El seguro crece a un ritmo del 12%

La evolución del sector asegurador, fuertemente dependiente de los recursos privados, es un buen reflejo de la capacidad de compra de las familias y de la recuperación de nivel de gasto de las empresas. Y las señales que se derivan del cierre del pasado año no pueden ser más optimistas. Hasta el punto que desde Unespa, la patronal que agrupa las entidades aseguradoras de España, se califica 2016 como un ejercicio histórico, por lo que supone de cambio de tendencia respecto de unos años muy moderados, al menos para el sector asegurador, que ha sido uno de los que mejor han soportado la dureza de la crisis económica.
Según los datos de esta asociación empresarial, las primas facturadas en el país se situaron el pasado año en 63.827 millones de euros, lo que supone un 12,2% de incremento. Y en esa significativa modificación de la tendencia de los últimos años destacan seguros como el de vida, automóviles y salud, ligados todos ellos a la mejora de la renta disponible de las familias.
Esa apreciación de la buena marcha del sector es compartida, aunque en un tono no tan optimista, por los mediadores, que están en contacto con el día a día del mercado. Para el presidente de la Asociación de Corredores de Seguros de Cantabria, Néstor Díaz, “el sector ha mejorado, ya no son las sensaciones de hace dos o tres años; está mucho más estable y las primas han dejado de caer, incluso el año pasado el mercado ha absorbido pequeñas subidas, cuando hace tres años era impensable subir a nadie la prima del seguro”.

El crecimiento de los seguros clásicos

Una de las coberturas que más creció el pasado año fue la de vida, con una subida interanual del 6%, hasta alcanzar los 177.735 millones de ahorro gestionado. Para Unespa, es un indicativo de que en España empieza a calar la validez de las soluciones que ofrece esta modalidad aseguradora en entornos de incertidumbre y de escasa rentabilidad del ahorro como las que estamos viviendo.
Hace algunas décadas, el seguro de vida era un instrumento actuarial para prevenir el fallecimiento o la invalidez, pero hoy ha evolucionado hasta convertirse en una fórmula de previsión para quienes piensan, sobre todo, en la jubilaciojubilación. El seguro de vida español se ha convertido en un modo de ahorro a largo plazo basado en la garantía de prima como suelo mínimo para sus clientes. Un modelo de negocio que no han seguido todos los sectores aseguradores de nuestro entorno, pero que es el más adecuado para el perfil de ahorrador que existe en nuestro país.
El progresivo déficit de las pensiones en España y las perspectivas de futuro por el envejecimiento de la población hacen necesario fomentar el ahorro finalista a largo plazo. “Los ciudadanos –señala Enrique Campos Echevarría, director gerente de Campos de Palacios– deben concienciarse de la necesidad de complementar la pensión pública, ya que el Estado no va a poder hacerse cargo completamente del número creciente de jubilados con una depresión demográfica como la actual. Los corredores tenemos la responsabilidad de concienciar de la necesidad de iniciar el ahorro a la edad más temprana posible, en la medida que sea factible, y de ofrecer las mejores alternativas de ahorro a largo plazo en el sector privado para garantizarle al cliente un nivel de vida óptimo a su jubilación”.

Los seguros prestadores de servicios

Una evolución también positiva ha sido la del seguro de automóvil, que ha pasado por ejercicios muy moderados en su facturación de primas, pero que en 2015 cambió de tendencia y en 2016 ha iniciado un periodo de aceleración que lo ha llevado a alcanzar tasas de hace diez años. En concreto, el seguro del automóvil facturó 10.565 millones de euros el año pasado, con un aumento del 5,1%.
También aquí el sector ha evolucionado desde el concepto puramente indemnizatorio hacia el de prestación de servicios. El seguro del automóvil ha pasado de ser solo una póliza obligatoria de responsabilidad civil a ofrecer un conjunto de servicios al automovilista.
Otro ejemplo de esta evolución se da en el seguro del hogar (el pasado año subió un 3,6%), que ha eliminado esa paciente espera de días o semanas a la llegada del fontanero, del pintor o del electricista. Hoy, la inmensa mayoría de las averías y roturas en el hogar quedan solucionadas en unas pocas horas, con el añadido de que como este sector no trabaja en ‘b’, cumple un papel regularizador del empleo y la actividad.

El seguro de salud, al alza

Aunque la evolución del seguro de salud viene evolucionando de una manera muy regular, 2016 ha sido especialmente importante para el ramo, por la clara corrección de la tendencia derivada del deterioro de la renta de los hogares.
El pasado año, el seguro de salud facturó 7.734 millones de euros, lo que supone un 5,1% más, y logró superar la barrera de los 11 millones de asegurados, un 3,4% más que en 2015. Y la perspectiva es que siga creciendo, una tendencia que ha atraído a compañías on line como Línea Directa, que tras agitar el mercado en los ramos de hogar y automóviles con una estrategia agresiva en precios, basada en sus bajos costes de comercialización a través del teléfono e internet, se ha marcado el seguro de salud como nuevo objetivo.
La pujanza de esta modalidad y su expectativa de un mayor crecimiento está basada en la percepción social de que se ha producido un deterioro del sistema público de salud, reflejado en las listas de espera. También ha influido el auge de los convenios de empresas que ofrecen estos productos a sus plantillas como parte de la remuneración. Una práctica que crece al hilo de la recuperación porque está muy valorada por los empleados.
La Fundación Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), que funciona como patronal de aseguradoras y centros privados, ha propuesto un plan estatal para desgravar los seguros médicos, a la vista de que muchas autonomías han suprimido estas desgravaciones. Argumenta que se conseguiría aumentar el número de ciudadanos con doble cobertura sanitaria y, por tanto, supondría una disminución del consumo de recursos públicos, lo que se traduciría, a su vez, en un ahorro de entre 2.000 y 8.000 millones de euros al año para el Estado y en un importante alivio de las listas de espera.
Según la Fundación IDIS, con este plan se podría incrementar entre un 5% y un 20% el número actual de pólizas de seguros médicos privados con una mínima desgravación (entre un 5 y un 15%) para las primas de seguros particulares.

Un crecimiento sostenido

Los primeros meses de 2017 no han hecho sino apuntalar las buenas sensaciones que arroja el balance del último año en los seguros. Todas las líneas de negocio han seguido creciendo y en marzo los ingresos de las entidades aseguradoras ascendieron a 18.503 millones de euros, un 11,52% más que un año atrás.
La facturación del ramo de no vida aumentaba al cierre del primer trimestre un 3,5% en términos interanuales. Una mejora fundamentada en el tirón de todas las líneas de negocio, especialmente de las pólizas de salud (que repuntaron un 4,5%) y automóviles, que crecieron un 4,0%.
También el seguro de vida ha mantenido la senda de crecimiento con la que cerró el 2016 y el ahorro gestionado alcanzó los 180.569 millones de euros en el primer trimestre (un incremento interanual del 5,9%).
Todo ello apunta a la solidez de los componentes más estructurales del sector asegurador (como los de automóviles, salud y hogar), que son los que han mostrado un perfil más dinámico.
Lo más importante para los profesionales de este sector es que aún hay margen para el crecimiento. Primero, porque las tasas de expansión a lo largo de todo 2016, y en lo que llevamos de año, con ser muy superiores a las de los años inmediatamente anteriores, todavía no alcanzan las observadas antes de la crisis. Por otro lado, los seguros tradicionales, y mayoritarios, tienen todavía un recorrido importante.

Más especialización

Desde la óptica de los mediadores de seguros, y en concreto de los corredores, la condición para crecer pasa por la especialización. Porque la tendencia de las aseguradoras en ramos como hogar y automóviles es que se contraten de forma directa, sin pasar por las corredurías, ahorrándose así la comisión. El uso de las nuevas tecnologías facilita esa comercialización sin intermediarios, pero además se están produciendo acuerdos que permiten prescindir de la figura del mediador. En Gran Bretaña ya se ha puesto un práctica un convenio entre la compañía de seguros Allianz y Mercedes Benz por el que todos los vehículos de esta marca salen del concesionario con el seguro de automóviles previamente concertado.
“La especialización está en los seguros personales donde todavía hay mucha cuota de penetración –explica Néstor Díaz–, como seguros de vida, de salud o de prestaciones sociales que, si sufren recortes, habrá que compensar de forma privada”.
El mundo de la empresa también ofrece un amplio campo para la especialización. Cada sector industrial cuenta con características que deben ser conocidas por el mediador si quiere realizar bien su trabajo de asesoramiento sobre los seguros adecuados para cubrir básicamente tres riesgos: el que puede afectar a las naves y equipos, la pérdida de beneficios en caso de cierre por un siniestro, y la responsabilidad civil para cubrir un posible daño a terceros. No en balde todas las grandes compañías cuentan entre sus directivos, con la figura del gestor de riesgos, un papel que en el caso de las pymes juegan los corredores de seguros, que se convierten así en el gestor externo de los riesgos que puede correr la firma.
La empresa, además, valora especialmente la figura del corredor de seguros, porque es quien mejor le puede defender, llegado el caso, frente a la compañía aseguradora. De ahí, que sea en este ámbito empresarial donde los mediadores tiene todavía un mayor recorrido.
Quizá por esta razón, continúa incrementándose el número de las corredurías. Aunque la explicación puede que resida en el atractivo de un sector que ha demostrado una gran solidez incluso en los años más duros de la crisis, como señala Néstor Díaz: “Nos hemos preocupado de dar tanta publicidad a la estabilidad de este sector, al músculo que tiene, ya que no ha caído prácticamente la facturación, que eso ha tenido un efecto llamada”.
En Cantabria existen más de 80 corredurías de seguros, lo que en términos de empleo arroja una cifra de unos 170 trabajadores. Unas plantillas que se han mantenido estables, incluso en los momentos más críticos, en las que estos profesionales han tenido que revisar a la baja sus carteras y buscar el modo de abaratar los precios para retener a sus clientes.
Aunque ese ‘efecto llamada’ siga atrayendo a nuevos mediadores, la evolución del seguro –sobre todo por los cambios introducidos por el uso de las nuevas tecnologías– hace aconsejable una concentración de las corredurías. Una idea que pretende impulsar la directiva europea que regula la distribución de seguros y que va a incorporarse en breve al ordenamiento español.

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