El grupo Cropu crea una planta de ejes de amortiguador en Guarnizo

Los fabricantes de piezas para la automoción no parecen arredrarse por la aparición de nuevos competidores en el Este y siguen apostando por Cantabria. Componentes y Conjuntos, la empresa del grupo burgalés Cropu, ha levantado una nueva planta en el polígono de Guarnizo, donde ya estaba asentada desde 1984, para producir los vástagos de los amortiguadores, y lo hará aplicando una tecnología propia. De esta forma, será la primera compañía en ofertar a los fabricantes europeos de amortiguadores la posibilidad de subcontratar esta pieza, que ahora han de hacer por sí mismos.
Para producir los vástagos, Componentes y Conjuntos ha realizado una inversión de 5,5 millones de euros en habilitar una nave de 3.000 m2 con una línea de fabricación que automatiza todos los procesos de templado, mecanizado, cromado, horneado, etc. La familia Basconcillos, propietaria del grupo Cropusa, está únicamente a la espera de la homologación de las piezas por las firmas de amortiguadores para empezar la producción en serie.
Por el momento, la nueva fabricación sólo ocupa un tercio de la superficie que suman las instalaciones que ya poseía de la antigua Recansa y una nave adquirida a Lunagua. Una reserva de espacio tan importante garantiza el poder atender el potencial de crecimiento del nuevo producto, que no habrá entrado en fase de madurez comercial hasta el 2008. Para entonces, la familia Basconcillos confía en que aporte entre el 30% y el 35% de la facturación de Componentes y Conjuntos, que el pasado año ascendió a 9,5 millones de euros. En esa fecha, la nueva planta sumará ya una treintena de empleados, que vendrán a sumarse al centenar con que cuenta actualmente Componentes y Conjuntos.
El 80% del mercado de los vástagos está en la Unión Europea y en esto coincide con otros productos fabricados por la empresa de Guarnizo, especializada en recubrimientos electrolíticos de bisagras y otras piezas destinadas a automoción, así como en la fabricación de pistones de freno en acero y en aluminio.
Fue la existencia en Cantabria de algunos clientes dedicados a la fabricación de bisagras, como Edscha, o de componentes de frenos, como Robert Bosch, lo que animó al grupo familiar Cropu a asentarse en la región. Para ello creó la empresa Recansa, que fue integrada en Componentes y Conjuntos, cuando en 1999 el grupo decidió abrir una segunda fábrica en Cantabria. Esta planta trata cada día 40.000 pistones de freno y por la línea de recubrimientos electrolíticos pasan al año 18.000 toneladas de productos.

La internacionalización del Grupo Cropu

Las expectativas de crecimiento del Grupo Cropu también se proyectan hacia el exterior y, como ha hecho el grupo Bravo, tiene previsto dar el salto hacia los países de Europa del Este. Ambas han optado por instalarse cerca de las plantas de montaje de coches y los fabricantes de componentes que han abierto allí nuevas plantas, para aprovechar la relación que ya les une como proveedores y, sobre todo, para no quedar al margen de una evolución de los mercados internacionales.
Siguiendo esta estrategia, el grupo Cropu va a abrir una planta en Polonia, el próximo año, para fabricar pistones de freno y aplicar recubrimientos electrolíticos. La inversión necesaria se aproxima a los 15 millones de euros y la plantilla prevista es de 60 personas. Significará la internacionalización de este grupo burgalés que cuenta en su ciudad de origen con otras tres fábricas, y que suma ya 700 empleos.

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