Turismo express

El área de servicio de Reocín no sólo va a permitir llenar el depósito de gasolina, comer en la cafetería-restaurante ‘El Mirador’ o, simplemente, tomarse un tentempié para seguir la ruta con buen ánimo. A partir de ahora, también se podrá dormir en ella, ya que la sociedad encargada de explotar la estación, Javel Oil Corporation, ha decidido responder a la carencia de infraestructuras hoteleras de la zona con la construcción de un hotel dentro del propio área de servicio, el Puerta de Santillana, que ha requerido una inversión cercana a los dos millones de euros.
Próximo a los núcleos urbanos de Torrelavega y Santillana del Mar, Reocín ya ocupa el duodécimo puesto en el ranking de población de Cantabria, con más de 7.000 habitantes, y seguirá creciendo muy deprisa ya que está prevista la construcción de casi 900 viviendas y de un centro comercial y de ocio, que va a disponer de 17 salas de cine y 2.500 plazas de aparcamiento.
El nuevo hotel, situado a tan sólo cincuenta metros del futuro entorno residencial, podrá atender las necesidades de alojamiento derivadas de este crecimiento, a quienes viajan por negocios e, incluso, a quienes llegan a la zona por placer, ya que pueblos cercanos como Suances, Comillas o Santillana del Mar suelen encontrarse desbordados en temporada alta, a pesar de la amplia oferta hotelera que han acumulado.
Por su emplazamiento, el nuevo hotel podría considerarse de carretera, pero no por sus características constructivas y equipamientos. Aunque está enfocado a clientes de paso, cumple los requisitos para su uso turístico, como el disponer de una piscina climatizada, “que siempre es un buen aliciente para hospedarse”, opina su gerente y promotor, Jorge de Benito.
El Puerta de Santillana tiene tres estrellas y su precio va a oscilar entre los 40 y los 70 euros por noche, en función de la temporada. pero, para Jorge de Benito, “no tiene nada que envidiar a otros de categoría superior”.

Desdoblarse

La empresa que posee y explota el área de servicio de Reocín (la sociedad Solares de Cantabria, a través de Javel Oil Corporation) aún no han decidido si cederá la gestión del hotel a una cadena ajena, dado que el grupo hasta ahora ha operado en el sector de los combustibles (posee varias estaciones de servicio en Cantabria y Asturias), pero no en el hotelero. Lo que sí saben es que el Puerta de Santillana puede duplicar su número inicial de habitaciones si consigue la acogida prevista, lo que no parece improbable si se tiene en cuenta que se encuentra en el eje de la región, muy cerca de donde se cruzan las autovías de La Meseta y del Cantábrico. La sociedad tiene licencia para levantar dos plantas más y la estructura está preparada para ese caso, lo que permitiría añadir otras treinta habitaciones más.
El hotel tiene 1.850 m2 construidos. En las dos plantas de alojamientos cuenta con 28 habitaciones dobles, varios salones, salas de lavandería –con un tubo para la ropa sucia– y offices destinados al personal de servicio. En el sótano, un garaje de 650 m2 permite guardar veinte automóviles, aunque los alojados también disponen del amplísimo aparcamiento en superficie de la estación de servicio.
En las instalaciones se han tenido muy en cuenta tanto las necesidades de los trabajadores como las demandas de la clientela, sobre todo, de las personas con movilidad reducida, para quienes se ha habilitado una rampa que evita las escaleras de la entrada, además de haberse adaptado una habitación y varios baños.
El establecimiento ha sido concebido como un hotel funcional sólo para dormir y, si acaso, para pasar algunas horas. Por eso, no cuenta con restaurante, sino con un salón de desayunos con capacidad para veinticinco personas: “Queremos vender camas y dar un servicio rápido. Quien quiera comer o cenar, tiene a su disposición el restaurante del área de servicio”, recuerda Jorge de Benito.
Aislado por un seto de brezo, se encuentra el jardín, dotado de una piscina climatizada para que los clientes puedan disfrutar de una temporada de baño algo más extensa de lo que suele ser habitual en Cantabria.

Materiales singulares

Diseñado por el arquitecto Angel Cea, el encargado de lidiar con el día a día de las obras ha sido el ingeniero Mario Cabezas, que también se encargó de la construcción del resto del área de servicio.
Tanto el hotel como la estación son singulares por el muro cortina y sus acabados atípicos. Jorge de Benito señala al respecto que el hecho de no haber tenido una urgencia especial a la hora de levantar el hotel –un proyecto decido desde que se puso en marcha el área de servicio– les ha llevado a cuidar cada detalle, tanto del exterior como del interior.
El suelo de la entrada es de piedra de moka combinada con pizarra y la fachada está formada por piezas únicas de hormigón prefabricado que se han trasladado hasta allí en transportes especiales y han sido colocadas con ayuda de una grúa. El panel de aluminio negro de la entrada ha sido importado de Inglaterra “por su estilo moderno y poco visto”, aunque eso ha retrasado la obra.
El resultado es una combinación de materiales que consigue dar un aspecto diferente a un hotel de estructura sencilla, aunque también se haya recurrido al ladrillo de cara vista, por su buena vejez. Todo ello, unido a las grandes cristaleras y los juegos de alturas y volúmenes confieren al edificio un cierto aspecto fabril.

Domótica

Por dentro, el Puerta de Santillana es un hotel luminoso con una línea decorativa sencilla, marcada por el uso de maderas claras –roble para las puertas y haya para el suelo de las habitaciones–. Los pasillos están vestidos con moqueta, para amortiguar los ruidos, y el pavimento de la recepción es amarmolado, lo que combina mejor con los pasamanos de acero inoxidable.
El nuevo hotel de Reocín ha incorporado muchos avances tecnológicos: sistemas de detección de incendios con sensores y alarmas, aspiración centralizada, calefacción y aire acondicionado a través de splits independientes, luces y tarjetas de acceso automáticas que funcionan por proximidad, etc. Todo el control está centralizado –desde la apertura y el cierre de las habitaciones hasta la ocupación de una estancia o el consumo de electricidad– a través de un sistema informático manejado desde la recepción del hotel.
Quizá lo más llamativo para un hotel de este tipo sea la amplitud de las habitaciones, que rondan los 25 m2 e incluyen un baño completo en acabados nobles. Sin cargo adicional,el cliente dispone de caja fuerte, televisión de 21 pulgadas, un par de teléfonos y hasta una zona WiFi pensada, especialmente, para los comerciales que necesiten establecer contacto permanente con sus empresas.
Un nuevo modelo de turismo

El área de servicio ya disponía de una gasolinera automatizada, dotada de 24 mangueras de repostaje, una zona de mantenimiento de vehículos y un aparcamiento para camiones de más de 4.000 m2–. También contaba con una tienda con zona de restauración, parque infantil y área de comunicaciones.
Para Jorge de Benito, su principal ventaja es la ubicación, muy cercana a poblaciones como Torrelavega o Santillana del Mar y próxima, también, a la Neocueva de Altamira. “El visitante que no sale del hotel, poco a poco está desapareciendo, sobre todo en una zona de gran oferta cultural y turística como ésta”, reflexiona. Y probablemente le dé la razón el hecho de que la mayoría de los países europeos, los turistas que viajan con su coche eligen hoteles de carretera, que les permite una gran movilidad.

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