Seguros para tiempos de crisis

Ha tenido que fraccionar los pagos, abaratar las primas, reducir en algunos casos las coberturas o idear nuevas fórmulas para adecuar las pólizas a la capacidad económica de la clientela, pero el sector seguros se ha mostrado como uno de los más estables ante la crisis financiera. El crecimiento global del pasado año fue pequeño (tan solo un 1,4% en el volumen total de primas) pero crecimiento al fin y al cabo, algo que no pueden decir muchos otros sectores económicos. Tan solo en el ramo de automóviles se registraron descensos significativos, que llegaron hasta el 6,5%, como consecuencia del parón que sufrió la venta de vehículos. Sin embargo, esa bajada se vio compensada por los buenos resultados de otros ramos, como el de vida, que incluye los planes de pensiones.
Lo más significativo es que no sólo se han sostenido los seguros tradicionales, sino que el sector ha impulsado nuevas coberturas como respuesta a los riesgos que entraña la paralización de la actividad económica. Algo que demuestra una capacidad de adaptación que permite augurar un nuevo incremento de los ingresos este año, en que se espera un crecimiento de las primas del 3,8%.

Nuevos seguros para nuevos tiempos

Va a colaborar en la remontada la contratación de un nuevo seguro, el de responsabilidad ecológica, una nueva exigencia legal que entrará en vigor este mes para todas aquellas empresas que por su actividad puedan causar daño al medio ambiente. Ya no se tratará, como hasta ahora, de asegurar la responsabilidad civil para prevenir una posible indemnización, sino de cubrir los gastos causados por la reparación de los daños que se hayan podido causar al entorno hasta reponer la situación a su estado original.
La Ley también ofrece la alternativa de presentar un aval o constituir una reserva, pero los expertos están convencidos de que la práctica totalidad de las empresas se decantará por este seguro verde, habida cuenta de las dificultades para obtener financiación. Si esto es así, se generará un nuevo negocio en primas para las aseguradoras cercano a los 50 millones de euros.
También están relacionados con el medio ambiente los nuevos seguros ligados a la puesta en funcionamiento de los parques eólicos. En este caso, se trata de cubrir los gastos y la pérdida de rendimientos que se derivan de la avería de un aerogenerador o de la responsabilidad civil por los daños que accidentalmente puedan causar estas máquinas o los tendidos a terceros.

Una respuesta a la crisis

Lejos de adoptar una actitud defensiva ante la crisis económica, el sector de los seguros ha buscado nuevas oportunidades en una coyuntura marcada por la drástica caída de la construcción, la incertidumbre laboral o las dificultades por las que atraviesan muchas empresas.
En construcción, se ha desmoronado el seguro decenal, que tanto juego ha dado a las aseguradoras desde su entrada en vigor en el año 2000. El parón del sector inmobiliario, en el que prácticamente no se inician nuevas promociones de viviendas, ha cegado esta fuente de ingresos. Sin embargo, la caída en la ventas de pisos ha animado a los promotores a explorar otra vía para dar salida a esas nuevas viviendas, la del alquiler. Esto le ha abierto a las aseguradoras la posibilidad de ofertar una póliza que cubre el riesgo de impago y que está teniendo buena acogida por parte de las inmobiliarias.
Es la misma modalidad de seguro a la que suelen acogerse los propietarios particulares que deciden alquilar sus viviendas y que ha experimentado un notable alza en los últimos tiempos. Nada menos que el 85% de los alquileres que se realizan en España tienen ya seguro de impago frente al 64% que se registraba hace un año, según datos de la Asociación para el Fomento del Alquiler y Acceso a la Vivienda (Arrenta). Y es que cada vez son menos los propietarios que se atreven a arrendar sus pisos sin garantizarse el cobro de la renta, aunque no todas las comunidades autónomas están sensibilizadas por igual. De hecho, Cantabria, con apenas un 42% de arrendamientos asegurados, es una de las regiones con tasas más bajas, mientras que Andalucía, Cataluña o Madrid superan el 80%
También relacionada con la incertidumbre que genera esta ya larga recesión, se encuentra otra modalidad de seguro, el de protección de pagos en caso de desempleo o de incapacidad temporal. Esta póliza, nacida prácticamente con la crisis económica, asegura el pago de las cuotas de la hipoteca ante la eventualidad de que el suscriptor del préstamo no pueda hacer frente temporalmente a esos pagos. Una posibilidad nada remota en un escenario de desempleo como el actual. Este seguro se ha convertido en una herramienta habitual tanto para el comprador como para la entidad financiera, y ya forma parte de las garantías que suelen acompañar al crédito hipotecario.
Otra modalidad que estos tiempos de inquietud económica ha puesto en alza es el seguro de responsabilidad civil de administradores y directivos de sociedades. Con él se da respuesta a la exigencia de responsabilidades por una posible mala gestión que, en caso contrario, recaerían sobre los bienes particulares de los imputados.
En Cantabria hay todavía un largo camino por recorrer en esta modalidad, ya que somos la cuarta comunidad que menos pólizas ha suscrito para cubrir esta eventualidad. Un dato que puede reflejar la escasa cultura empresarial de nuestra región.

La buena salud de los seguros médicos

Si hay un campo en el que los seguros pueden servir de complemento a los servicios que presta el estado de bienestar, es el de la sanidad. También aquí nos encontramos con una modalidad en alza, la de los seguros médicos que entidades como SegurCantabria han decidido impulsar con fuerza, aprovechando los canales de comercialización que le ofrece su empresa matriz, Caja Cantabria.
Las listas de espera para acudir a un especialista, y el deseo de una atención más rápida y personalizada están detrás del creciente interés por este tipo de seguros, aunque el potencial paciente sepa que, en caso de necesitar una atención médica o quirúrgica muy especializada, puede acudir a una sanidad pública con la calidad de centros como Valdecilla.
Para hacer más accesible este seguro, SegurCantabria ha diseñado cuatro tipos de pólizas. En las dos de mayor nivel de cobertura se puede acudir a todos los profesionales incluidos en el cuadro médico que contempla el seguro y a cualquiera de los centros hospitalarios concertados, entre los que se encuentran algunos tan conocidos como la Clínica Universitaria de Pamplona, la clínica Ruber o la Quirón. También se abre la posibilidad –en la modalidad más cara– de acudir al especialista que se desee, aunque no figure en el cuadro médico, y la aseguradora reembolsa al suscriptor de la póliza entre el 80% y el 90% de los gastos.
Las apreturas económicas también se han tenido en cuenta a la hora de diseñar este nuevo producto y caben otras dos modalidades más baratas en este seguro médico: el copago, que obliga a abonar una pequeña cantidad por cada acto médico –y, a cambio, la prima es inferior– y la póliza que excluye los gastos de hospitalización.

Mercados maduros y emergentes

La incertidumbre económica abre nuevas posibilidades de negocio pero quita otras. Por ejemplo, ha generado la anulación de bastantes pólizas de automóvil (probablemente, las que daban cobertura a segundos y terceros coches de la familia). Otros ramos también masivos, como los seguros del hogar, han capeado mejor la crisis.
El del automóvil es el seguro en el que más se ha notado la irrupción de canales de comercialización telefónicos y on line, muy agresivos en las tarifas. La tendencia a la baja de los precios que han impulsado puede cambiar este mismo año, según los profesionales de la mediación en el sector, a consecuencia de la subida del IVA, que tendrá su reflejo en las primas por las reparaciones realizadas en los talleres, y, sobre todo, con la presumible alza de las indemnizaciones por lesiones, que aún están muy alejadas de la media de la Unión Europea.
Pero si el de los automóviles es un ejemplo de mercado maduro, hay otros ramos con un prometedor futuro. Es el caso de los planes de pensiones, donde los repetidos mensajes que anuncian el retraso de la edad de jubilación o la aplicación de un régimen más restrictivo por parte de la Seguridad Social no hacen sino incentivar la contratación de planes privados. Algo especialmente recomendable en el caso de los trabajadores autónomos, cuya pensión para la base mínima de cotización (actualmente fijada en 841,8 euros), no pasa de los 649 euros.

Dos canales que compiten

Las dificultades económicas han complicado aún más el trabajo de los corredores de seguros en su tradicional competencia con el canal de comercialización creado por la banca. Por un lado, los asegurados se dejan tentar por los productos más baratos y valoran menos el asesoramiento o la experiencia que aporta un mediador. Además, las restricciones en el crédito y el descenso en el volumen de las operaciones financieras ha provocado que bancos y cajas se vuelquen más en el campo de los seguros, según el secretario general de la Fecor (Federación de Organizaciones de Corredores de Seguros de España), el cántabro Hilario Pesquera. La queja de este colectivo apunta a lo que entienden como una competencia desleal, al prevalerse la Banca de una posición de fuerza frente al peticionario de un crédito para vincular de manera tácita a esa operación la contratación de algún seguro, aunque legalmente tiene prohibido hacerlo.
El resultado es un escenario poco halagüeño para los brokers de seguros: “Se ha producido una convergencia de bastantes factores que han agudizado la crisis –explica el corredor de seguros Manuel Mora–. El precio se valora más que un asesoramiento correcto; la competencia es brutal entre las compañías de seguros; el canal de la Banca vincula la concesión de créditos con operaciones de seguros y, encima, todo el mundo te pide una rebaja amparándose en que estamos en crisis”, concluye Mora.
Este mismo profesional advierte de los riesgos en que incurren muchas de las personas que han optado por anular seguros a la espera de tiempos mejores: “No llegan a sensibilizarse de lo importante que es asegurar su patrimonio en tiempos de crisis”, señala.
El recurrir a un mediador profesional no supone un recargo en el precio del seguro. La prima que se paga a la aseguradora ya contempla la comisión del corredor que, como media, se sitúa en el 12%, según las estadísticas de la Dirección General de Seguros.
Los corredores, al no estar vinculados a ninguna aseguradora, están obligados a presentar a su cliente tres propuestas diferentes del tipo de póliza por el que se interesen. Además, deben contar con un seguro de responsabilidad civil, por si cometen un error en su gestión que depare algún daño a terceros, y a un afianzamiento de cantidades. Un control riguroso para unos profesionales que aportan un valor añadido con su capacidad de asesoramiento, aunque en este terreno no están solos: “Hay que intentar romper el tópico de que el canal de banca tiene menos capacidad de asesoramiento” –rebate Silvia Rodríguez, directora de SegurCantabria–. “Todas las entidades financieras tenemos una empresa especializada en seguros y damos formación a nuestra red de distribución, así que ese temor de ninguna manera es real y cada vez tenemos mayor número de clientes”, añade.
Dos diferentes maneras de llegar al destinatario final de un producto, el seguro, en el que todavía nos movemos en cifras alejadas de nuestro entorno europeo.

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