Las basuras ya viajan por tubo en Santander

El sistema de impulsión de las basuras por aire no es nuevo. A pesar de que la instalación del Barrio Castilla-Hermida es pionera en Cantabria, funciona en Suecia desde los años sesenta. Tampoco es una novedad en España. La recogida neumática lleva varios años instalada en algunas capitales de provincia y ciudades como Majadahonda o Aranjuez. Los barceloneses fueron los primeros en experimentar con este peculiar sistema de recogida, aprovechando el lavado de cara de la capital condal en las olimpiadas de 1992.
Las calles tienen varios buzones para el depósito de las basuras, cada uno de los cuales está conectado con la tubería general de 50 centímetros de diámetro que recorre el subsuelo y transporta los residuos, separados por tipos, hasta la planta de recogida, situada en el Parque de La Marga.
El sistema es estanco. Cuando los técnicos de la central lo deciden, se abre una válvula que crea una fuerte succión de aire para aspirar las bolsas y los residuos empiezan a moverse, sin más ayuda, hasta el punto de recogida general.
El proceso se hace más complejo al incluir prioridades para las calles que han completado el llenado de los buzones. Cada una cuenta con seis de estos buzones: Dos de color verde, en los que se recoge la basura orgánica; uno amarillo, para los envases; otro azul, para el papel, y dos más, situados al principio y al final de cada calle, para el vidrio.
El sistema es tan flexible que permite la recogida de cada tipo de basuras calle por calle o hacer una recogida general de todas las conectadas al sistema: Castilla y sus transversales, y Antonio López con sus aledañas. Las células fotoeléctricas instaladas en los buzones permiten conocer en todo momento cuál es el nivel de llenado de cada uno ellos.
El sistema, por tanto, no necesita un constante funcionamiento y gracias a un programa informático, puede diferencia cada calle y cada tipo de residuo lo que permite efectuar una recogida selectiva de basuras orgánicas, envases o papeles.

La basura viaja bajo nuestros pies a 25km/h

Bajo los buzones, en el subsuelo, se ha instalado un depósito con capacidad de 1,5 m3 para contener los residuos hasta que son aspirados. El proceso está tan automatizado que sólo dos personas, desde La Marga, controlan un sistema que elimina la recogida callejera y sólo necesita que los camiones acudan una vez al día al centro de tratamiento para trasladar la basura, ya compactada, al vertedero de Meruelo.
El mecanismo de aspiración es eficiente y tan rápido que las bolsas viajan a una velocidad de 25 km/hora. Una bolsa arrojada en la calle Columna Sagardía tardará pocos segundos en llegar a La Marga. Si se deposita en Antonio López, el lugar más alejado del centro de recogida, el tiempo de viaje por el tubo es inferior a los cinco minutos.
Cuando las bolsas llegan al centro de recogida, las tolvas vierten el contenido en los diferentes depósitos. Uno para cada fracción. Cada uno de ellos puede almacenar hasta quince toneladas pero, para conseguirlo, las basuras son compactadas previamente, para que ocupen el menor espacio posible.
Cuando se completa el depósito, un ascensor lo saca a la superficie, ya que el centro de recogida es subterráneo. Allí, una grúa lo monta sobre el camión que lo traslada hasta el vertedero de Meruelo y lo devuelve a su ubicación original al final del proceso.

Un proceso limpio

En ningún momento es posible ver ni oler la basura. Tampoco en el propio centro. Los residuos llegan por la tubería, se compactan automáticamente, se introducen en los depósitos y se cargan en los camiones. Rápido, limpio y eficiente.
Pero ¿qué pasa con el aire que se utiliza para la impulsión por los tubos? Todo el proceso depende de ese aire que se capta del exterior y que, una vez en La Marga, se separa de la basura por depresión y se devuelve a la calle, filtrado y limpio. Por tanto, el sistema no produce otras repercusiones ambientales que el evitar la contaminación y los ruidos generados por los camiones de recogida callejera.
El Ayuntamiento de Santander se ha esforzado durante todo este tiempo en trasladar a los vecinos la necesidad de separar sus basuras y aprender a manejar el sistema. En realidad, si no se vierten diferenciadas o se hace un mal uso del sistema, la recogida neumática pierde gran parte de su utilidad.
El uso es simple, pero exige cierto grado de colaboración. Cada buzón dispone de dos métodos de apertura, con un pedal y una palanca manual, que facilita el uso a las personas con discapacidades.

Colaboración ciudadana indispensable

Un piloto de color rojo parpadeante informa a los usuarios de que el buzón está lleno y debe usar uno distinto. A los comerciantes de la zona se les ha entregado una tarjeta similar a las de crédito para que puedan depositar las bolsas industriales de 80 litros. La tarjeta acciona un mecanismo que abre una trampilla donde arrojar este formato de bolsa.
A lo largo de las últimas semanas, la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento santanderino ha realizado reuniones con los vecinos para informarles de las novedades. Las personas encargadas de realizar estos cursos formativos han constatado que muchos de los usuarios carecen de conocimientos en torno al reciclaje, lo que relacionan con el alto porcentaje de población inmigrante que se ha asentado en el barrio.
La recogida neumática no puede usarse con el vidrio, que seguirá siendo retirado por métodos tradicionales, aunque también será soterrado. Las botellas ocasionan abrasiones a las tuberías que reducirían la vida útil de un sistema previsto para durar 40 años.
Han pasado ya algún tiempo desde que la recogida de residuos en Santander se hacía de forma manual, las bolsas se apilaban junto a los árboles y el camión pasaba por las calles ocasionando atascos y malos olores. Sin embargo los planes de urbanismo municipales siguen sin obligar a los promotores de nuevas viviendas a incluir este sistema de recogida de basuras, lo que evitaría que las calles se perforen en el futuro, con el enorme gasto que ello supone para las arcas públicas.
Esta obra, ejecutada por Ascan y con tecnología de Envac, empresa pionera del sector en toda Europa, ha costado 20 millones de euros, y buena parte del dinero se ha gastado en construir el entramado de tuberías. Por eso, costará generalizar en toda la ciudad este procedimiento que evita los contenedores. Por el momento, avanza por Antonio López y comenzará en breve por la calle Alta e Isaac Peral.

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