El eslabón que faltaba en la industria del surf

Atlantiks Surf abrirá en Reocín una fábrica de poliuretano para las tablas

La incipiente industria cántabra de tablas de surf se va a ver reforzada con la apertura en Reocín de una planta en la que se va a producir la espuma de poliuretano con la que se fabrican. El promotor es Atlantiks Surf Factory, la empresa creada por el venezolano Javier van Praag.


De surfear en las aguas del Caribe a hacerlo en las del Cantábrico y de fabricar la espuma de poliuretano para las tablas en Caracas a levantar en Reocín la primera factoría que va a producir en la región esa materia prima que intentará vender a los numerosos fabricantes de tablas que han ido apareciendo en la cornisa cantábrica.

Detrás de esta decisión se encuentra una peripecia que ha llevado al venezolano Javier van Praag y a su familia a buscar en España la estabilidad personal y empresarial que necesitaba para retomar una actividad que desarrolló en su país natal durante 15 años, la de fabricante del material más utilizando para la tablas de surf.

Una fábrica en Reocín

La aventura empresarial de van Praag en Cantabria comenzará el próximo mes, cuando la nave que está equipando en el Parque Empresarial Besaya (Reocín) comience a fabricar la espuma de poliuretano (foam) de la que están compuestas la inmensa mayoría de las tablas de surf.

Las ventajas que aporta este material tan ligero explica su generalización para atender una demanda que ha crecido exponencialmente con el auge de este deporte. Se trata de un compuesto plástico de muy alta flotabilidad, resistente a los golpes y que, además, soporta bien el agua y la salinidad.

Tiene otra ventaja añadida. La gran maleabilidad de las espumas de poliuretano hace que se adapten perfectamente a la forma deseada para la tabla, algo muy importante a la hora de fabricar el modelo más adecuado para cada practicante.

Atlantiks Surf Factory, que es el nombre de la empresa de Reocín, producirá inicialmente unas 600 piezas al mes, con cuatro modelos distintos de tabla, aunque el objetivo final es llegar a producir el doble y hacer hasta 12 o 14 modelos.

Las piezas se entregan preformadas y el fabricante de tablas las someterá después a un corte por control numérico para darles la forma exacta. El acabado final requiere un revestimiento con fibra de vidrio o resinas epoxi. Es en esta fase cuando la calidad de la materia prima se hace notar en aspectos como la microestructura de la espuma, como explica Javier van Praag: “Cuanto más pequeña es la celda de la espuma mejor es el producto, porque hace que sea más compacta. También absorbe menos resina a la hora de laminarla y al aplicar la fibra de vidrio o la resina de poliéster con la que se recubre. Todo ello da lugar a que la tabla final sea más liviana”.

Otra de las características que aprecian los fabricantes es la blancura de la espuma de poliuretano, porque cuanto más tiempo se mantenga ese color menos envejecerá la tabla.

Además de los mezcladores en los que se realiza el proceso de fabricación de la espuma de poliuretano, Van Praag emplea unos moldes propios y ha diseñado un carro con una sierra de cinta para el corte de las planchas. Una vez cortadas, a esas pre-tablas se les añade un alma de madera en el centro que, además de aumentar la rigidez de la tabla, sirve de guía para su acabado final. Así quedan listas para su envío al fabricante.

La elección de Cantabria

La irrupción del surf en las playas de la cornisa cantábrica, en las que no deja de aumentar el número de practicantes, ha ido acompañado de la creación de varias decenas de escuelas y de un puñado de fabricantes de tablas.

En Cantabria hay al menos dos, Full&Cas, en Maliaño, y GoldBeach en Peñacastillo (Santander), y en el País Vasco se encuentra la mayor fábrica de tablas de surf de Europa, Pukas, de la que salen unas diez mil al año. Pero también han ido apareciendo fabricantes en Asturias, Galicia, Portugal y en la costa francesa, que serán los potenciales destinatarios de la espuma de poliuretano producida en Reocín.

Van Praag la comercializará con la misma marca registrada que empleaba en Venezuela, ‘Huracán Foam’, y ya ha comprobado la disposición de estos fabricantes a probar su producto.

Está convencido de que su ubicación en el centro de la cornisa cantábrica le ofrece una ventaja competitiva. Aunque hay otro fabricante de espuma en el sur de España y un par de ellos en el País Vasco, la mayoría dependen de proveedores sudafricanos, australianos o estadounidenses.

Frente a los elevados costes de transporte que requieren estas importaciones y la lejanía del suministrador, ‘Huracán Foam’ tratará de sacarle partido a su proximidad a los fabricantes locales de tablas y cree que podrá competir con los otros productores nacionales tanto en precio como en experiencia.

Con todo, Cantabria no fue la primera elección de este venezolano cuando hace año y medio decidió abandonar su país. Al tener familiares en Canarias, las islas se convirtieron en la primera etapa del viaje que le ha traído hasta nuestra comunidad. Pero la idea de crear allí su fábrica de foam chocó con un ambiente poco propicio para el desarrollo de iniciativas industriales. Además, su lejanía de los fabricantes nacionales de tablas le situaba ante el mismo escenario de altos costes y largos tiempos para suministrar su producto que ahora podrá evitar.    

En su elección de Cantabria también ha resultado decisiva la acción de Sodercan, que le ha ayudado, con su línea de subvenciones y le ha asesorado para poner en marcha una iniciativa en la que va a invertir 100.000 euros y que viene a robustecer la emergente industria local que ha surgido en torno al surf.

Jesús Polvorinos

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