‘Valdecilla no estuvo desbordado en ningún momento’

El gerente del Hospital cree que la clave ha estado en anticiparse. Desde enero había una comisión de seguimiento del Covid-19

La epidemia de Covid-19 se ha cobrado en Cantabria más de 200 vidas, la mayoría de ellas en residencias de ancianos. En seis semanas, el Hospital Valdecilla tuvo que atender una avalancha de 600 personas afectadas por el virus, que hubiese sido más alta de no haber adoptado unas extraordinarias precauciones internas que evitaron más contagios, como la de crear dos hospitales separados, el Covid y el No Covid, en el que se trataban las patologías ordinarias que no podían esperar. La organización y el esfuerzo incondicional de la plantilla han sido las claves de que la comunidad autónoma haya registrado unos índices de mortalidad muy inferiores a la media y que únicamente el 2% del personal del Hospital haya resultado contagiado. Todo eso no ha evitado un gran sufrimiento y una fuerte presión asistencial durante las dos últimas semanas de marzo y el mes de abril que, sin embargo, nunca pusieron al límite los recursos del Hospital. Siempre hubo camas en las plantas, en las UCIs y respiradores suficientes.


Después de meses de lucha sin cuartel contra la Covid 19, el Hospital Valdecilla respira hondo con la sensación del trabajo bien hecho, aunque sin bajar la guardia porque siguen apareciendo casos aunque son muy pocos los que llegan al hospital  frente a la dramática avalancha de finales de marzo o del mes de abril, los momentos más duros de la epidemia. El otoño, advierten los especialistas, puede ser complicado con la llegada de otros virus respiratorios propios de la estación, y no ayuda la baja tasa de inmunidad que se está detectando en los test realizados en Cantabria, donde apenas el 4% de la población ha estado infectada por el virus.

Con la prudencia que impone la posibilidad de tener rebrotes, Rafael Tejido, gerente del Hospital, se muestra satisfecho al mirar atrás “porque el espíritu Valdecilla ha estado muy presente. Queríamos hacerlo muy bien, estar a la altura de nuestra historia, responder a la confianza y cariño que tienen los ciudadanos de Cantabria a nuestro Hospital”.

“Organizamos un Hospital Covid, con estructuras y circuitos asistenciales diferenciados, y montamos equipos Covid muy unidos, compactos, fuertes frente al reto que llegaba. La respuesta de los servicios Covid en Urgencias, hospitalización, intensivos, radiología y laboratorio ha sido espectacular”, explica. “Todos ellos deben sentirse importantes, orgullosos de lo que han hecho”.

El Dr. Rafael Tejido, director gerente del Hospital, asegura que lo que denomina espíritu Valdecilla ha estado muy presente en el esfuerzo colectivo para abordar la pandemia. FOTO: SOMOSVALDECILLA

Cree que la respuesta se ha reflejado en los resultados: “Lo han hecho tan bien que puede parecer que no hubo tanto impacto… pero hemos tenido más de 600 ingresos, más de 70 en intensivos, ocupamos 11 plantas de hospitalización, y hemos realizado decenas de miles de test diagnósticos”.

Aunque hay que lamentar que la epidemia se haya cobrado 211 vidas en  la comunidad hasta ahora –la mayoría en residencias de ancianos– y que se hayan registrado ya más de 2.200 contagios confirmados por PCR, la respuesta del sistema sanitario ha conseguido que esa trágica cifra no fuera mucho más alta.

Para entender cómo ha trabajado Valdecilla hay que tener en cuenta varios factores. El Hospital tiene experiencia en abordar situaciones de crisis excepcionales, como el accidente que sufrió hace veinte años, que causó la muerte de cuatro trabajadores, numerosos heridos y obligó a reorganizar y desalojar el centro en tiempo récord, además de acostumbrar a la plantilla a trabajar en condiciones muy precarias durante los muchos años que duraron las obras de reconstrucción. También ha contribuido la experiencia del propio gerente, formado en la casa, que no solo la conoce a fondo sino que procede de la urgencia y la UARH, un área acostumbrada a gestionar incidencias y complicaciones a diario.

El doctor Tejido insiste en reconocer la labor de los profesionales de Valdecilla, “facultativos y enfermeras de altísimo nivel competencial” y, en especial, lo que en la jerga del hospital se denominaba ‘el Triunvirato’, un equipo formado por los doctores Carmen Fariñas, José Olmos, y José Manuel Cifrián, responsables de los servicios de Enfermedades Infecciosas, Medicina Interna, y Neumología, respectivamente, sobre los que ha recaído gran parte de la responsabilidad de hacer frente a esta pandemia: “Carmen Fariñas ha protagonizado un papel fundamental en esta crisis, por su excelencia científica y, sobre todo, por su gran capacidad organizativa y liderazgo.

Lo del Triunvirato sale de las juntas de jefes de servicio que celebrábamos todas las mañanas a primera hora. La reuniones estaban llenas de información, de diálogo, de propuestas. Pero también servían para recargarnos, para fortalecernos, para ayudarnos…ha habido muchos momentos emotivos. En los más difíciles, ver trabajar juntos a Fariñas, Olmos y Cifrián nos ha dado a todos mucha tranquilidad, confianza, seguridad. Afortunadamente, les hemos tenido confinados en el Hospital. No han faltado un solo día durante meses”.    

Adelantarse

Cuando, a primeros de enero, empezaron a llegar noticias desde China sobre un nuevo coronavirus, la Gerencia de Valdecilla creó un comité de seguimiento y se comenzaron a hacer las primeras reuniones para recabar información.

Cuando el virus llegó a Italia, en la tercera semana de febrero, el comité de seguimiento se transformó en comité de crisis y desde entonces su trabajo ha sido intensivo, con reuniones continuas. “Habíamos trabajado desde enero, con la comisión de seguimiento, con una planificación inicial. Pero nos preocuparon las primeras noticias que llegaron de Italia. Así que en la última semana de febrero intensificamos las reuniones, planificamos diferentes escenarios, definimos protocolos, preparamos equipos, dibujamos un Hospital COVID. Estábamos organizados y preparados cuando nos llegaron los primeros casos, al principio esporádicos, el último fin de semana de febrero. Aún así, cuando llegó la gran oleada, entre el 16 y 30 de marzo, tuvimos que hacer cambios a velocidad de vértigo. Esto no era como lo habían contado, no ha sido como una gripe”, explica Tejido.


El esfuerzo por humanizar el tratamiento

El trabajo para enfrentarse a la epidemia ha sido muy duro, no solo por la enorme carga asistencial, también por el desgaste emotivo. Una de las caras más dramáticas de esta enfermedad ha sido el aislamiento de los enfermos, según las normas obligatorias de Salud Publica. “Los profesionales lo han pasado mal, están acostumbrados al contacto con el paciente, a la comunicación con la familia. Los EPIS te apagan el gesto, enmascaran la sonrisa, te modifican la voz…”, dice el Dr. Tejido.

Ha habido múltiples iniciativas de humanización, como las de las enfermeras de las unidades de cuidados intensivos leyendo las cartas que recibían de los familiares de los pacientes. También destaca la labor de Psiquiatría, un servicio que en Urgencias “ha llevado a cabo una iniciativa extraordinaria de humanización denominada CO VID (Comunicación y vida) para que los enfermos ingresados sin ninguna compañía no se sintiesen tan solos durante su aislamiento en la habitación”.


El primer caso

El 28 de febrero llegó a Valdecilla el primer caso de Covid 19. Se trataba de una joven italiana que había viajado a China. En ese momento, la población veía con mucho distanciamiento y cierto escepticismo lo que estaba ocurriendo a miles de kilómetros, en un continente en el que los virus acostumbran a dar algún que otro sobresalto cada cierto tiempo, como ocurrió con la gripe aviar o, más tarde, con la gripe A.

Parecía un caso aislado y con pocas probabilidades de repetirse, pero dos semanas después se produjo el segundo, una persona llegada de Madrid. Aunque la población seguía sin creerse la posibilidad de que el coronavirus pusiera en riesgo la vida de los cántabros, en Valdecilla para entonces ya se habían intensificado los estudios y la elaboración de protocolos de actuación.

Nada de eso evitó la epidemia, elevada a condición de pandemia por la OMS, que atacó por muchos frentes y cambió la vida no solo de los cántabros sino la de todos los ciudadanos del mundo. Durante meses, además de vivir encerrados en casa, solo ha existido una noticia en nuestro día a día, el coronavirus, la Covid 19 o el SARS-Cov2, nombres que ya han entrado a formar parte del vocabulario habitual de los ciudadanos.

Un hospital dentro de otro

Los sanitarios tuvieron que asumir el papel de acompañantes de los enfermos, que no podían tener contacto directo con sus familiares.

Cuando el virus saltó a Italia, Valdecilla ya había diseñado equipos y estructuras para ir acotando zonas y construyendo un hospital dentro del mismo hospital. De esta forma, a medida que la epidemia iba avanzando fue posible crear un hospital Covid y un hospital no Covid perfectamente diferenciados porque continuaban llegando pacientes con otras patologías.

La vida ha seguido. Han seguido naciendo niños, 6 partos con madres covid+, llegando personas con infartos, con ictus, enfermos con cáncer y otros procesos que tampoco podían desatender. Se suspendió toda la actividad programada, pero lo urgente no admitía demora.

Una de las primeras medidas adoptadas, un mes antes de que se produjera la explosión de casos, fue recoger mascarillas y equipos de protección de todos los servicios y custodiarlos en un almacén general. “Al mismo tiempo, empezamos a comprar material y, afortunadamente, aunque hemos estado justos en algunos momentos, pienso que hemos tenido una situación de un cierto privilegio frente a otros centros hospitalarios”, reflexiona Tejido. “Quiero expresar mi enorme agradecimiento a ciudadanos y empresas de Cantabria que nos han donado material, como Aspla, Cantabria Respira, los ayuntamientos de Camargo y de Penagos… El mercado de los EPIS ha sido complicadísimo, competía todo el mundo por un camión de material. En el futuro, creo que se debe apostar por una política de EPIS distinta, más individualizada y con abastecimiento a través de empresas locales”.

Respiradores

Valdecilla tampoco ha sufrido la agonía de otros centros hospitalarios de casi todos los países afectados por la pandemia, especialmente de Italia, que en los momentos más duros se vieron desbordados, sin respiradores suficientes para atender a los pacientes que colapsaban las UCIs. “Habíamos planificado escenarios con apertura de espacios en función de la demanda de la epidemia. Siempre ha habido disponibilidad de camas, si alcanzábamos un 70% de ocupación, abríamos otra estructura que ya teníamos preparada”.

“El trabajo que se ha realizado en las unidades de intensivos ha sido simplemente impresionante. Era complicadísimo, por la gravedad de los enfermos, por el componente emocional, por la incomodidad de los EPIS, además, tuvieron que adaptarse a nuevos escenarios… Ingresaron más de 70 pacientes en poco más de un mes. Los resultados han sido magníficos, y a medida que se producían nos daban un subidón emocional. Juan Carlos Rodríguez Borregán [el jefe de Cuidados Intensivos] se ha llevado un par de ovaciones en la junta de jefes de servicio”.

La enfermería ha sido uno de los pilares fundamentales,  un estamento bien organizado y jerarquizado que, como ya ocurriera hace veinte años en el trágico accidente que sufrió el Hospital, ha respondido ejemplarmente. “La enfermería del Hospital es impresionante, por su enorme nivel competencial, por su vocación, por su compromiso.  Han sido fundamentales en esta crisis. Por un lado, se unieron formando un hospital compacto, uniforme, robusto. Con esta enfermería no hay oleada ni huracán vírico que nos tumbe. Y, por otro, lado tuvieron una enorme flexibilidad para abrir nuevos espacios, para modificar su forma de trabajar. Dejaron de ser enfermeras especializadas en urología, cirugía general, traumatología… para ser servicios Covid. La planta 7 de la torre D siempre será mítica por lo que aportó. El equipo de Olga Quintano, la supervisora de la planta, nos enseñó el camino a seguir”.

Mas de 600 ingresos en plantas CoVID

Desde el 14 de marzo los casos crecieron casi exponencialmente, con una curva que alcanzó su pico en la última semana de marzo. El 30 de marzo había en Valdecilla 230 pacientes ingresado con infección Covid, 36 de ellos en las unidades de cuidados intensivos. Se ampliaron las zonas de atención en Urgencias (42 puestos ), se ocuparon once plantas, se abrieron dos salas de cuidados intensivos, se ocupó una sala de radiología y una TAC exclusiva, se amplió el laboratorio de microbiología y se creo un segundo laboratorio para realización de PCR en el IDIVAL.

Posteriormente, hubo una fase meseta en la primera semana de abril, y después de Semana Santa la curva ha tenido una tendencia continuamente descendente. En seis semanas se había producido una oleada enorme, con más de 600 pacientes ingresados con infección confirmada y por lo menos otros 250 identificados como casos probables, que ingresaron también en plantas COVID

Por la UCI del Hospital han pasado 70 personas que han padecido el Covid 19, un número elevado pero que nunca llegó a colapsarla. Eso no ha evitado que hayan sido semanas de gran dramatismo. FOTO: SOMOSVALDECILLA

Una de las claves en el control de la pandemia era evitar el contagio dentro del propio hospital: “Si no evitas la transmisión de la infección, el propio centro hospitalario se convierte en el principal generador de enfermos. Se produce un contagio entre profesionales y pacientes que generan continuamente nuevos casos. Se origina un caos imparable, cada vez más pacientes, más profesionales enfermos y menos trabajadores activos. En los hospitales grandes el virus se mete por cualquier rendija”.

Tejido desgrana las muchas medidas que se tomaron para evitarlo: “Vaciamos pronto el hospital suspendiendo toda actividad no urgente y no demorable; establecimos triajes en todas las entradas; realizamos muchísimos test a profesionales y la prueba de la PCR absolutamente a todos los pacientes que ingresaron; cada vez que hubo un caso tanto de paciente como de profesionales estudiamos a todos los contactos…”

Los resultados nunca son buenos cuando hay afectados pero la capacidad de respuesta  y las precauciones adoptadas han rebajado sensiblemente las consecuencias de la pandemia en Cantabria. “En vez de 600 casos, hubiésemos tenido más de mil”, calcula el gerente.

También se refleja en que Valdecilla ha tenido un porcentaje de infectados entre el personal sanitario muy bajo, apenas el 2% de la plantilla. La clave, desvela, ha estado en hacer test de PCR. “Reforzamos la consulta de riesgos laborales con una consulta de enfermedades infecciosas. Hemos hecho más de 2.500 PCR a los profesionales. Hemos estudiado a todos los que tuvieran síntomas o contacto estrecho con un compañero que dio positivo, a todos los profesionales de servicios esenciales con análisis programados de forma periódica”.

“La tasa de incidencia acumulada es menor del 2%, probablemente la más baja de España en hospitales de nuestro nivel, pero lo hemos pasado mal como Dirección; cualquier contagio de un profesional era una pésima noticia. Nos hacía daño”.

A las pruebas realizadas al personal sanitario hay que añadir las que se han hecho a todos y cada uno de los pacientes ingresados, fuese cual fuese el motivo. “A todos los pacientes que han ingresado en el Hospital, bien desde Urgencias o como ingresos programados para cirugía, se les ha hecho el test de PCR para asegurar que ninguno con infección por coronavirus ingresara en una planta No Covid.”

“El esfuerzo en los servicios centrales ha sido inmenso. Trabajaron juntos en una comisión de laboratorio que incluía a microbiología, inmunología y bioquímica. Microbiología ha llegado a realizar más de mil pruebas en un solo día. Se desarrolló un segundo laboratorio de apoyo en IDIVAL. El servicio de radiología ha tenido un papel fundamental en el diagnóstico, por la afectación pulmonar en esta infección”.

Tratamientos

El doctor Tejido destaca la forma en cómo se ha atendido a los pacientes de Covid-19. “Desde el principio de la epidemia tuvimos claros nuestros dos objetivos: tratar a nuestros pacientes con la mayor calidad posible y evitar la transmisión de la infección por el Hospital”.

“Todo comienza en Urgencias; su trabajo es fundamental para la clasificación adecuada y el diagnóstico de los pacientes. Y lo tenían muy complicado, por el número de pacientes, por la demora que tienen los resultados de las pruebas diagnósticas, por el trabajo con los EPIS. Además, perdieron espacios asistenciales importantes y se modificaron circuitos, porque la Unidad de Observación se transformó en una Unidad de Cuidados Intensivos. Han recibido muchos aplausos todos los días de los edificios de enfrente del hospital, pero se merecen una enorme ovación”. 

‘En contra de lo que se piensa, la mayoría de los pacientes mayores de 80 años ha salido adelante’

En Valdecilla, desde el momento en que llega un enfermo y da positivo en la PCR se pone en marcha el dispositivo. “Siempre hay una cama disponible, siempre un profesional, siempre un fármaco, siempre un protocolo”, enfatiza el gerente que no se cansa de ensalzar a los profesionales de este hospital e insiste en la fórmula del éxito: “El tratamiento precoz de los pacientes ha sido fundamental en el pronóstico. Hay que tratar rápido para evitar la replicación del virus. Y luego, no tener prisa para dar el alta porque a veces hay una respuesta inmunitaria exagerada de forma diferida”.

“Los protocolos iniciales eran diferentes; la idea era ingresar lo menos posible y dar altas muy rápidamente para evitar la saturación de los hospitales. Los servicios Covid de Valdecilla lo hicieron al revés; siempre hubo disponibilidad de camas para ingresar, se trató precozmente con todos los fármacos necesarios (no hubo desabastecimiento) y la estancia se prolongó lo suficiente para asegurar el pronóstico. Todos los días a las 13:30 horas se reunían los equipos para discutir los casos clínicos más complejos, valorar las altas, unificar criterios y actualizar protocolos”.

Tejido insiste en que en Valdecilla no han faltado camas de hospitalización ni de intensivos. En el caso de los ancianos que no podían regresar a las residencias o a sus domicilios para continuar la convalecencia, se habilitó el Hospital de Liencres, donde el servicio de Geriatría ha atendido a cerca de sesenta pacientes. La positiva evolución de la enfermedad ha permitido que este hospital Covid de Liencres cerrase sus puertas a finales de abril. “Oyendo las noticias parecía que la vida de las personas mayores estaba devaluada, que había que aceptar un pronóstico fatal. En Valdecilla esto no se acepta, cuidamos de nuestras personas mayores, les queremos. La mayoría de los pacientes mayores de 80 años ha salido adelante. Liencres ha sido el reflejo de este espíritu”, apunta Tejido.

África Fernández

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