Vidal de la Peña abre el taller más grande del país
Los máximos dirigentes de Renault se quedaron perplejos cuando Lorenzo Vidal de la Peña, responsable de la casa automovilística francesa en Cantabria, les comunicó su intención de utilizar ocho naves en primera línea de la transitada Avenida de Parayas para convertirlas en un taller. Hasta ahora, ningún otro concesionario español había apostado por una infraestructura parecida, pero el empresario cántabro lo tenía tan claro que logró convencerles: “Tengo fe en el proyecto porque todos los concesionarios cántabros se centran en las exposiciones, pero nadie se preocupa por ofrecer un servicio postventa adecuado”, dice.
Las nuevas instalaciones, a poca distancia de su otra sede santanderina de Renault, nacen para hacer realidad la idea de dar prioridad al servicio sobre las ventas, lo que no impedirá que este año siga luchando por alcanzar el liderato regional en turismos y en vehículos industriales. Renault ya es líder en la venta de vehículos de ocasión en Cantabria y en el ranking nacional de modelos, gracias al éxito del Megane.
“Siempre se barajan números sobre las ventas, pero nadie habla de los ingresos por los coches usados o por las reparaciones”, dice Vidal de la Peña, quien considera que “el futuro del sector del automóvil está precisamente ahí”. Por cada venta se producen varias reparaciones, lo que supone un mercado tan importante o más que el de la propia comercialización de automóviles.
La confianza en esta futura tendencia del sector le ha impulsado a crear el taller de reparación de vehículos más grande del país, que Lorenzo Vidal de la Peña prefiere concebir como una tienda de servicios multimarca. “Como cualquier otra tienda, debía situarse en un buen emplazamiento, tener el mayor escaparate posible y los mejores accesos”, señala.
Aunque el taller parte con la amplia base de clientes de Renault en la región, estará abierto a los modelos de cualquier otra marca, lo que permite aventurar una nueva época en el negocio de las reparaciones, hasta ahora muy fidelizado por los fabricantes, que se habían impuesto claramente a los talleres independientes. Ahora, la potencia de Renault y los espectaculares medios de su nuevo taller amenazan con poner las cosas difíciles a otros concesionarios.
Renovar la imagen del taller
La tienda de servicios o centro postventa de Renault en las naves que anteriormente tenía Porcelanosa es, en realidad, un taller de extraordinarias dimensiones con el que espera poner fin a una serie de tópicos como la suciedad de los talleres o la tendencia a ocultar de la vista el proceso de reparación que sigue el coche. En su lugar, propone “limpieza y transparencia para que el cliente pueda controlarlo todo”, aplicando la misma teoría que algunos restaurantes selectos al hacer visibles sus cocinas.
Otro de los prejuicios con los que quiere acabar es el de los precios: “Un concesionario no es más caro que un taller pequeño. Al contrario, nosotros podemos aquilatarlos mejor, al disponer de un horario más amplio y trabajar más días. Para un taller pequeño es más difícil porque tiene que hacer frente al alquiler de un local y no puede beneficiarse de los mismos descuentos en la compra de recambios o utillaje”, añade.
Reorganización de las sedes
E l taller de 5.000 m2 que ahora inaugura supone un incremento sustancial de las instalaciones del concesionario que, sin embargo, no se desprenderá de ninguna de las sedes anteriores, aunque sí las reordenará.
El edificio originario de la Avenida de Parayas –junto a la gasolinera– seguirá albergando los despachos directivos y la administración, pero abandonará su misión como taller, que quedará íntegramente cubierta por el nuevo centro, donde también se integrarán los servicios rápidos –como Renault Minuto– o las reparaciones de carrocería. La primera y la segunda planta del antiguo edificio, ambas con una superficie de 3.500 m2, se convertirán en un escaparate para los vehículos nuevos, usados o de kilómetro cero.
Los coches seminuevos y de ocasión, que hasta ahora se exponían en una superficie descubierta de 6.000 m2 en el Polígono de Raos, se trasladarán allí y, en su lugar, esta explanada acogerá el stock de vehículos nuevos antes de ser distribuidos entre sus tres exposiciones (Torrelavega, Laredo y Santander) y un taller de preparación previa a la venta.
Adaptación de la nave
Cerca de dos millones de euros (alrededor de 300 millones de pesetas) ha invertido el concesionario cántabro para adaptar las instalaciones que hasta hace un año ocupaba Porcelanosa. A pesar de que la firma de cerámica renovó completamente la nave hace unos pocos años, apenas ha servido nada de lo que había, “porque necesitábamos amplitud y luminosidad, que hemos conseguido con ventanales y con la altura que le hemos dado a los techos”, explica Vidal de la Peña.
Para que el aspecto externo no defraude las expectativas del usuario, se ha cuidado hasta el más mínimo detalle: suelos de gres, aspiradores de humos, elevadores nuevos… El taller se ha preparado para superar el examen de la certificadora, que ya ha acreditado el resto de las instalaciones de Renault con las ISO de calidad y de medio ambiente.
A este centro multiservicios se podrá acceder por varias entradas, en función de las necesidades del cliente. Una de las puertas conduce directamente a un mostrador de atención al público, situado junto a una boutique con productos especializados para el coche y merchandising del campeón asturiano de automovilismo, Fernando Alonso, que encarna la imagen de Renault. Muy cerca, un almacén con piezas de recambio servirá para que el cliente pueda hacer frente a cualquier avería o incidencia y una salita de estar hará más agradable su espera.
Las otras dos entradas corresponden a servicios rápidos y a servicios ‘pesados’, así considerados por Renault cuando el vehículo debe permanecer más de un día para su reparación.
En la planta superior se han ubicado los despachos, una sala de uso común y un salón de actos para la formación interna de la plantilla.
La saga cántabra del automóvil
La segunda sede del concesionario cántabro en la Avenida de Parayas supone un paso más dentro del proceso de crecimiento emprendido por Vidal de la Peña, desde que se reunificó la marca Renault bajo este apellido, en 1999. Este proceso, que en opinión de Lorenzo Vidal de la Peña “les ha permitido realizar inversiones más importantes y adoptar una política común”, es el resultado de la disgregación del negocio familiar tras la jubilación de Tito Vidal de la Peña, descendiente directo del fundador de la saga, José Vidal de la Peña.
Dos de los cuatro hijos, Fernando y Manuel, fundaron el grupo Carrera Motor para ocuparse de un amplio mercado de firmas como Chrysler, Jeep, Toyota, Volvo o las italianas Fiat, Lancia y Alfa Romeo. Y los restantes, Sebastián –socio, pero no vinculado laboralmente al concesionario– y el propio Lorenzo se centraron exclusivamente en Renault.
Para tener un control total de la distribución de la marca francesa en Cantabria necesitaban unirse con otra de las ramas familiares, que se ocupaba de la firma en Torrelavega. Esa fusión tuvo lugar en diciembre de 2002 y, desde entonces, Vidal de la Peña, bajo la gerencia de Lorenzo, cubre todos los servicios de Renault en nuestra región, con instalaciones en Santander, Torrelavega y Laredo, estas últimas también recientemente remodeladas.
La historia de este concesionario cántabro, pionero en motorizar la región, no sólo ha estado sujeta a los vaivenes del mercado o a las relaciones con el fabricante, sino también a la idiosincrasia de cualquier negocio familiar. Fundada en 1950 por el emprendedor santanderino José Vidal de la Peña, sus tres descendientes continuaron en el sector del automóvil. Con el paso del tiempo, sólo José –más conocido como Pepín–, ha abandonado la actividad, después de una vida dedicada a las marcas Pegaso y Mercedes.
El germen del potente grupo que hoy conocemos fue un céntrico garaje en el Paseo de Pereda de Santander y, años después, un segundo local de 2.000 m2 en la Plaza de Numancia, lo que ya por entonces les convertía en el taller más grande del norte del país. El paso definitivo para su expansión fue la apertura de una nave en las afueras de la ciudad, inaugurada en 1969.
El lugar elegido, en la recta de Parayas, por entonces absolutamente desértica, es hoy es un polígono comercial que reúne a casi todos los concesionarios de la región. El acierto en la elección, que convirtió el lugar en el eje central del mundo de automóvil en Cantabria, es el que ha llevado al grupo a ubicar su gran centro de reparaciones también en la zona.