Triax se instala en Santander

La oleada de grandes infraestructuras que se inició en Cantabria a finales de los años 80 con la construcción del Puerto de Raos y la Autovía del Cantábrico se encontró con muy pocas empresas locales que pudiesen hacer tareas tan especializadas como las de un laboratorio de control de calidad. No obstante, la región contaba con una cantera de profesionales muy cualificados, formados en la Escuela de Caminos de Santander y era cuestión de tiempo que cuajasen iniciativas empresariales en este terreno.
Un ejemplo es el del ingeniero de Caminos Jesús de Paz. El trabajo que desempeñó en 1991 como responsable de los estudios de geotecnia de la Autovía del Cantábrico a su paso por Castro Urdiales desembocó en una aventura empresarial, al fundar un laboratorio de control de calidad para la construcción, denominado Triax. Quince años después, aquella pequeña empresa iniciada con el respaldo de un grupo de conocidos ingenieros madrileños con los que De Paz coincidió en los trabajos de la Autovía, ha crecido hasta contar con una plantilla de cuarenta personas y se dispone a dar el salto a unas instalaciones mucho más amplias.

Nuevas leyes y más competencia

Un elemento clave de la nueva sede, que ha costado 1,7 millones de euros, es el laboratorio para el control de materiales, que va a ocupar 800 de los 2.700 metros cuadrados del edificio, de cuya construcción se ha encargado SIEC. Para Triax esta instalación es una baza de enorme importancia ante el creciente número de consultoras de ingeniería que surgen como consecuencia de la nueva normativa sobre edificación.
Cuando Triax comenzó su andadura, los estudios geotécnicos y el control de calidad de materiales o de la propia ejecución del proyecto sólo se solicitaban en las obras públicas. Para los promotores inmobiliarios las exigencias legales eran mucho menores, por lo que, salvo en obras de cierta relevancia o complejidad técnica, no era muy frecuente la intervención de un laboratorio que monitorizase el proceso de edificación.
Todo esto cambió a medida que entraron en vigor leyes dirigidas a elevar la calidad de las construcciones y a dar una mayor seguridad a los compradores de viviendas ante posibles defectos. La Ley de Edificación del año 2000, que obliga a garantizar por diez años los daños que puedan surgir en el edificio como consecuencia de los defectos estructurales de la construcción, abrió un amplio campo para los gabinetes técnicos independientes, que comenzaron a proliferar. Desde entonces, son los encargados de revisar los proyectos, realizar el informe geotécnico, visitar las obras y comprobar que la calidad del inmueble se ajusta a lo exigido por las aseguradoras contratadas para dar cobertura a las responsabilidades del promotor.
La entrada en vigor el pasado verano del Código Técnico de la Edificación ha venido a reforzar la intervención de los gabinetes de ingeniería, especialmente de los especializados en geotecnia, ya que presta una atención particular a la seguridad de los cimientos, dando a los análisis de los terrenos la misma relevancia en edificación que ya tenían en la obra pública.
El aumento de la carga de trabajo de las ingenierías también es producto del explosivo ciclo que desde hace diez años vive la construcción, que ha multiplicado los controles de calidad del hormigón, uno de los encargos más habituales.
La capacidad de Triax para prestar toda la gama de servicios que requiere el control de una obra es una de las claves del éxito. De Paz ha formado un equipo multidisciplinar, integrado por ingenieros de caminos, geólogos, ingenieros técnicos industriales, biólogos y técnicos de laboratorio para abarcar todas las fases del proceso de ejecución de una obra pública. Desde la redacción del proyecto, con el estudio geotécnico del trazado y de las cimentaciones de puentes, al análisis de los materiales empleados, pasando por el control de la sujeción de las biondas de seguridad de las carreteras, todo puede ser fiscalizado en estos laboratorios.

De las autovías a los ‘soplaos’

La actividad de Triax ha estado muy ligada a las autovías construidas en Cantabria. En colaboración con Apia XXI, autora de los proyectos, intervino en los tramos Torrelavega-Cabezón de la Sal y Cabezón-Lamadrid, de la Autovía del Cantábrico. Su relación con Apia le llevó, también, a trabajar en los estudios de geotecnia de varias obras públicas en Andalucía. Esas salidas al exterior se fueron reduciendo con el aumento de carga de trabajo en Cantabria, donde se ejecutaban infraestructuras de la importancia de la Autovía de la Meseta y con la reactivación del sector inmobiliario. Actualmente, Triax trabaja para Ferrovial en el control del tramo de autovía que se ejecuta entre Molledo y Pesquera, de especial complejidad técnica por la difícil orografía del terreno.
Las características de los suelos que se han utilizado en Cantabria para la promoción de polígonos industriales –marismas rellenadas o antiguas escombreras– también han proporcionado mucho trabajo a la empresa. Determinar si es o no preciso el pilotaje de una nave o la profundidad a la que debe hacerse es otra de sus tareas habituales.
Triax ha realizado los estudios de cimentación de varias empresas que se han asentado en polígonos como el de Morero (Guarnizo), situado sobre una antigua balsa de decantación minera. También ha colaborado en el control geotécnico del futuro Parque Empresarial Besaya, que se construye en Reocín sobre una gran acumulación de áridos depositados durante años por AZSA después de separarlos del mineral, lo que ha exigido un cuidadoso análisis de las condiciones que tiene ese suelo para soportar cargas.
Actualmente, la empresa de ingeniería colabora en la construcción de un parking subterráneo en El Astillero y en los trabajos geotécnicos previos a la instalación de las escaleras mecánicas que van a salvar parte del desnivel que hay en el santanderino Río de la Pila y entre las calles Isaac Peral y Vargas.
El espectacular argayo que hace un año dejó prácticamente incomunicado Polaciones durante 19 días fue resuelto con la participación de Triax que también trabaja para encontrar la forma de resolver los problemas de cimentación que está provocando el hundimiento del terreno en varios lugares de Camargo.
La aparición de estos soplaos podría deberse a cambios en los niveles freáticos por la sobreexplotación de acuíferos. Este problema de subsuelo exige técnicas de análisis que van más allá de las habituales calicatas, puesto que resulta necesario recurrir a métodos geofísicos de sondeo. Pero, tanto en estos casos como en otros de menor complejidad, la inversión que se hace en una correcta cimentación o el control de calidad de la edificación contribuyen a evitar reparaciones que suelen resultar mucho más costosas a la larga.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora   

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios