Salitre, la bisutería santanderina de las ‘influencers’

Ana Terán es la emprendedora detrás de la marca, que se ha hecho un hueco en el mercado gracias a Instagram

El marketing de influencia no es nuevo, pero en la era de las redes sociales cada vez cobra más fuerza y se ha convertido en un elemento esencial en las estrategias digitales de las marcas. La santanderina Ana Terán apostó por las influencers cuando lanzó Salitre, su firma de bisutería y accesorios, y el resultado no ha podido ser mejor, tiene 10.000 seguidores de sus diseños. Lo que comenzó como un hobby la ha convertido en una joven empresaria.


La santanderina Ana Terán siempre ha sido una apasionada de la moda, aunque nunca hubiera imaginado que su vida laboral iba a ir encaminada a este sector.

Después de graduarse en Periodismo y Comunicación Audiovisual, decidió irse a Manchester a mejorar su inglés. En este tiempo, trabajó en una tienda de ropa, donde aprendió técnicas de escaparatismo y visual merchandising y se acercó a la moda de una forma más profesional.

Sin embargo, no fue hasta su regreso, en el verano de 2019, cuando nació el germen de lo que hoy es Salitre, su marca de joyería y complementos. Y fue de la manera más natural.

Mientras buscaba trabajo decidió que podía ocupar su tiempo libre haciendo pequeñas joyas como las que veía constantemente en redes sociales. Al fin y al cabo, solo necesitaba el material, tiempo y estar al día en las tendencias, y ella cumplía todos los requisitos.

La idea de Ana era hacerlas para su propio uso o para alguna amiga, pero cuando su entorno le animó a mostrar sus creaciones, abrió una cuenta y bautizó el proyecto con el nombre de Salitre Jewelry, relacionado directamente con sus raíces: Santander y el mar.

Comienzos inesperados

Ana luciendo otras joyas de su colección y una blusa kaftán.

Ana solo tenía como seguidores a las personas de su entorno hasta que decidió contactar con algunas influencers a las que conocía de su etapa en Madrid y mandarles sus diseños para que se los mostrasen a sus miles de followers. Funcionó. “Empezaron a subirme los seguidores y a hacerme muchos pedidos a través de Instagram”, rememora la santanderina.

Poco después llegó la pandemia y, a pesar de que Ana pensó que sus pedidos se estancarían, ya que no se podía salir de casa y, por tanto, no había motivos para ponerse joyas, el covid hizo que las compras online se dispararan. También las de Salitre, que continuó su crecimiento.

“Durante el confinamiento, elaboré muchísimas joyas y, como Correos estaba considerado un servicio esencial, pude seguir enviando los pedidos en todo momento”, comenta la emprendedora.

Hasta entonces, no disponía de un catálogo y la mayoría de los pedidos –que se hacían por Instagram– eran únicos, por lo que Ana tenía que intercambiar muchos mensajes para gestionar cada uno de ellos. “Me encantaba hablar con cada una de las clientas de manera individual, pero me llevaba mucho tiempo”, revela la joven.

“A finales de 2020 decidí que si iba a seguir apostando por Salitre, debía profesionalizarme al máximo y el siguiente paso fue crear una página web”. Desde entonces, Salitre cuenta con una página con todo el catálogo de productos, en la que se pueden realizar las compras. También le ha servido para ordenar sus creaciones en forma de colecciones.

Para todos los públicos

Las joyas de Salitre son de corte juvenil y suelen ser de acero inoxidable. Sus precios no sobrepasan los 20 euros. “Este es el modelo de negocio que he elegido. Si hubiera puesto precios más altos, tendría más ganancia, pero he querido que sean asequibles para todo el mundo”, explica Ana.

Sus colecciones son totalmente artesanas y siguen las últimas tendencias (dorados, piedras de colores, smilies y frutas…).

Para fabricar sus productos, empezó recabando los materiales necesarios por Internet, ya que “en Santander apenas quedan tiendas de abalorios”. Ahora se desplaza a comprar sus materiales a los mayoristas.

Ella siempre pensó que su público serían chicas de 20 a 30 años pero, para su sorpresa, sus diseños han calado en otras edades. “Muchas veces me escriben mujeres de 50 años que quieren hacer un regalo a una hija o a una sobrina, o comprarse algo para ellas”, constata.

En su empeño por hacer crecer Salitre, este verano ha añadido a su marca un buen número de complementos, entre ellos bolsos, cuelgamóviles, pareos, vestidos tipo kaftán o blusas kurtas.

Apoyo de su entorno

Para crear su propio negocio, ha tenido un apoyo decisivo en su madre, la diseñadora de Tocados Belén Antelo, que ya vivió la aventura de emprender antes que su hija.

La joyería de fantasía es tendencia este verano.

No solo le cedió un espacio en su atelier para que pudiera montar su taller sino que la aconseja sobre las situaciones que plantea la gestión diaria del negocio. “Al no tener una formación específica en Empresariales, me han ido surgiendo muchas dudas a lo largo de este camino”, reconoce la joven emprendedora, que se ve en la necesidad de atender muchos frentes: hacer los diseños y los pedidos del material que necesita, montar las joyas, mantener la web y la cuenta de Instagram y realizar los envíos. También se encarga ella misma de hacer las fotografías para su página, pero siempre detrás de la cámara. “A mí no me gusta salir en las fotos. Mis amigas son quienes hacen de modelos. A cambio, les regalo algunos artículos”, explica.

Además, sigue gestionando las colaboraciones con las influencers. Algunas de ellas, con cientos de miles de seguidores, como Sara Bacereido o Anna Padilla. “Les debo mucho, porque son ellas las que han hecho crecer Salitre y que algo que empezó como un hobby sea ahora mi negocio”, agradece Ana con una gran sonrisa.

María Quintana

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