La distribución farmacéutica se prepara para tiempos peores

El 95% de las 240 oficinas de farmacia que existen en Cantabria compra medicamentos a Cofares. Por eso, para la primera distribuidora farmacéutica del país, resulta prioritario reforzar el nivel de automatización de sus instalaciones de La Albericia y realizar importantes dotaciones de fármacos –incluidos los de baja rotación– a Difarcasa, la sociedad del grupo Cofares que opera en nuestra región.
Esperanza Sánchez, que desde hace dos años es la directora general de esta gran cooperativa de farmacéuticos, reconoce que haber celebrado su última convención anual en Santander no ha sido ninguna coincidencia ya que “la región y el Norte en general serán zonas de expansión futura” y destaca el alto grado de sensibilidad de los cántabros hacia la sanidad”, algo que quizá tenga que ver con la demanda de productos farmacéuticos inhabituales que “Cofares, por sus medios e infraestructuras, es capaz de conseguir”, dice.
Pese a liderar el mercado con una cuota que supera el 19% –un 30% más que su inmediato competidor– y una cifra de negocio de 2.122 millones de euros, Cofares, como el resto de empresas dedicadas a la distribución farmacéutica, comienza a moverse con el viento en contra. Y es que, como contrapartida al ahorro que quiere conseguir Sanidad con la nueva regulación de los medicamentos, se estima que el sector de la distribución perderá unos 52 millones de euros.
Medidas como la bajada de un 2% en el precio de los medicamentos, de un punto en el margen comercial de los distribuidores o el apoyo del Ministerio a los medicamentos genéricos (sin marca), tienen la culpa de ello. El sistema público de salud saldrá ganando porque podrá comprar más barato –en el caso de los genéricos, a la mitad de precio– pero la industria farmacéutica saldrá perdiendo.

Diversificación y apertura al exterior

En cualquier caso, la distribuidora farmacéutica goza de buena salud y no descarta un posible crecimiento a través de adquisiciones o fusiones con otras compañías.
Su pujanza se ha dejado sentir en la convención que ha celebrado en Santander, a la que ha convocado a 176 comerciales de la firma.
Eso no impide que el grupo sea consciente de que el futuro pasa por buscar fuentes de ingresos que compensen el previsible descenso de sus márgenes. “De nuestro negocio principal, que es abastecer al mercado nacional en calidad y tiempo, tiene que quedarnos un residual que nos permita innovar de forma permanente y mejorar la eficiencia de los procesos”, señala Esperanza Sánchez, quien añade que, como cooperativa que es, “Cofares tiene además la obligación extra de revertir en las farmacias asociadas los descuentos y mejoras comerciales que conseguimos de los laboratorios ”.
La reorientación estratégica hacia la diversificación ya es un hecho: Cofares ha entrado en el campo de las soluciones informáticas para farmacias, la planificación de espacios farmacéuticos, cuenta con marcas propias e, incluso, organiza actividades de ocio.
Dos de sus filiales se dedican a la comercialización de productos hospitalarios y a la homologación de fármacos genéricos en Europa, América y Asia.
En China, el grupo acaba de entregar un proyecto llave en mano y entre sus planes está seguir expandiéndose internacionalmente con la distribución de fármacos a precios asequibles que cumplan con los requisitos de calidad y bioequivalencia impuestos por la Unión Europea.

Invertir en tecnología

La Ley española del Medicamento tendrá otras repercusiones, en especial por el nuevo sistema de trazabilidad que exige para los fármacos, dirigido a evitar el desabastecimiento de cualquiera de ellos. Al controlar toda la cadena, desde que el producto se fabrica hasta que se expende en una farmacia, el Gobierno pretende que exista un proceso transparente en todo el proceso. De esta forma, siempre se podrá localizar un fármaco, por infrecuente que sea y por alejado que se encuentre del lugar donde está el paciente que lo necesita.
El problema es que, para lograrlo, Cofares y otros grandes distribuidores están obligados a hacer fortísimas inversiones. “Hemos hecho estimaciones groseras de cuánto tendríamos que invertir para asegurar la traza del medicamento en nuestras instalaciones y la cantidad se acerca a los cinco millones de euros”, explica su directora. Sánchez cree que, hoy por hoy, no existen medios técnicos para conseguirlo y que, aún cuando la distribución pudiera cumplir con estas exigencias en un corto período de tiempo, de nada serviría si el laboratorio no incorpora algún chip en el etiquetaje o la farmacia no dispone de medios para controlar la parte final del proceso.
La responsable de la cooperativa reconoce el papel estelar de la tecnología para cumplir con otras claves del negocio: los controles de entrega o la caducidad de los lotes. Eso justifica que las principales inversiones previstas por Cofares vayan dirigidas a adecuar sus herramientas a una realidad que se avecina: la receta electrónica.
Otro de los proyectos inmediatos de Cofares se encamina a aumentar el ya de por sí elevado nivel de automatización de los almacenes y el control de flotas a través de GPS, para localizar furgonetas de reparto y para identificar las cubetas de medicamentos entregadas a las farmacias y devueltas con roturas o fármacos caducados.

18 años en Cantabria

Hace 18 años que el grupo Cofares llegó a Cantabria, al adquirir la distribuidora del grupo Pérez del Molino que, a partir de entonces pasó a llamarse Distribuidora Farmacéutica de Cantabria (Difarcasa). En el año 2000 inauguró sus nuevas instalaciones en La Albericia, donde tiene una nave de 2.400 m2.
Entre directivos, operarios y repartidores, su plantilla cántabra está integrada por 29 personas y factura casi 62 millones de euros, algo más del 3% del volumen de negocio de todo el grupo.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora