Una idea que puede salvar vidas

No es la primera vez que la fértil imaginación de José María Corta idea un sistema relacionado con el ámbito de la construcción. De hecho, todo lo que desde hace quince años comercializa su firma de encofrados, ha sido diseñado por este empresario cántabro, pero las consecuencias que se derivan de su nuevo invento pueden significar un notable avance en la prevención de accidentes de trabajo.
La carencia de un sistema de anclaje sencillo y eficaz, al que se puedan sujetar los andamios, guardacuerpos, o las propias cuerdas del arnés usado por los trabajadores de la construcción para prevenir caídas, crea una situación de inseguridad en un sector especialmente sensible a esta demanda.
La legislación contempla la exigencia de los citados elementos de seguridad para trabajos que vayan a realizarse a más de dos metros de altura, pero mientras describe con exactitud los requisitos que deben cumplir un andamio o un arnés para su homologación, se muestra mucho menos precisa en cuanto a los sistema de anclaje. El más empleado hasta ahora, cuando no se recurre a soluciones improvisadas, consiste en atornillar a las vigas una placa a la que se enganchan los elementos de seguridad. El inconveniente de este sistema es la necesidad de taladrar cada vez que se quiere instalar una de estas placas, una necesidad que se multiplica conforme avanza la obra.
Corta ha ideado un sencillo sistema que convierte el anclaje en parte de la estructura de hormigón que forma el encofrado, dotándole así de una mayor resistencia y evitando los trabajos accesorios de instalación que requieren otros sistemas de anclaje. La clave del nuevo sistema, bautizado como ‘Seguricorta’, es una pieza hueca de acero de 4 mm de espesor que se incorpora al hormigón mientras se fabrica la losa. Una vez fraguado el hormigón, la pieza queda indisolublemente fijada a la estructura dejando un hueco de 170 mm de profundidad que permite el enganche, mediante un pasador o cuña de anclaje, de los mástiles de sujeción tanto de andamios como de cuerdas o mosquetones, incluyendo también las horcas que sustentan las redes anticaída.

Un sistema versátil

La versatilidad del sistema ha sido una de las características que buscaba Corta para su idea. La colocación cada tres metros, en losas o en pilares, de estos puntos de enganche, permite dotar al edificio de una estructura permanente de anclajes, que puede ser utilizada para todo tipo de trabajos, tanto durante la construcción del edificio (encofradores, albañiles, pintores o antenistas), como para reparaciones posteriores. De hecho, ésto es ya una exigencia de la normativa sobre construcción, que obliga a los arquitectos a dejar antiestéticos ganchos en los aleros de los edificios. Con el sistema de Corta, cuando no se precisa hacer uso de los anclajes, los pequeños huecos quedan disimulados mediante tapones de plástico del color de la fachada.
Las pruebas realizadas por el empresario cántabro otorgan a sus anclajes una resistencia de 2.500 kilos, muy superior a los 1.800 que establece la normativa. “Con nuestro sistema –señala– superamos todos los coeficientes de seguridad, ya que su resistencia depende realmente de lo que aguante el hormigón”. El mismo sistema de anclajes puede utilizarse, mediante soldadura, en naves metálicas.
Corta, que ha patentado el producto en España, estudia la posibilidad de patentarlo también para Europa, donde existe una legislación para prevenir el riesgo de caídas muy similar a la española, y tampoco están resueltos los problemas de anclaje.

18.000 pesetas por vivienda

Tras dos años de estudios y pruebas, Corta ha comenzado a fabricar los anclajes en el taller que posee en Maliaño, y va a iniciar la distribución a través de los mismos almacenistas y distribuidores que, desde hace años, venden sus encofrados metálicos.
El empresario cántabro es también propietario de una empresa de alquiler de andamios situada en Madrid (ATE), y recientemente ha abierto un almacén de materiales para la construcción en Tenerife. Precisamente, es en este lugar donde se va a aplicar por primera vez su sistema de seguridad. Un gabinete de arquitectos tinerfeños lo ha incorporado a sus proyectos, marcando un camino en el que ha puesto sus mayores expectativas: la especificación en los proyectos de obra de los elementos de seguridad, incluyendo el sistema de anclaje.
En Cantabria, los primeros se van a aplicar en una promoción de chalets, y el inventor mantiene contactos para incorporarlos a otra que se hará en Albacete.
Una de las grandes ventajas del sistema, de cara al promotor, es su mínima repercusión en los costes del edificio –apenas unas 18.000 pesetas por vivienda–.

Nueva nave en Polanco

Corta se ha dotado de una máquina capaz de elaborar las piezas metálicas del anclaje en minuto y medio, en la que ha invertido 16 millones de pesetas, pero si el sistema alcanza la difusión que prevé, las dimensiones de su actual instalación en Maliaño se quedarán pequeñas. Además, la recalificación en urbano del suelo que ahora ocupa, le ha obligado a buscar una nueva ubicación en Polanco, donde levantará antes de final de año una nave de 4.000 m2 que albergará tanto la fabricación de encofrados metálicos como la del sistema de anclaje.
Según sus cálculos, la generalización de este nuevo sistema, podría crear 15 nuevos puestos de trabajo. Más impactante es aún el potencial económico que encierra esta idea, ya que si se aplicase en tan sólo el 20% del parque de viviendas que se construye en España, permitiría alcanzar una facturación anual cercana a los 500 millones de pesetas.

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