Casi la mitad de la electricidad generada en Cantabria proviene ya de energías limpias

El consumo eléctrico en la región descendió el año pasado un 6,2%

El 46,5% de la energía generada en Cantabria el año pasado procedía de fuentes que no emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera, un salto de doce puntos con respecto al año anterior. Así figura en el informe del sistema eléctrico español que elabora Red Eléctrica de España (REE). Dado que no hay  apenas instalaciones eólicas o fotovoltaicas, las aportaciones han venido de la cogeneración (51%), la turbinación de la central de Aguayo (22,8%) y la hidráulica (11,7%).

Con respecto al año anterior, destaca el aumento que se produjo en la generación en Aguayo (un 43,1%), mientras que retrocedió la cogeneración un 47,3%, lo que en buena parte es consecuencia del cierre de la planta de Sniace. La producción hidráulica, que depende de la mayor o menor pluviosidad, también se redujo un 17,2%.

Al tiempo que se producía este rápido deslizamiento hacia las energías limpias descendía el consumo regional de electricidad un 6,2%, algo que obviamente está relacionado con el descenso de actividad económica ocasionado por la pandemia, pero hay que señalar que en el conjunto del país ese descenso fue del 5,6%.

El parque de generación cántabro se mantiene estable con 800 MW de potencia instalada, de los que casi la mitad los aporta la central de Aguayo y otros 240 Mw las centrales de cogeneración que utilizan las fábricas para abaratar los costes de su factura energética y producir el vapor que necesitan.

Más renovable que  convencional

En el último año, las renovables produjeron ya el 44% de toda la energía que se consumió en España. Viento, sol y agua generaron 110.450 GWh, un 12,8% más que el año anterior, a pesar de la caída de la demanda eléctrica.

Destacó la producción récord alcanzada por la eólica, que aportó más de una quinta parte de la energía que consume el país, y la solar fotovoltaica, a la que han vuelto con mucha fuerza las inversiones. En su caso, el aumento fue del 65% respecto a 2019.

Con la entrada en servicio de nuevos parques de aerogeneradores, la eólica se erigió en la segunda tecnología con más peso en la estructura de producción, tan solo superada por la nuclear, con una cuota del 22,2% del total. La tercera fuente de generación fueron los ciclos combinados, que aportaron el 17,5% de la energía nacional, aunque redujeron su producción con respecto al año anterior en un 20,3%.

La hidráulica, cuarta tecnología con más peso en el ‘mix’, incrementó su producción de un 23% y alcanzó una cuota del 12,2%.

El avance de las renovables tiene un claro perdedor, el carbón, cuya producción se redujo un 60,4% con respecto al año anterior, y el año pasado ya solo cubrió el 2% de la demanda eléctrica nacional.

El retroceso de esta tecnología, que en 2007 llegó a generar una cuarta parte de la electricidad que consumía nuestro país, pone de manifiesto el rapidísimo avance del proceso de descarbonización que sigue España a través de la transición ecológica. Basta recordar que durante el pasado año se dieron de baja centrales de carbón que sumaban una potencia de 3.951 MW, lo que contribuyó a que, al cierre de 2020, la potencia instalada renovable superase a la convencional, al haber alcanzado un 53,8% del total.

Como consecuencia de esta evolución hacia las energías verdes, las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeron un 27,8%.

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