Vidal de la Peña: 100 años de historia y cuatro generaciones

El 2019 ha supuesto grandes cambios para la empresa, con la remodelación de su sede y dos nuevos concesionarios

Las empresas familiares representan el 89% del tejido empresarial español, pero los problemas de continuidad hacen que solo el 80% de ellas sobrevivan a la tercera generación. Vidal de la Peña es una de esas pocas supervivientes. Lorenzo Vidal de la Peña mantiene el legado que inició su abuelo hace décadas y prepara la llegada de la cuarta generación. 2019 ha sido un gran año para el grupo, que ha abierto Hakuba Motor, un concesionario oficial de motos Honda, y un concesionario de coches Renault en Reinosa, además de haber transformado sus instalaciones de la Avenida de Parayas, en las que ha invertido tres millones y medio euros.


El concesionario Renault Vidal de la Peña de Santander, que gestiona las marcas Renault y Dacia, ha vuelto a sus instalaciones tradicionales, tras finalizar las obras de remodelación que han durado algo más de un año y en las que ha invertido tres millones y medio de euros.

El edificio de la Avenida de Parayas fue inaugurado en 1967, y es obra del arquitecto torrelaveguense Ricardo Lorenzo, autor de otros inmuebles emblemáticos de la ciudad, como la estación marítima, la iglesia de los Pasionistas o el colegio de los Agustinos. El edificio, con unas fachadas sinuosas y acristaladas para que se pudiesen ver los coches del interior no solo era radicalmente innovador en la forma sino también en el emplazamiento, ya que más tarde casi todos los restantes concesionarios optarían por trasladarse también a la recta de Parayas.

La familia Vidal de la Peña contaba, desde los años 20, con una exposición en la calle Numancia, que cerró al abrir este gran concesionario a las puertas de la ciudad. Un lugar desmesuradamente grande para las necesidades de los años 60 y que deslumbró a los santanderinos, cuando apenas había marcas entre las que elegir y Renault motorizaba a gran parte de los españoles, que se resignaban a esperar meses para recibir su coche, porque las fábricas no podían atender tanta demanda.

“La instalaciones estaban sobredimensionadas para aquellos años”, reconoce Lorenzo Vidal de la Peña, recordando que solo se comercializaban cuatro modelos, los Renault 4L, Renault 10, Renault Alpine y la furgoneta Renault 4F. “Cabían, con todo su stock, en la mitad del espacio que ocupa la planta baja”. Hoy, en cada planta se exhiben medio centenar de modelos y versiones.

La fábrica de Renault en Valladolid en alianza con algunos accionistas nacionales (FASA-Renault) contribuyó decisivamente a motorizar el país y al desarrollo económico de toda su zona de influencia. Era el pistoletazo de salida para la democratización del automóvil y José Vidal de la Peña, el abuelo del actual presidente reforzó su apuesta por el automóvil en una España en la que todas las familias aspiraban a tener su primer coche.

En cada planta de exposición, de 3.000 metros cuadrados, se exhiben unos 50 coches.

En los años 70, cuando la zona occidental de Cantabria estaba experimentando un gran crecimiento económico gracias a la pujanza industrial, abrió otro concesionario de Renault en Torrelavega.

En los 90, Renault Vidal de la Peña añadió otra exposición más, la de Laredo, con la intención de dar cobertura a la zona oriental de Cantabria.

Lorenzo Vidal de la Peña asumió la presidencia de la compañía en 1999. Con él llegaba la tercera generación de la saga y el concesionario no ha dejado de crecer desde entonces, a pesar de los difíciles tiempos que atraviesa el automóvil desde hace una década.

El expresidente de la CEOE cántabra hasta comienzos de año y diputado regional por el PP asegura que el secreto de la continuidad como empresa “es mantener la ilusión y la persistencia, además de la reinversión. Este no es un sector con el que uno pueda hacerse rico, hay que reinvertir para poder mantenerse y actualizarse”. 

La fórmula va a permitir que su hijo, otro Lorenzo Vidal de la Peña, asuma la sucesión como cuarta generación de la empresa.


‘No hubiese hecho esta inversión si no creyese en el futuro de Cantabria’

Al hablar de su empresa, Lorenzo Vidal de la Peña deja a un lado su condición de político e, incluso, la de expresidente de la CEOE. Nunca ha tenido pelos en la lengua pero cuando se refiere a los problemas del sector del automóvil, evita buscar responsables y se muestra convencido de que el bache de ventas se pasará cuando se disipen incertidumbres como la formación de Gobierno y se decanten los cambios socioculturales que estamos viviendo.

Esos cambios depararán, en su opinión, dos mercados distintos: el de las grandes ciudades, donde el coche competirá con múltiples sistemas de movilidad, y el del resto del país, donde seguirá teniendo el protagonismo que ahora tiene durante bastante tiempo. “A los coches de combustión les quedan muchos años”, augura, “pero más en regiones como la nuestra que en las grandes ciudades, porque su sustitución se hará a distintas velocidades”.

Aunque en 2007 fue el primer concesionario de España en vehículos eléctricos, aquel experimento quedó anulado por la crisis, y hoy cree que el coche eléctrico no será una alternativa mayoritaria a corto plazo.

La convicción de que su sector aún tiene un largo recorrido y su “optimismo realista” le han llevado a ampliar el grupo que preside e iniciar una pequeña diversificación, al abrir también un concesionario de motos.

La inversión es una muestra de confianza en su propia empresa, después de dejar encarrilada la sucesión y de tener la confianza de que esa gestión “va a estar absolutamente profesionalizada”.

En cualquier caso, asegura que “no hubiese hecho esta inversión tan fuerte si no creyese de verdad que esta comunidad tiene futuro”.


Obras de reforma

El concesionario de la Avenida de Parayas mantiene los 6.000 metros cuadrados construidos pero ha cambiado sensiblemente al cumplir el medio siglo de vida, con unas líneas más rectas y unas cristaleras aún más grandes, que hacen la fachada prácticamente diáfana. La característica curva que le imprimió Ricardo Lorenzo en la esquina nordeste ha sido sustituida por unas aristas mucho más rotundas y un totem amarillo con el anagrama de Renault da la nota de color.

El edificio está dividido en tres alturas y, en su interior, lo único que ha quedado del precedente es la escalera de ladrillo en forma de caracol que las une. “Es un guiño a los que estuvieron antes, un símbolo de lo que fue”, explica Lorenzo Vidal de la Peña. Los trabajos de reforma, que ha ejecutado la empresa SIEC, han supuesto la demolición de prácticamente todo el resto del inmueble.

En la primera planta, de 3.000 m2 se exponen los nuevos vehículos turismos e industriales de Renault y Dacia. En la planta superior se encuentra otra exposición del mismo tamaño exclusivamente dedicada a los vehículos de ocasión.

A la izquierda, el concesionario de la Avenida de Parayas antes de la reforma. A la derecha, en la actualidad, con la nueva fachada realizada por Alufasa.

En una sociedad donde triunfan la imagen y las redes sociales, se ha añadido una plataforma para hacer fotos de los nuevos coches y para que los compradores puedan fotografiarse con su recién estrenada adquisición. “La compra de un vehículo todavía tiene una parte emocional importante y eso es muy bonito”, justifica el empresario.

La reforma ha sido el momento oportuno para sustituir todo el revestimiento de la cubierta, que era de fibrocemento. La fachada principal, con orientación sur, a la Avenida de Parayas, ahora está completamente acristalada y se ha convertido en un enorme escaparate que permite ver desde el exterior los vehículos expuestos en ambas plantas. Las fachadas secundarias, en cambio, se han recubierto con paneles grises de aluminio.

Las obras de construcción del concesionario de Renault en Parayas, en 1966, según el proyecto de Ricardo Lorenzo.

“Sobre todo queríamos visibilidad, luz natural, que el cliente vea desde cualquier ángulo todos los vehículos que hay en la instalación y poder tener al menos uno de cada modelo, que son unos 50 por planta”, explica Vidal de la Peña.

También se han construido dos aparcamientos para clientes, uno en la planta baja y otro la primera, con 25 plazas, un servicio vital en un polígono que tiene una ocupación del 100%. “Todo el mundo viene a trabajar en su coche y resultaba difícil aparcar”, reconoce el presidente del grupo.

Otras de las novedades es un gimnasio con dos vestuarios, para uso de los trabajadores del grupo, y una cafetería de dos plantas decorada con estilo retro, que está abierta a cualquiera que la desee usar, aunque no esté relacionado con el concesionario.

En las nuevas oficinas prima el mismo concepto de mucho cristal y grandes espacios abiertos. “Antes era normal compartimentar, por lo que las personas solo se relacionaban con los que estaban en la misma oficina. Ahora, la comunicación puede fluir entre todos de una manera transversal”, destaca Vidal de la Peña. También está cambiando la cultura empresarial y se han creado varios puestos para los trabajadores que se mueven entre las distintas instalaciones del grupo.

La reforma ha traído nuevas tecnologías, tanto en las salas de reuniones como en la propia exposición, donde los clientes pueden hacer uso de varias tablets para configurar el coche tal como lo desean y enseñárselo a los comerciales.

Renault en cifras

Renault España cerró el pasado ejercicio con un beneficio neto de 129,8 millones de euros, lo que supone un incremento del 14,2% en comparación con el año anterior. Las matriculaciones del grupo en España superaron los 188.000 vehículos, con un crecimiento de un 1,8%, lo que representa una cuota de mercado ligeramente superior al 12%.

De esa cifra, la marca Renault matriculó 123.100 vehículos, situándose como la segunda  más vendida del país, tras Peugeot, y su filial Dacia otras 65.000 unidades.

En las nuevas instalaciones, los trabajadores cuentan con espacios abiertos que favorecen la comunicación

En Cantabria, Renault ha sido la marca más vendida entre 2014 y 2017. “Creo que no lo hemos sido en 2018 porque no estábamos en nuestras instalaciones. Desaparecimos de primera línea y tuvimos que operar con herramientas provisionales en un lugar provisional, intentando hacerlo de la mejor manera posible”, justifica Lorenzo Vidal que, no obstante, se muestra satisfecho: “Creo que lo hemos llevado muy bien entre todos”.

Su grupo matriculó el año pasado más de 1.800 coches, pero el empresario destaca la mala situación que atraviesa el mercado del automóvil desde el último trimestre del 2018. “La incertidumbre es lo que más lastra al sector”, sostiene. En su opinión, el comprador se vuelve temeroso por factores externos, como el tener un gobierno en funciones y los mensajes que le llegan le llenan de dudas sobre el futuro de algunos combustibles o la posibilidad de no poder utilizar determinados vehículos en el centro de las grandes ciudades.

El gimnasio que se ha construido en el concesionario para el uso de los trabajadores del grupo.

El hecho de que la caída de las ventas en Cantabria en lo que va de año (un 19%) sea diez puntos superior a la media lo achaca al envejecimiento de la población, que da lugar a otras necesidades y a otros patrones de compras. “Quienes podían comprar más, la gente joven, emigran, porque no hay trabajos en consonancia con su formación”, explica.

Estas circunstancias y la larga crisis económica han dado lugar a un parque de coches antiguos muy alto en la región, “lo que pone en riesgo la seguridad de los usuarios”, advierte Vidal de la Peña, que hasta no hace muchos meses ha sido presidente de la asociación nacional de concesionarios Ganvam.

El mercado no solo compra menos sino que compra distinto. Cada vez más gente se decanta por coches de bajo coste, lo que también influye en la facturación de las empresas. Una de las mayores sorpresas es que un modelo low cost que se puede conseguir por menos de 8.000 euros, el Dacia Sandero, “se ha convertido en el coche más vendido en España y Cantabria”. Y de la marca Renault, el Clio.

Grupo Vidal de la Peña

Vidal de la Peña con parte del equipo directivo del grupo frente a la emblemática escalera del edificio. De izquierda a derecha, Ángel González, responsable de ventas Vehículo Nuevo; Isabel Pérez de Isla, responsable de Gestoría y Seguros; José García, responsable de Vehículo de Ocasión; Blanca Pino, directora de Centros, y José María Pérez, responsable de almacén y recambios.

Ni siquiera el tener los modelos más vendidos garantiza mejorar las ventas cuando la clientela está tan apática, pero Vidal de la Peña mantiene su apuesta por el sector. No solo ha realizado la obra del concesionario de la Avenida de Parayas, sino que, a pocos metros (en la calle Peña Abajo), ha abierto un nuevo punto de venta oficial de motos Honda. “Dentro del concepto de movilidad, ampliamos nuestra oferta con las dos ruedas, con la apertura de Hakuba, concesionario que dirige mi hijo, quien poco a poco irá tomando las riendas como cuarta generación de la empresa familiar”, adelanta.

Su apuesta por las motos, a las que tanto él como su hijo son aficionados, ha llegado porque “no se trata de vender más coches, sino de mejorar la movilidad de las personas, y la motocicleta es un factor predominante en cuanto a movilidad”.

Las instalaciones cuentan con más de 500 metros cuadrados y se dividen en una zona de exposición de motocicletas, un taller equipado con la última tecnología, una zona de cafetería y una boutique con productos de primeras marcas. En Hakuba trabajan cinco personas.

Además, Lorenzo Vidal de la Peña acaba de adquirir un concesionario en Reinosa, que refuerza la estructura del grupo y completa su despliegue por la región. Se trata de una pequeña instalación ubicada en la Avenida de Cantabria que le permite mejorar el servicio a los clientes de la zona sur de Cantabria. En estas instalaciones se atenderá un área de influencia de más de 20.000 personas en la parte meridional de la región.

La estrategia del grupo va dirigida a tener bajo el mismo paraguas a todos los clientes de Renault y Dacia en Cantabria, a través de las dos instalaciones de Santander (la exposición y el taller, ambas en la Avenida de Parayas);la de Cartes (junto a Torrelavega); la de Laredo (que cubre la zona oriental) y la nueva de Reinosa.

Una vez construido el concesionario de Cartes y renovados los de Laredo y Santander, el próximo paso será actuar en el adquirido en Reinosa para adaptarlo a las exigencias de la marca.

Empleo

El grupo cuenta con 132 empleados, de los cuales 38 trabajan en la sede central de Santander (el equipo directivo, comerciales, administrativos, marketing, calidad…); 42 en el taller que se encuentra en la misma avenida; 27 en el concesionario de Cartes; 18 en el de Laredo, y seis en el de Reinosa.

“En la plantilla hay casi tantas mujeres como hombres, excepto en los departamentos de posventa y servicios. A mí me encantaría que hubiera más”, añade el empresario, que recuerda el plan de igualdad que se ha implantado en el grupo. También se muestra muy satisfecho del equipo humano. “En Vidal de la Peña creemos en las personas, sobre todo en las que trabajan aquí. Es muy importante cuidarlas. Y a partir de ahí, el cliente es quien manda”.

Destaca especialmente a su equipo directivo: “Para mí, todos los trabajadores son muy importantes, pero el equipo directivo especialmente. Estoy seguro de que ellos podrían trabajar con otro jefe, pero yo no podría trabajar con otro equipo”.

María Quintana

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