La obra pública amortigua la caída de las ventas de hormigón
Cuando se paraliza el ámbito en el que se mueve cualquier empresa, sólo cabe buscar nuevos clientes más lejos, pero si su producto no puede viajar, el futuro es incierto. Afortunadamente, para los fabricantes de hormigón preparado que operan en Cantabria, el porvenir parece un poco menos oscuro que el de sus colegas de otras comunidades españolas. El inicio de nuevas promociones inmobiliarias está sufriendo el mismo colapso que en el resto del país pero la autovía entre Solares y Zurita, la Ronda de la Bahía, la ampliación del aeropuerto de Parayas y el futuro tercer carril entre Santander y Torrelavega garantizan a medio plazo un nivel de actividad ‘aceptable’, según el presidente de la Asociación Cántabra de Fabricantes de Hormigón Preparado, Javier Arruti.
No obstante, estas obras sólo beneficiarán a las plantas más próximas al lugar donde se ejecutan, ya que el hormigón no admite grandes desplazamientos. En las zonas de la región donde no hay obra pública de relieve en marcha, la producción de hormigón ha caído ya a la mitad. Se calcula que el frenazo en la construcción va a dejar huella este año, con un zarpazo del 20% en la producción de hormigón, pero los fabricantes temen más lo que pueda pasar en 2009, cuando creen que la caída alcanzará el 35%.
A pesar de que los primeros síntomas de crisis en el sector inmobiliario se detectaron en octubre, en los nueve primeros meses del pasado año –últimos datos disponibles por la Asociación– se había notado ya un cambio de tendencia. Frente al permanente incremento de los años anteriores, se fabricaron en Cantabria 896.000 m3 de hormigón, un 3,7% menos que en el mismo periodo del año anterior. La Asociación presume que, al agravarse, esta evolución negativa acabará por afectar a una parte de las 600 personas que trabajan en el sector, a través de reajustes de plantillas.
Tampoco se puede descartar el cierre de alguna de las plantas hormigoneras, aunque siempre cabe su reconversión en fábricas de mortero seco, un producto que, al contrario de lo que ocurre con el hormigón, sí viaja bien. Otros productores optarán por la entrada en el negocio de los prefabricados, para consumir parte de la producción que no encuentra mercado, aún a riesgo de inmiscuirse en un sector que forma parte de su clientela.
Preocupación por las canteras
Para hacer frente a un escenario mucho menos favorable que el vivido hasta ahora, el sector hormigonero cántabro cuenta con unas ventajas que no se dan en otras comunidades, al estar menos atomizado. Las empresas cántabras superan el tamaño medio y muchas cuentan con dos o tres plantas. Los veinte fabricantes locales suman 31 centros de elaboración, desperdigados por la geografía regional, aunque el mayor número se concentra en el arco de la Bahía y en el corredor del Besaya, los dos grandes ejes del consumo.
Otra fortaleza de las hormigoneras cántabras es contar con canteras propias, lo que les da el control de su principal materia prima –la caliza– y un mayor valor añadido.
De hecho, una de las preocupaciones del sector está relacionada con las restricciones a la apertura de nuevas canteras. Un tema especialmente delicado, por las repercusiones medioambientales que conlleva esa actividad, pero de cuya resolución depende el futuro de las plantas de hormigón, según los fabricantes. “Dentro de unos años en Cantabria habrá problemas de áridos, como ya los hay en otras autonomías, y el horizonte puede ser negativo si no se autorizan nuevas canteras”, advierte el presidente de la Asociación, Javier Arruti. Un horizonte que el propio Arruti ha situado en ocho o diez años.
ANEFHOP, la patronal del sector, también pretende que la Administración dé prioridad como suministradores de las obras públicas a los fabricantes de hormigón con certificaciones de calidad y que se valoren las buenas prácticas en materia de prevención de riesgos o de protección medioambiental. Sería la manera, en palabras del director general de la Asociación Nacional, Francisco Javier Martínez de Eulate, de evitar la “competencia desleal” de quienes no cumplen estos requisitos.