Turismo con casco de minero

Convertir algunas viejas minas en una atracción turística cuando ya no resulta rentable su explotación es una posibilidad todavía inédita en Cantabria, aunque ha sido aplicada con éxito en otros lugares. La espectacularidad de algunas minas de la región explotadas a través de cuevas que conservan galerías naturales intactas no ha pasado inadvertida ni para el Gobierno regional ni para el titular de la única explotación minera que queda activa en Cantabria tras el cierre de la mina de Reocín.
Mientras la Sociedad Regional de Turismo se afana en convertir la cueva de El Soplao (Valdáliga), en un espectacular parque temático subterráneo y planea levantar en el exterior un museo de arqueología industrial en el que se refleje el pasado minero de esa zona, conocida como las Minas de La Florida, la empresa torrelaveguense Hispaníbal ha presentado un proyecto de aprovechamiento turístico para la mina de plomo y zinc que explota en Novales.
La puesta en marcha de esta última iniciativa, que podría generar unos veinte puestos de trabajo directos, está condicionada, sin embargo, a que se le permita continuar la explotación de la veta a cielo abierto desde la llamada Hoya de Valsanero, situada a cinco kilómetros de la actual boca.
Aunque Hispaníbal explota estos recursos tan sólo desde 1989, la apertura de la mina San José de Novales se remonta a más de un siglo, cuando la Real Compañía Asturiana (la actual AZSA) amplió las extracciones de plomo y zinc que realizaba en Reocín a otros lugares de la zona occidental de Cantabria.
Tras comprar a AZSA los derechos de explotación, Hispaníbal realizó un aprovechamiento intermitente, en función de los precios que en cada momento se pagaban por ambos minerales. De hecho, la mina ha estado cerrada durante el último año y medio y ha sido la notable subida de las cotizaciones internacionales del plomo y del zinc lo que ha decidido a la compañía a reanudar la explotación. Cuando Hispaníbal decidió cesar de forma temporal la actividad minera, el precio del zinc estaba en 900 dólares la tonelada y en 200 el del plomo. El pasado mes de abril, el zinc se acercaba a los 1.500 dólares por tonelada, mientras que el plomo se situaba en los 800 dólares.
Las especiales características de esta mina, que facilitan la interrupción de los trabajos sin que resulte demasiado gravoso su mantenimiento, son las mismas que convierten a esta explotación en un lugar de fácil utilización turística. La mina, situada junto al casco urbano de Novales, se introduce horizontalmente en la montaña, sin apenas desnivel, con galerías de hasta seis kilómetros de longitud. Otra particularidad notable es que no tiene el problema de inundación que suele ser común a otras explotaciones, y cuenta con una ventilación natural extraordinaria, puesto que se comunica con otras cavidades en Udías.
Aunque en su entrada las dimensiones del túnel son algo angostas (tres metros de anchura y unos dos de altura), en su interior cuenta con bóvedas muy amplias. Tiene, además, el atractivo añadido de cavidades que no se han explotado nunca, con un paisaje de estalactitas y estalagmitas que se conserva íntegro.
Un ejemplo cercano de las posibilidades turísticas que encierran estos lugares lo tenemos en Barruelo de Santullán, donde la recreación artificial de una mina de carbón, de las que abundan en la zona, lleva a esa localidad palentina a 18.000 personas cada año. No hace falta mucha imaginación para presumir que el número sería mucho mayor en Novales, dada su proximidad a núcleos turísticos como Santillana y Comillas.

Nueva explotación a cielo abierto

Hispaníbal cree que este uso puede simultanearse sin problemas con el aprovechamiento minero de los recursos que aún quedan en la mina, pero con unos métodos de explotación distintos. En lugar del sistema actual de galerías y vagonetas de vía estrecha introducidas por la bocamina –por otra parte, poco rentable– se realizaría una explotación a cielo abierto para arrancar el mineral a la montaña mediante voladuras controladas. El lugar previsto está relativamente alejado, por lo que no interferiría con las visitas turísticas, en un punto donde el mineral se encuentra muy cerca de la superficie.
El proyecto, que crearía entre 30 y 35 empleos, contempla también la construcción de un lavadero para tratar el mineral, aunque será el mercado el que determine si resulta más rentable venderlo como todouno –en bruto– o separar previamente el plomo y el zinc. Otro material aprovechable son las dolomías (roca caliza) con que suelen estar asociados ambos minerales y para las que también existe un importante mercado.
“Las nuevas instalaciones –señala el director de Hispaníbal, José Fernández Sampedro– nos van a permitir no depender de métodos tan antiguos como los que se emplean en la actual mina, mejorar los márgenes y dar continuidad a la explotación”.
El nuevo punto de acceso a la veta esta separado por más de dos kilómetros de los núcleos de población más cercanos, Duña y Bustablado, en una hoya que anulará el impacto visual de la explotación. Para llegar a la zona será necesario construir un vial que conectaría la explotación con la N-634 a la altura de Casar de Periedo.
Como suele ocurrir en estos casos, el previsible trasiego de vehículos ha generado ya alguna inquietud entre vecinos de la zona y reacciones inicialmente contrarias a la apertura de la explotación. Sin embargo, el proyecto cuenta con el informe favorable de impacto ambiental y su ejecución sólo depende de la licencia que debe otorgar el Ayuntamiento de Alfoz de Lloredo, actualmente inmerso en la revisión de sus normas urbanísticas.

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