se encuentran en la delegación que TTI tiene en Madrid, ubicada en el Parque Industrial de San Fernando de Henares. Un desdoblamiento impuesto por la necesidad de atender a las empresas cliente asentadas en esa comunidad en sus propias instalaciones. El empleo que ha sido capaz de generar Alonso con sus iniciativas se completa con los diez profesionales que integran la plantilla de TST, una filial enfocada hacia el campo de la telemática y las tarjetas inteligentes, ubicada en el Centro Tecnológico de Componentes, dentro del campus de la Universidad de Cantabria.
Todo ello es la demostración más palpable de la capacidad de las nuevas tecnologías para generar empleo de muy elevada cualificación y en un número que parecía reservado a industrias más convencionales. Pero la trayectoria empresarial de Alonso no ha hecho sino empezar porque TTI ha decidido que su posición de vanguardia debe llevarle mucho más lejos y no duda en que participará en los proyectos de colonización que se hagan de Marte, a los que el propio Alonso pone fecha: “30 años es una cifra razonable para llegar allí y nosotros queremos estar presentes en ello”.

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