La alarma cántabra que espanta a los ladrones

Dos ingenieros han creado un aparato para evitar el robo de enseres en espacios abiertos

Robar una mochila en una playa mientras el dueño chapotea en el agua, hurtar una cartera en núcleos urbanos muy transitados o un móvil en el metro va a ser más complicado para los ladrones a partir de ahora.

Rubén Diego Carrera y Esteban López, dos ingenieros cántabros de Caminos, han lanzado al mercado Moveprotection, una pequeña pero sonora alarma de 90 decibelios que disuade al ladrón en su intento de manipular o llevarse pertenencias personales al alertar a todas las personas que se encuentran en las proximidades. 

Los pitidos del Moveprotection pretenden poner al delincuente bajo presión obligándole a escoger entre dos opciones, salir corriendo y llevarse todos los enseres o soltarlos.

El dispositivo se puede colocar sobre maletas, mochilas, carteras, bolsos, portátiles y muchos objetos más, gracias a que cuenta con un acople de llavero y a su tamaño, inferior al de un huevo de gallina.

Los impulsores aseguran que la alarma es realmente útil en una gran variedad de escenarios públicos: playas, parques, aeropuertos, cafeterías, bibliotecas, piscinas, gimnasios, pistas de pádel e incluso en la universidad.

Rubén Diego matiza que este dispositivo, más allá de mantener a buen recaudo objetos de elevado valor económico como smartphones, tablets y tarjetas de crédito, las llaves del coche o las de casa, también preserva la información que contienen los dispositivos electrónicos y, por tanto, la intimidad de los usuarios. Una seguridad que se puede obtener por algo menos de 50 euros.

Carrera analiza algunas de las consecuencias que podría ocasionar un hurto. “Sería un estropicio que te roben la cartera y tengas que ir a renovar el dni y las tarjetas de crédito. También pueden robarte el ordenador. Prefiero que me roben la cabeza, que tiene menos información”, bromea.

Funcionalidades y fabricación

Los ingenieros pretendían crear un producto muy simple y sencillo de activar, lo que ha requerido muchos esfuerzos en los procesos para la optimización estética y tecnológica. Solo en los ocho meses previos a conseguir la versión comercial han producido diez prototipos distintos.

El dispositivo se carga a través de microusb y su batería puede durar 15 días. Un indicador led informa sobre el nivel de carga y un altavoz que tiene la forma del logotipo de la empresa emite la señal de alarma.

Para activarla, hay que pulsar un botón e introducir una contraseña de cuatro dígitos. Solo hay que esperar entre diez y 15 segundos a que el acelerómetro se calibre y ya está listo para ser usado.

Un alumno adelantado

Aunque Carrera y López están trabajando duro para que el proyecto salga adelante, no fueron ellos los inventores de este artilugio, sino Constantino Martín, un joven emprendedor y estudiante de último curso de Ingeniería Industrial en la Universidad de Cantabria.

A finales de 2019, Martín presentó su idea en el concurso de emprendimiento +Talento Besaya, organizado por el Ayuntamiento y la Cámara de Torrelavega, ante un jurado formado por varias personas, entre las que se encontraba Rubén. A Carrera no solo le sorprendió la presencia de aquel muchacho, que había sido alumno suyo, sino también la idea que le había llevado a ser finalista.

El embalaje de Moveprotection contiene un código QR mediante al que se puede acceder a las instrucciones.

Rubén y Esteban le propusieron a Martín crear una sociedad, llamada Emprendedores de Ideas Millonarias, desde la que desarrollar el Moveprotection. Tras el ‘sí quiero’ de Martín, se unió un socio más, un personaje público conocido, cuya identidad no quieren revelar.

El arranque de la empresa, sin embargo, fue decepcionante. El socio misterioso, que ya no está presente en el accionariado, al igual que Martín, facilitó que el dispositivo se fabricase en China y el resultado no fue el deseado. El problema no estaba en la calidad de los materiales sino en un diseño poco optimizado. Eso ha dejado en los almacenes de Moveprotection un stock de medio millar de unidades que nunca llegaron a venderse.

Rubén confiesa que este primer fracaso trajo consigo una crisis en la compañía que obligó a los propietarios a decidir si cerrar el negocio y detener las pérdidas o seguir arriesgándose.

En es contexto de extrema incertidumbre, Moveprotection recibió un correo electrónico de un grupo inversor que creía en el proyecto. Los ingenieros no atendieron la propuesta, porque no querían perder poder en la toma de decisiones importantes, pero ese interés externo fue un estímulo para continuar en su andadura.

Ingeniería 100% española

En este segundo intento, el diseño se ha llevado a cabo en Cantabria y el proceso de fabricación a una factoría gallega que utiliza la impresión 3D, con capacidad para hacer 10.000 unidades al mes.

Aunque la relación con sus socios gallegos es inmejorable, Moveprotection está planteándose realizar la fabricación en Cantabria para reducir costes logísticos. “Estamos en vías de negociación con una empresa que tiene la misma tecnología”, explica Rubén.

El primer año, Martín se encargó del desarrollo técnico del dispositivo. Tras su marcha, Carrera y López contrataron los servicios de un ingeniero de telecomunicaciones especialista en el desarrollo de placas electrónicas, un ingeniero mecánico que debía resolver todos los detalles de diseño y una empresa especializada en creatividades y gestión de redes sociales, así como de otra experta en campañas de publicidad y tráfico a través de Internet.

Los impulsores de Moveprotection son de los que piensan que el éxito de un producto no se mide exclusivamente por su calidad y utilidad, sino también por la visibilidad que alcanza. Por ello, no dudaron en contactar con un reputado youtuber con 2,16 millones de suscriptores que basa su éxito en analizar el comportamiento de los ciudadanos utilizando cámaras ocultas en la calle.

Con él filmaron un vídeo en un parque de Zaragoza que debía testar la utilidad de Moveprotection en un entorno real. Dejaron abandonados sobre un banco, a propósito, una mochila y un teléfono, pero no aparecían personas dispuestas a robarlos al descuido. Tras varias horas de grabación, dieron con un hombre que se aproximó de forma sospechosa a las pertenencias personales y la alarma hizo su función, alertando a todos los presentes y al dueño de los enseres.

Tanto Rubén como Esteban esperan vender un gran número de unidades en la campaña de verano y empezar a rentabilizar su incursión en el mundo tecnológico. Mientras tanto, su principal sustento seguirán estando los proyectos de ingeniería, como el puente tibetano más largo del mundo que han diseñado para instalar en Peñarrubia.

David Pérez

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Un comentario

  1. Su conocida vinculación con un notable Partido de la Región de Cantabria les augura un gran futuro de subvenciones a pesar de que todo tipo de cacharros de esos están ya inventados

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