La ciencia al día
Las invasiones de especies
Hasta ahora se pensaba que las actividades humanas influían en la intensidad de las invasiones biológicas de cada momento, pero ahora se ha comprobado que los intervalos que median entre la introducción de una especie en un territorio y su asentamiento y propagación pueden tardar mucho tiempo en manifestarse.
La intensidad de la huella histórica varía de un grupo taxonómico a otro y en algunos grupos con gran capacidad de dispersión, como los insectos o las aves, la repercusión del desarrollo socioeconómico es más cercana en el tiempo. Lo más preocupante son los efectos aplazados, ya que los niveles crecientes de actividad socioeconómica provocarán un aumento de las invasiones durante las décadas venideras, cuyas consecuencias no se podrán determinar completamente hasta que pasen varias décadas.
Aunque se logren reducir las introducciones involuntarias, los impactos a medio plazo de las especies alóctonas en la biodiversidad de las especies y en la economía serán mayores de lo que se calculaba.
Control de los qubits
Unos científicos han logrado un importante avance en el campo de la computación cuántica, ya que han conseguido crear un campo magnético integrado por bits cuánticos (o qubits), en un nanohilo semiconductor.
El qubit es el núcleo del concepto en la computación cuántica y se puede conseguir atrapando un electrón individual en un material semiconductor. Los electrones pueden girar sobre su propio eje (o espín) en dos sentidos. En la computación cuántica, uno de ellos representa el estado 0 y la otra el estado 1, así que el qubit puede codificar los datos tal como lo hacen los ordenadores normales con bits.
Hasta el momento se había controlado el espín de los electrones utilizando campos magnéticos. Sin embargo, resulta extremadamente difícil generar campos magnéticos en un chip. Pero ahora, los experimentos han demostrado que es posible el control magnético a escala nanométrica.
Una mutación impulsiva
Una investigación realizada en Finlandia ha identificado un gen asociado con un alto nivel de impulsividad en el comportamiento humano, especialmente tras el consumo de alcohol. El descubrimiento arroja luz sobre las causas subyacentes en la impulsividad y podría desembocar en el desarrollo de métodos novedosos para el diagnóstico y tratamiento de trastornos en la conducta impulsiva.
Se ha comparado el ADN de 96 delincuentes violentos con el del mismo número de personas sanas no impulsivas y el análisis reveló que los delincuentes tenían tres veces más probabilidades de presentar una mutación en el gen HTR2B, receptor de la serotonina en el cerebro. La mutación por sí sola no es suficiente para provocar que un individuo cometa actos impulsivos, porque necesita al alcohol como factor cooperador.
Los delincuentes que portaban la mutación genética habían cometido una media de cinco delitos violentos mientras estaban ebrios. En la mayor parte de los casos fueron reacciones desproporcionadas a pequeñas contrariedades. Los delitos no fueron premeditados y los autores no obtuvieron ningún beneficio económico con sus actos.
Reciclar el plástico
En Inglaterra han dado con una nueva técnica para procesar el 100% de los plásticos que se utiliza en el hogar. Consiste en un aparato capaz de procesar toda clase de desechos de plástico y de descomponer algunos polímeros como el poliestireno en sus monómeros básicos.
Actualmente, solo el 12% de los residuos de plástico se somete a un proceso completo de reciclaje. El 88% restante se quema como combustible o termina en vertederos. Y eso a pesar que son muchos los consumidores que separan sus desechos de plástico. Además, los trabajadores de las plantas de reciclaje dedican gran cantidad de tiempo a separar y limpiar los residuos, a lo que hay que añadir la complicación originada por el hecho de que muchos objetos se componen de varios tipos de plástico y es necesario aplicar más de un tratamiento.
El nuevo invento tiene un dispositivo que efectúa una pirólisis en un reactor de lecho fluidizado. La pirólisis consiste en aplicar calor en ausencia de oxígeno para descomponer los materiales. El dispositivo es capaz de transformar innumerables clases de plástico en sustancias útiles, algunas por simple destilación.
Con esta técnica, una planta estándar podría procesar 10.000 toneladas de desechos plásticos al año y extraer de ellos compuestos químicos reciclados por valor de 5 millones de libras esterlinas.