Bluepassion: la apuesta de dos hermanos por los arándanos ‘eco’

Manuel y Mario Calatayud han unido sus dos pasiones, la naturaleza y la gastronomía, en su explotación agraria

Los cultivos de arándanos empiezan a ser bastante comunes en España y, aunque Huelva sigue siendo la provincia que más produce, con diferencia, el norte de España apuesta cada vez más por este cultivo. Los hermanos Calatayud se encuentran entre este grupo de productores pioneros y han querido diferenciarse de su competencia apostando por la sostenibilidad. Su empresa, Bluepassion ofrece un producto 100% ecológico y de kilómetro 0, sin intermediarios.


Aunque el comercio de arándanos en España aún dista mucho de los 12 kilos por persona que se consumen anualmente en países como Inglaterra o Alemania, ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años. Esta saludable baya originaria de Norteamérica ha pasado en poco tiempo de ser casi desconocida a un producto habitual en muchos hogares.

Además de sus propiedades nutritivas y de su buen sabor, el arándano es una excelente fuente de antioxidantes y un potente aliado contra las infecciones urinarias, y su consumo aumenta el colesterol bueno y combate la pérdida de memoria. Unos beneficios para la salud que en ocasiones lleva a incluirlos entre los llamados superalimentos.

Hace unos años, los hermanos Manuel y Mario Calatayud decidieron emprender un negocio juntos. Manuel había estudiado Gestión y Organización de los Recursos Naturales en el IES La Granja (Heras) y Mario, Dirección de Cocina en el IES Peñacastillo, además de varios cursos en Bilbao, por lo que decidieron que su negocio debía ir orientado a algo que uniera ambas especialidades, la agricultura.

Tras analizar el mercado, y comprobar el paulatino crecimiento de la demanda de arándanos y las óptimas condiciones de Cantabria para este cultivo, por clima y suelo, se decantaron por este fruto silvestre.

Producción ecológica

Bluepassion vende sus arándanos ecológicos directamente a los consumidores, sin intermediarios, fomentando el producto de kilómetro 0.

En 2015, los Calatayud compraron una finca de algo más de una hectárea y media en Navajeda (Entrambasaguas) que se había venido utilizando para el pasto de ganado.

El primer paso era adecuarla para una plantación de arándanos. Prepararon la tierra, vallaron la finca, construyeron un almacén e instalaron la balsa de riego. Cuando por fin concluyeron estos trabajos previos, realizaron el sembrado.

Decidieron plantar cinco variedades de este fruto (ochlockonee, duke, aurora, centra blue y columbus), ya que tienen periodos de maduración distintos. “Con las cuatro primeras podemos abarcar toda la temporada, de mediados de mayo a octubre, y cubrir las necesidades de nuestros clientes. La columbus la utilizamos como polinizadora y sirve para conseguir un calibre mayor de los frutos”, explica Manuel.

Desde el principio querían decantarse por el producto ecológico. Esto significa que el control de las malas hierbas se realiza de manera manual (ayudándose de la desbrozadora y la segadora), en lugar de hacerlo con herbicidas y otros productos químicos. Además, solo pueden utilizar fertilizantes ecológicos, que obtienen mezclando sustancias obtenidas por la degradación y mineralización de residuos de naturaleza orgánica.

Un negocio a largo plazo

Puesto que estas plantas no producen el fruto hasta pasados unos tres años, tuvieron que esperar al verano de 2018 para obtener su primera cosecha.

Por ley, los cultivos perennes de frutos de bayas deben seguir las pautas de la agricultura ecológica durante tres años, antes de conseguir la certificación “por lo que haya podido haber antes en ese suelo”, revela Manuel. Por este motivo, Bluepassion no consiguió la certificación del Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica (CRAE) de Cantabria hasta el año pasado.

A pesar de confirmar su apuesta por los arándanos, los hermanos lamentan que “el comprador aún no está concienciado de lo que implica comprar este tipo de productos”, lo que da lugar a unos precios poco remuneradores.

Trabajo en equipo

Manuel recogiendo arándanos durante una de las visitas a la finca.

Los hermanos se han repartido las tareas. Manuel se ha encargado de distribuir la finca, organizar el sistema de riego y es quien realiza los cuidados más técnicos de las plantas. En este tiempo se hecho tan experto en esta fruta que es capaz de adivinar su crecimiento y necesidades.

Por su parte, Mario coordina las campañas, las labores de comercialización y distribución y la gestión de la cuenta de Instagram.

En plena temporada, otros familiares ayudan en la recogida. Cuando, en algún momento, ni siquiera así son suficientes, los hermanos realizan contrataciones puntuales de gente de la zona, siguiendo sus principios de fomento de la economía local.

La cosecha es, por ahora, limitada, “porque las plantas son jóvenes y producirán más cada año hasta que cumplan ocho y lleguen a la edad adulta”, explica Manuel. La última campaña han recolectado unas ocho toneladas y estiman que cuando las plantas sean adultas puedan llegar a obtener alrededor de 15.

Tras una labor de comercialización muy trabajosa, se muestran orgullosos de haber conseguido estar presentes en un buen número de fruterías, herbolarios y en algunos establecimientos hosteleros. “Cada día recogemos el fruto y se lo entregamos directamente a nuestros clientes, sin pasar por cámaras”, recalca Mario.

El destrío (la fruta “fea”) se la venden a una empresa de infusiones de la región, para elaborar tés, y el resto lo utilizan para su propio autoconsumo.

Con el objetivo de dar a conocer el producto, el pasado verano comenzaron a realizar visitas guiadas por su finca. Por doce euros, muestran la plantación, explican la estructura del campo, las variedades de plantas de arándano y las labores de mantenimiento y producción que desarrollan. Finalmente, hacen una degustación de arándanos y cada persona se lleva medio kilo.

Hasta que llegue el póximo verano, ya que ahora  los arándanos mantienen un reposo vegetativo, esperan recibir visitas de colegios de la región, para trasladar a los niños la importancia del sector primario y del respeto por la naturaleza.

María Quintana

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