El patrimonio ya se puede visitar de forma virtual

Planta, perfil y alzado. Algunos todavía tienen pesadillas con aquellos conceptos de dibujo lineal que intentaron comprender en sus años de colegio. Pedro Caramés, por el contrario, siempre lo vio claro. Era capaz de imaginar las dimensiones de cualquier objeto y de modelarlo en la realidad, lo que le convirtió en un gran amante de las maquetas. Años más tarde, tras estudiar Decoración y Arte Publicitario en la escuela de diseño Montes de Neira de Santander, estuvo preparado para convertir aquella afición en un negocio con ayuda de las nuevas tecnologías.
En el año 2000 se estableció como autónomo hasta que en 2008 decidió contratar a más personas, porque era incapaz de abarcar todos los encargos por sí solo. Un año más tarde nacía Creaciones Semarac.
Esta experiencia de más de una década es difícil de intuir a primera vista, ya que este joven emprendedor apenas ha cumplido los 33 años y la edad media de su personal fijo, integrado por dos diseñadoras industriales y una delineante, no supera los 27.
Al principio, su actividad se centraba en la infografía urbanística, sobre todo en los años del boom del ladrillo, cuando todos los promotores utilizaban esta herramienta para hacer más atractivos los pisos “y eso que se vendían todos”, dice Caramés. Hoy, con la obra pública y la privada agonizando, la empresa de Caramés se vuelca en otros proyectos, entre ellos la reconstrucción virtual de piezas únicas de nuestro patrimonio cultural, como la biblioteca Menéndez Pelayo, el Museo de las Bellas Artes, la Biblioteca Central de Cantabria o, próximamente, el Palacio de la Magdalena.
Cualquier ciudadano del mundo puede visitar por Internet una réplica exacta de un edificio de nuestro patrimonio arquitectónico, de unos restos arqueológicos o de un entorno natural y desplazarse por ellos como si se tratara de un videojuego. Una oportunidad inmejorable tanto para divulgar estas joyas como para preservarlas, sobre todo aquellas que en el mundo real han de permanecer cerradas para evitar el deterioro, como las Cuevas de Altamira.

Paseos virtuales

Pedro Caramés reconoce que entraron en el desarrollo de videojuegos casi por casualidad, cuando les encargaron el proyecto de la nueva plaza del Ayuntamiento de Santander. Para ofrecer algo distinto, se les ocurrió presentar la plaza con una aplicación gráfica, de forma que los arquitectos encargados de la obra pudieran ver cómo iba a quedar antes de construirla. La presentación les permitía pasear por ella y contemplar este espacio público tan representativo de la ciudad desde distintas perspectivas y controlar hasta el más mínimo detalle.
Mientras la plaza estuvo en construcción la presentación gráfica sólo fue una herramienta interna pero, tras divulgarse a través de los medios de comunicación empezaron a surgirles proyectos similares. Para el PCTCAN han desarrollado infografías de todos los edificios, presentaciones en realidad virtual y, recientemente, la señalítica completa.
También están aplicando esta tecnología de videojuegos a la presentación de pisos por internet, por encargo de promotores privados, a través de un motor que permite sobrevolar la casa y caminar por su interior como si el cliente estuviera físicamente dentro de ella. Al atractivo visual de la presentación se suma la posibilidad de combinar materiales o de ver las estancias con o sin mobiliario.
No obstante, Semarac ha tenido que reinventarse para minimizar las consecuencias de la parálisis del mercado inmobiliario y es que, como reconocen, “ahora quedan pocos proyectos de construcción, cuando antes trabajábamos en veinte a la vez”.

Aplicaciones médicas

Si antes le tocó el turno a la construcción, ahora ha llegado el momento de aplicar la realidad virtual a otros entornos como el cultural (el proyecto estrella es la reconstrucción virtual de museos en 3D) y el sanitario, donde ya han pisado fuerte con un videojuego enfocado al análisis de niños con problemas de atención para la empresa Nesplora. Este proyecto, supervisado por médicos de la Clínica de Navarra, ha despertado un gran interés mediático, dado que sirve para diagnosticar de forma rápida y nada invasiva este trastorno, conocido como TDA-H. El niño solo tiene que ponerse auriculares y unas gafas 3D y el sistema recoge información sobre su comportamiento en un entorno virtual muy parecido al escolar.
“Todo se puede dibujar a mano y modelar en 3D”, dice Caramés, convencido de que las utilidades de los videojuegos no han hecho más que empezar. A él no le interesa competir con los cientos de firmas dedicadas al ocio, porque en España tampoco hay empresas del sector que puedan demandarlo: “Somos cuatro personas y hacemos videojuegos económicos y no de los que cuestan millones de euros y en los que trabajan, sin exagerar, 5.000 personas”, aclara.

Realidad aumentada

Cada nueva herramienta que permite recrear la realidad e interactuar con ella abre una oportunidad de negocio para Semarac. De hecho, ya han entrado de lleno en la llamada realidad aumentada, que sirve para ampliar la información de una maqueta con todo tipo de contenidos audiovisuales. Esta tecnología la han puesto a prueba en una revista gratuita llamada ‘Un magazine’. El lector coloca delante de la webcam marcas de realidad aumentada que aparecen salpicadas entre los anuncios o artículos y sobre las páginas se muestran contenidos virtuales con los que puede interactuar. “Poder incluir videos, audios u objetos en 3D en una revista real es el futuro”, apunta Caramés.
Otro campo emergente relacionado con la imagen en el que están haciendo pruebas es el mapping que consiste en proyectar imágenes sobre grandes superficies como la fachada de un edificio. Además, hace tiempo que ayudan a empresas e instituciones a tener mayor visibilidad dentro de Google Earth, un programa informático que combina imágenes de satélite, mapas y datos del buscador para ver imágenes a escala de un lugar específico del planeta.
El mundo de la geolocalización lo conocen bien porque son los autores del mapa oficial de Santander que se reparte en las oficinas municipales de turismo y que, desde hace poco, puede descargarse en el móvil con ayuda de un código bidi, otro avance tecnológico para contener información codificada.
Los visitantes también se cruzan con trabajos suyos en puntos de interés turístico, como el Palacio de la Magdalena, para el que dibujaron a mano los animales que aparecen en los paneles del recinto, un tipo de encargo poco frecuente porque es más caro y lleva más tiempo que la infografía en 3D. No obstante, poco a poco pretenden incorporar todas estas nuevas tecnologías en una guía turística de Cantabria completamente distinta a las que hasta ahora hemos conocido y es que el mundo virtual va camino de ser tan auténtico como el real.

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