Luis San Segundo, Degima: «Tendremos que diversificar proveedores»

El director financiero de Degima, Luis San Segundo, lamenta la ralentización en la llegada de los suministros industriales provocada por la pandemia del coronavirus

La calderería cántabra Degima no ha sido ajena a las consecuencias del estado de alarma. La empresa detuvo su actividad durante las dos primeras semanas de confinamiento y no fue hasta el pasado 14 de abril que retomó el trabajo en sus instalaciones, situadas en Maliaño. Según el director financiero de la compañía, Luis San Segundo, los primeros días se desarrollaron con incertidumbre. Aunque afortunadamente no se ha producido ningún contagio entre los empleados, más de un 10% de la plantilla tuvo que acogerse a la baja preventiva ante el menor síntoma «extraño» que pudiera padecer. «A algún trabajador sí que le hicieron el test y salió negativo, nos tranquilizó bastante», explica.

Uno de los contratiempos que ha surgido tras la llegada del Covid-19 es el de la ralentización en la recepción de suministros. «Dado que formamos parte de una cadena, el que un eslabón externo esté afectado repercute a toda la cadena», observa San Segundo.

En la compañía se introdujo una serie de medidas. En primer lugar, se modificaron los horarios laborales para que la entrada de los empleados sea escalonada y no accedan todos a sus puestos al mismo tiempo. Se cambió la jornada partida por la continua para que, de ese modo, los trabajadores no estuviesen en el comedor a la vez. Se impuso una distancia de seguridad mínima y se generalizó el uso de EPIS. Degima puso mascarillas de quirófano y FFP2, guantes de látex, pantallas protectoras y geles hidroalcohólicos a disposición de su personal, tanto de los operarios como de los empleados de las oficina.

Además, la calderería camarguesa limitó las visitas comerciales, de forma que solo atendía a las verdaderamente necesarias y a las que ya había pactado antes de la cuarentena. Todas aquellas reuniones con suministradores no esenciales se aplazaron para cuando el estado de alerta haya llegado a su fin.

El personal del departamento de administración y el de Oficina Técnica se ha visto obligado a teletrabajar, aunque eso sí, con dificultades. El director administrativo asegura que no han tenido acceso a todos los documentos y planos para trabajar con normalidad. «Nos falta también ese contacto que hace la dinámica diaria fluya mejor», asevera.

San Segundo considera que la afección ha sido «mucho mayor» en cuanto a los eventos que tenía programados. Todas las jornadas relacionadas con las energías renovables en las que participaba se han pospuesto. «Es una pena porque era una oportunidad de oro para dar a conocer a Cantabria la actividad que realizamos en Cantabria por parte de un grupo de empresas y centros tecnológicos», lamenta.

En su opinión, hábitos como darse la mano, abrazar o besar, dejarán de formar parte de los saludos convencionales, las firmas digitales sustituirán a las digitales para no intercambiar documentos físicos y el teletrabajo se extenderá a todos los ámbitos siempre que sea posible. Luis considera que tal vez la población nunca alcance la normalidad que existía antes de la pandemia. «Tendremos que diversificar proveedores y potenciar los nacionales de material de prevención para no depender tanto del exterior en estos productos tan delicados y que no nos pase como nos ha pasado con este virus», comenta.

 

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